Todo Está Bien - Emiliaco

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Emilio desde pequeño mostró su manera única de ser, algunos lo consideraban como un niño muy educado, debido a que siempre mantenía en perfecto orden, además que él mismo se imponía horarios para las actividades que debía hacer.

Pero con el paso del tiempo su papá se dio cuenta de que el rizado, quería todo en absoluto orden y sino lo estaba se ponía bastante mal.

El padre del rizado intentó ayudarlo, aunque en un punto fue imposible, pues su hijo había mostrado que diferentes cosas le causaban ansiedad, provocándole varios ataques.

Recurrieron a un profesional cuando Emilio tenía ocho años, la psicóloga duró más de un mes evaluando al pequeño, para dar una conclusión bastante interesante. El rizado tenía trastorno de ansiedad no especificado, si quizá el diagnóstico no decía mucho, pero al menos sabía que tenía.

El trastorno no especificado, es casi un "no sabemos que le causa la ansiedad" a pesar de que conocían bastantes factores causaban el que Emilio se pusiera mal, estas no eran en solo un aspecto por lo que no se podía dar una razón especifica.

Aunque tenían la gran sospecha que fue hereditario de parte de su madre fallecida; aunque en realidad lo que sospechaban que le heredaron al pequeño fue el ser propenso a padecerla, y el perfeccionismo que padece hizo que se hiciera presente, pero no podían comprobarlo.

Al ser el rizado aún un niño, fue menos difícil hacerle entender, que no existía la perfección, como también era correcto el intentar hacer lo mejor posible, pero a la vez debía estar preparado a aceptar los errores o imprevistos. El que fuera menos difícil no lo volvió cosa fácil, se necesito mucha paciencia del padre, de la psicóloga y por supuesto del niño.

Era claro que Emilio no superaría por completo su perfeccionismo, pero lo redujo lo máximo posible. Respecto a la ansiedad también con el paso de los años logró tenerla bajo control, sin embargo había diferentes detonantes que le hacen tener algún ataque o el sentirse muy ansioso.

Ahora a sus dieciocho años Emilio, es un joven muy lindo y no solo físicamente, el trabajar sus emociones desde pequeño hizo que se volviera muy seguro respecto a sus sentimientos, el cómo expresarlos y en qué momento. Él y su padre aceptan a la perfección su sexualidad; no tienen ningún conflicto el que le gusten los chicos, a pesar de que jamás ha tenido una relación, conoce sus gustos y más cuando se trata del pequeño castaño que le quita el aliento.

Cuando el rizado entró a la universidad, de inmediato se hizo amigo de Marco, tanto que se iban juntos a la escuela, las cosas cambiaron un poco cuando tenían que pasar por el hermano menor de esté. Así conoció a Joaquín, un ser precioso, que irradia un brillo muy especial.

Comenzaron con pequeñas sonrisas, para después empezar a tener largas y muy interesantes pláticas.

En una ocasión Marco faltó a la escuela y le pidió de favor a Emilio que si podía acompañar a su hermano a casa y de paso que le pasara los apuntes que hicieron. Aquel día dieron un gran paso, pues el castaño se armo de valor y entrelazo sus manos, manteniéndola así todo el camino.

Se hizo costumbre que el rizado le comprara algo a Joaquín, siempre que pasaban por él, como también el despedirse con un beso en la comisura de los labios.

Al principio Marco paso desapercibido las miradas de mi amigo y hermano, pero eso no pudo seguir así luego de ver la manera en que se miraban o el como se despedían. Claramente le costó el asimilarlo, pues para él, el castaño aún era un bebé aunque en realidad solo era un año menor. Pero el aceptarlo no implicaba que los fuera a ayudar, ellos debían dar el siguiente paso por su cuenta.

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