[5] Un año

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Quedaban apenas unos minutos para dar lugar al atardecer, y todo apuntaba a que sería una noche despejada y con la temperatura perfecta. Volkov llevaba alrededor de una hora eligiendo qué traje ponerse, quería ir lo más perfecto que pudiese. Al final acabó escogiendo su habitual traje gris. Se encontraba enfrente del espejo, sus ojos mostraban que había estado toda la tarde de aquel día llorando. Dio un largo suspiró y se echó agua en la cara. Acto seguido se apoyó otra vez en el lavabo concentrándose para que sus ojos no derramaran más lágrimas.


No había cenado, tampoco lo haría ya que no le cabía nada en el estómago debido a que se encontraba algo nervioso.


Cuando la noche cayó al fin se dispuso a coger las llaves y una pequeña nota que había escrito horas antes. Salió de su apartamento, fue al parking, arrancó su coche y condujo camino al cementerio. Hoy se cumplía un año de la muerte de Horacio.


Conway le aconsejó que no fuese sólo y él mismo se ofreció voluntario para acompañarle, pero Volkov sabía que no estaría sin compañía, que en algún sitio estaría Horacio escuchándole.El camino al cementerio se le hizo corto, el corazón aún así le seguía latiendo con fuerza.


La tumba de Horacio era la que más flores tenía del cementerio y es que Volkov se encargaba de ir todas las semanas a visitarle y siempre le dejaba un ramo de flores diferente. Sin embargo esta vez no tenía flores para dejarle, tenía una carta que había escrito que era como su corazón, ya que lo había escrito totalmente con él.


Volkov estuvo un largo rato mirando su tumba, a pesar de haber pasado un año de su muerte todavía no lo asumía, ni quería hacerlo.


Se sacó la carta del bolsillo del pantalón y empezó a leerla.


-Hola Horacio. Hoy se cumple un año desde que te fuiste y no hay ningún maldito día en el que no piense en ti. Otra persona diría que las cosas siguen igual por la ciudad pero claro que no están igual, no estás tú. -tragó saliva y tomó una pausa durante un instante para contener las lágrimas -Ojalá todas las personas fueran como tú, tu manera de ver el mundo era maravillosa. Me apoyaste cuando tú necesitabas más apoyo aún. Le dabas abrazos a todo el mundo cuando tú eras el que más los necesitabas. Te juro, Horacio, que me siento un estúpido por haberte dejado escapar y no puedo dejar de pensar en lo que podríamos haber sido. Ahora mismo... Quizá estaríamos los dos juntos hablando... O abrazados. No sabes lo que daría por volver a sentir un abrazo tuyo. Eran el mejor lugar donde he podido estar, siempre lo supe y no dije nada. Quise obligarme a no sentir aquello, pero para cuando me quise dar cuenta ya no estabas. No dije nada, Horacio, y ahora me siento imbecil. Y ahora te digo todo lo que no me atreví a decirte, eras mi luz Horacio, mi guía. -cerró los ojos y se llevó las manos a la cara, trataba de no llorar pero ya era imposible. Empezó a llorar desconsoladamente y se puso de rodillas en el césped -Por favor, Horacio, vuelve... Por favor... No quiero no estar a tu lado, por favor. -para el ruso hablar cada vez se le hacía más difícil. -Te quiero muchísimo. -Volkov trató de calmarse, se prometió a sí mismo no llorar. 


Una extraña brisa cálida le hizo tranquilizarse, en ese momento se sintió acompañado. Abrió los ojos y una pequeña mariposa azul que estaba revolotenado se le posó en la nariz. Volkov cerró los ojos y sonrió. Horacio siempre hallaba la forma de calmar el corazón del ruso.

Au's VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora