Era una tarde de primavera casi de noche, una tarde de trabajo duro en el estudio salimos a dar un paseo de la mano, le miré a los ojos, sentía que algo especial iba a pasar aquella tarde.
Necesitábamos vaciar nuestras mentes, llevábamos casi un año esperando a que se nos aceptasen los papeles de adopción, podíamos tener hijos pero nos apetecía brindarle esa segunda oportunidad a un pequeño, paseamos hasta agotarnos, y nos sentamos frente al mar, estuvimos mirando y dándonos mimos y caricias, al volver a casa pasamos por un callejón oscuro y oímos algo que desde luego nos impacto
