Capítulo uno:
||¿Nuestro hijo?||Desde el momento en que lo vi supe que Elvis estaba destinado a ser mío.
Esos ojos verde, su naranjo cabello, y la forma en que me miraba en busca de auxilio.
Alejandro y yo caminábamos a casa después de clases, como todos los días hasta que algo llegó a mis oídos, un maullido.
Extrañada, miré en todas direcciones con mi amigo imitandome, él también lo había oído.
Un gatito pedía auxilio
"¡Ahí!" , exclama Alejandro, apuntando un árbol a unos metros.
El pequeño minino se encontraba amarrado a una de las partes más altas del tronco haciendo equilibrio para no caer.
"¿Qué clase de cruel inhumano hace eso?", dice y corre en dirección al árbol.
"¿Lo alcanzas?", digo viendo a la altura que se encontraba el animalito.
"Creo que si", responde y comienza a escalar.
Pobre gatito, ojala lo alcance y... Uh, desde aquí se le ven las pompis... ¡Concentrate!
Casi cinco minutos, eso es lo que tarda mi futuro esposo en alcanzar al gato. Yo por mi lado solo lo esperaba ansiosa desde la parte baja del árbol.
Sinceramente mis manos picaban por poder tomarlo y acurrucarlo, al gato, claro.
"¿Está bien?", digo al recibirlo, Alejandro me asiente.
"Tenia la patita enredada en la cuerda con la que lo amarraron." Comienza, cruzando ambos brazos en su pecho. "De verdad, me da rabia que la gente haga estas cosas. Si tienen mascotas ¿por qué no las cuidan?"
Ay, este muchacho me da tanta ternura.
"Hm, si. ¿Qué hacemos con él? "
Obviamente yo quería quedarmelo, y por la manera en que Alejandro me observó, elevando una ceja con una divertida sonrisa, podía saber que él no quería quedar fuera de esto.
"Lo adoptaremos", dice quitándolo de mis brazos.
Una idea cruza mi mente. "¿Seremos sus papás?"
Me observa pensativo.
"Hm, mejor sus tíos. Así Elvis no se pondrá triste al saber que no somos sus verdaderos padres, porque prácticamente no lo seremos."
Lo miro divertida. "¿Elvis?"
"Es su nombre."
"¿Nuestro hijo se llamará Elvis? ¿Elvis qué? ¿Elvis Tekk?"
"Sobrino. Paz, es nuestro sobrino", acaricia al gatito y sube la mirada en mi dirección con una tierna sonrisa.
Bueno, lo intenté.
"¿En la casa de quién se quedará?", digo tocando una de sus pequeñas patitas. "No creo que mamá aguante a Elvis," río suavemente, "le tiene bastante aprecio a sus cortinas. ¿En tu casa?"
"Ta bien."
Con cuidado levanta a Elvis hasta la altura de su rostro.
"Ahora vivirás con nosotros, pequeñito. Serás feliz, y te compraré mucha comida, ropa, juguetes, una cama, una pelotita, disfraces adorables, ratoncitos de juguete, y te cuidaré y querré y apapacharé."
Bien. Un gatito recibe más cariño que yo.
"Oh, y por su puesto también lo hará tu tía Paz, porque ella puede ser muy adorable y tierna, así como tu. Se van a llevar muy bien."
Maldito, por qué tiene que ser tan condenadamente tierno.
"¿Sabes?", después de darle bastante amor al gatito me miró sonriente. "Siempre quise hacer esto."
Ladeé la cabeza sin entender.
"Adoptar una mascotita con alguien" sus ojos se enchinaron de felicidad. "Me alegra que haya sido contigo", dejó a Elvis en mis brazos y apoyó, de alguna manera, su cabeza en mi hombro."Te quiero mucho, Paz."
Imitando su gesto apoye mi cabeza contra la suya. Mariposas volaban en mi estómago y las ganas de apretarlo en un abrazo solo eran contenidas por en hecho de tener a Elvis en mis brazos.
"Siempre serás mi mejor amiga"
Y... ya me cagaste la onda.
Sólo le sonreí de vuelta, como muchas otras veces, le respondí con una sonrisa, una que por dentro gritaba y maldecía por mi condición de friendzoneada.
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Friend-zoneada
Teen Fiction"-Escuchame, Alejandro ¡me dices así de nuevo y te castro! -¿Cómo? ¿amiga, o cabra chica?"