Capítulo 1; “Regreso a casa.”
Cierro mis ojos en cuanto pongo un pie fuera del vehículo y respiro el aire puro de Los Ángeles, se sentía demasiado bien volver a casa. Ahí es donde pertenecía aunque no podía estar del todo seguro, estaba buscando un lugar en el cual encajar y claramente, Australia no lo era pese a que había estado viviendo unos pocos años.
Mi padre también se baja del vehículo y Jill, su novia, también lo hace. Luego del casamiento de Elizabeth, decidí volver a Los Ángeles con mi padre y su novia, con quienes teníamos muy buena relación. Mis padres se habían divorciado cuando Elizabeth y yo teníamos catorce años, al principio, a la que más le costó asimilarlo fue a Elizabeth pero al pasar del tiempo pudimos comprobar que era mejor así porque mis padres simplemente decidieron alejarse para estar mejor con ellos mismos y en la actualidad se llevaban demasiado bien, incluso su novia fue aceptada en la familia. Teníamos muy buena relación y no tenía nada que decir de ninguno, a veces el amor no lo podía todo en la vida y ese había sido el caso de mis padres, el amor se desgastó y decidieron que un día ya no eran compatibles el uno para el otro. Lo único que los unía éramos Elizabeth y yo.
Jill y mi padre estaban en pareja hace casi seis años, incluso se podría decir que era mi madrastra. Sin embargo, Jill también estaba divorciada y tenía una adolescente de catorce años, Aria, la cual había decidido quedarse con su padre el tiempo que estuvimos en Australia. Ya habían pasado dos semanas del casamiento de Elizabeth y ya debían estar por volver de luna de miel junto a Christian.
― Jillian― la llama mi padre y yo le recibo las valijas para ayudarla, ella me sonríe agradecida―. Aria está al teléfono.
― Debe llamar para ver si ya hemos llegado. Pasamela― dice. Jill se acerca hacia mi padre y éste le entrega el móvil mientras ella se dirige a casa para abrir la puerta. Papá se acerca a mí para ayudarme con una de las valijas de Jill.
― Puedes dormir en la habitación de Aria hasta que…
― No te preocupes, papá― lo interrumpo e ingresamos a la casa mientras escucho la conversación que tiene Jill al teléfono―, seguro duerma en un hotel hasta que consiga dónde vivir.
― No voy a dejar que duermas en un hotel, Jackson― ruedo los ojos y dejo las valijas de Jill en la sala de estar para dirigirse nuevamente hacia el coche con mi padre pisándome los talones―. Ya veremos cómo acomodarnos.
― No quiero molestar a Jill ni mucho menos a Aria, si no me quedo en algún hotel entonces me quede por unos días en el departamento de Zac o lo obligue a ayudarme a buscar un departamento. No te preocupes por mí, papá― pongo una mano en su hombro y asiente de mala gana mientras lo ayudo a bajar sus valijas.
― ¿Entonces tengo que llevarte a casa de Zac?
Niego la cabeza para caminar hacia el interior de la casa una vez más y dejo sus valijas a un lado de las de Jill.
― No, sólo te pediré prestado el coche. Ya organicé para verme con Zac y me ayudará a buscar un departamento mientras nos ponemos al día― informo y cuando oímos a Jill discutir a los gritos, nos giramos con mi padre para verla―. No parece estar todo bien.
Mi padre niega la cabeza tras soltar un suspiro sin dejar de mirarla.
― La relación de Jill con el padre de Aria es totalmente diferente a la de tu madre y yo. Jake no quiere ver a Jill feliz y quiere quitarle la custodia de Aria, aún cuando Aria está en una edad complicada― vuelve a negar la cabeza―. ¿Cómo puede hacerte sentir miserable la misma persona que te hizo feliz durante tanto tiempo?
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Vulnerable ©
Teen FictionNinguno buscaba nada pero el destino solía ser caprichoso cuando dos almas solitarias y con heridas por sanar, vagaban en algún lugar de la ciudad.