"No soy un tipo malo
así que no me trates mal si me siento triste, ¿De acuerdo?
por favor no te enojes si no te sonrió de vuelta, ¿De acuerdo?
si yo arruino mis palabras, no pienses que soy absurdo, ¿De acuerdo?
¿De acuerdo?"
| Detenti...
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Las cabañas son un completo desastre, no en sí las simples construcciones de madera sino por los jóvenes recién llegados. Jimin carga en su hombro su mochila mientras entra a una de las cabañas, hay al menos otras siete, cada una con dos cuartos y baño, con una capacidad para 10 estudiantes. Hay literas, no están asignadas así que Jimin se fija en la cama superior, le gusta, es lo único que le gusta pues siente que la recamara será fría de noche, huele a humedad y las cortinas viejas dan la impresión de que si son golpeadas, liberarán un montón de polvo.
El profesor está en la puerta, un joven maestro que se lleva bien con los alumnos, es simpático y ríe con algunos, Jimin ha reído con él muchas veces —Muy bien, muy bien, piensen en un nombre para su cabaña, aquí se van a quedar todos los que tiene un apellido que empieza con P ¡Les reglas! Escuchen bien.
Escucha superficialmente, no le interesa tanto, prefiere alcanzar la cama que le llama la atención y que le cuesta por sus compañeros bloqueando su camino. No está tan emocionado, apenas ha hablado con algunos de los compañeros a su alrededor, no tiene amigos consigo, Yoongi está tan lejos que tiene ganas de escaparse por las noches e irse a dormir con él. Así no tendría frío.
—Hey, Jimin —le detienen por el brazo, es un chico que no va en su salón, pero le conoce seguramente, Jimin se siente apenado de no ubicar su nombre—, los hombres vamos en la otra recamara, esta es para las chicas.
Eso explicaba porque sentía que iba contra corriente, Jimin agradece con una sonrisa apenada, está por cambiar de dirección cuando alguien pasa por detrás de él y le pega, puede ser un accidente, lo sabe, pero al voltear sabe que no. Park Jimin le mira seria antes de seguir con sus amigas.
Sí, Park Jimin, desde que empezó a estudiar y se encontró con ella, ha habido una competencia interminable por ver quién es el mejor y más reconocido Park Jimin. Su rivalidad ha crecido sin fin, alimentada por ellos mismo y por sus compañeros, algunos vieron el intercambio de miradas y ríen haciendo bulla, cada que chocan no faltan esas expresiones esperando que apenas se gire el maestro, ambos se lancen a pelear. No se han dado golpes desde hace más de un año, Jimin realmente espera no volver a hacerlo, pero verla es más que suficiente para ponerle tenso.
La ignora y pasa a la otra habitación del otro lado del pasillo, ahí entre risas y conversaciones de sus compañeros, puede tomar la cama que quiere, el chico que le habló está a su lado, también en la cama superior, se sonríen y chocan los cinco. Aún no recuerda su nombre —De ser necesario pondremos llave a las puertas, no nos hagan hacer eso, no pueden pasarse al cuarto de los varones ni el de las mujeres si no les corresponde, ¿De acuerdo? Bien, bien, ahora afuera, ¡La primera actividad está por comenzar!
» ¡Vamos, vamos! ¡En fila!
Sin duda Jimin no comparte la emoción del profesor, se mantiene junto a un grupo de chicos al salir de la cabaña tras ponerse bloqueador y colocarse su gorra azul, no conversa con ellos ni ellos le incluyen, todos caminan con el maestro que está a cargo de su cabaña. Jimin no le mira a él, aunque deteste hacerlo sus ojos van a la chica que recién se tinto el cabello de morado, su hermoso cabello cae ondulado por su espalda mientras le habla emocionada a sus amigas, otros chicos se unen a ella, y Jimin se permite odiarla a distancia, sobre todo por el chico de quien ella cuelga su brazo.
