Capítulo 3; Jackson

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Capítulo 3; “Atracción.”







Teresa ingresa al ascensor y después entro detrás de ella. Las puertas se cierran luego de presionar el quinto piso, ella permanece en silencio, desde que había mencionado que somos vecinos el ambiente se había puesto extrañamente incómodo. Ninguno había hablado durante el transcurso desde el club nocturno hasta el edificio.

Echo un vistazo a mi izquierda mientras el ascensor comienza a subir los pisos y veo a Teresa apoyada contra la pared. Sus ojos están cerrados y aún tiene mi chaqueta por encima de sus hombros.

— ¿Estás bien?— me atrevo a preguntar. Ella abre los ojos y asiente sin mirarme.

— Sí, no puedo dejar de pensar en la resaca y cómo se pondrá mi padre si llegara a faltar al bar mañana— murmura. Las palabras salen de su boca con dificultad, está ebria e incluso tuve que ayudarla a bajar del coche. Sin embargo, puedo notar sus ojos brillosos por el cansancio y hasta rojizos por la misma razón.

Lleva el labial rojo casi intacto porque se ha corrido un poco. En su mano derecha lleva los tacones que se había quitado anteriormente y en su mano izquierda, la cartera.

Un sobresalto me sorprende, la luz del ascensor parpadea y acaba yéndose. Nos quedamos varados en el tercer piso mientras comienzo a presionar el tablero y el botón de emergencia, insisto un par de veces hasta que oigo hablar a Teresa.

— Es inútil. Por mucho que lo intentes, no sirve de nada, volverá a la normalidad en unos minutos— susurra Teresa detrás de mí.

— Que mierda— rezongo.

Teresa ríe. Me doy la vuelta porque no sé qué le ha hecho tanta gracia, ella continúa apoyada contra la pared que refleja su figura.

— ¿De qué te ríes?

Se encoge de hombros.

— De repente, los roles se han invertido…

Cuando voy a preguntarle a qué se refiere, la luz del ascensor vuelve y como Teresa predijo antes, el ascensor regresa a la normalidad. Mi teléfono empieza a vibrar en mi bolsillo, decido atender casi al instante sin siquiera mirar de quién se trata.

— ¿Llegaron bien?― oigo la voz de Zac del otro lado de la línea―. Luke insistió en que te llamara porque Teresa no atiende su teléfono. Se ha vuelto contigo, ¿verdad?

― Sí, dile que no se preocupe, ella está aquí conmigo y hemos llegado bien― contesto y luego un bostezo sale sin permiso de mi boca. Aunque antes había dormido, estoy muy cansado.

Puedo escuchar que algo dice Luke aunque no logro distinguir qué es lo que dice. El elevador se detiene en el quinto piso, Teresa se adelanta a abrir las puertas y dejo que salga antes para seguirla, sin embargo, por muy cansado que me encuentro había algo que no iba a dejarme dormir. 

― Descansa, Jackson. Saludos a Teresa.

― Igualmente. Adiós― me apresuro a cortar la llamada. Los pies descalzos de Teresa se alcanzan a oír contra la madera, antes de que pudiera entrar, la detengo.

Teresa se tambalea al llegar a la puerta y tengo que cogerla por la cintura para evitar que caiga al suelo. Ella suelta una risa, puedo oler su perfume, aunque está borracha, la colonia de coco que me ha perseguido durante toda la noche, penetra con fuerza mis fosas nasales. 

El vestido rojo de seda que tiene puesto, lleva un escote pronunciado. Sus pechos no son grandes, de otra forma, no podría usar aquel vestido porque sus pechos se verían, claramente es un vestido que no lleva brasier abajo. Su espalda y sus brazos están desnudos, razón por la que me había molestado que no llevara una chaqueta con ella y no porque el vestido fuera como si estuviera desnuda, jamás le diría a una mujer como usar uno. Sino porque el vestido y el color rojo para tener una piel bronceada al natural como la que posee, los cuales hacen una perfecta combinación, habían terminado por volverme loco y por eso me sentía tan molesto. No recuerdo la última vez que alguien había conseguido ponerme de aquella manera por un simple vestido.

Vulnerable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora