DOS; Seducción (hard)

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 Segundo día: Fiesta

 

 

    Él, a simple vista, era alguien tímido, amable e inocente, alguien que no sabe captar indirectas, por más directas que sean, y que en los fines de semana, vista a su abuela en vez de salir de fiesta con sus amigos.

    Eso, al menos, es lo que todos piensan al verlo.

    Y bueno, no era mentira, Kouki si es así, es tímido y amable, hasta visita a su abuela los fines de semana, pero si dices que es inocente ante las indirectas y que no sale de fiesta.
   
    ¡Pff!

    ¡Lo estarías ofendiendo!

    Kouki puede parecer un pan de Dios, que vamos, lo es, pero sus amigos saben, las personas que lo juzgaron mal saben y el barrista que siempre se lo come con la mirada sabe, que cuando ese pequeño chico de apariencia adorable e inocente, se convertía en toda una bestia cuando pisaba la pista de baile.

    Movimientos sensuales e insinuadores, toqueteos con quién sea que esté bailando, a la otra persona, y consigo mismo. Era malditamente erótico, como movía sus labios cuando sonaba una canción que le gustaba, como los mordía y lamía cuando se resecaban por la falta de líquido, como el sudor, por el calor del ambiente y sus movimientos, cubrían toda su trigueña piel expuesta por su reveladora ropa, dejándola perlada, brillosa, con un aspecto apetitoso, hacia que sus castaños cabellos se pegaran a su frente.

    Sexy, extremadamente sexy.

    A los ojos de Seijuro, nadie podía ser más sensual e insinuador como aquel castaño, quién cuando sus miradas cruzaron, sonrió arrogantemente, casi como si lo estuviera retando a que suba a la pista a bailar con él.

    Seijuro fue imnotizado por él, como un pobre marinero al escuchar el canto de una sirena. Seijuro calló ahogado con sus encantos.

    Sostener su cadera, delinear su espalda, rozar sus piernas, unir sus frentes y mezclar sus sudores y respiraciones, se sentía prácticamente como tener sexo con ropa, se sentía como si estuvieran solos en la pista, a Seijuro le gustaba, nadie les prestaba atención, allí, cada uno estaba con lo suyo, la mayoría demasiado borrachos como para siquiera fijarse en dos adolescentes entre una gran tensión sexual, o en sí mismo, ellos genial tención sexual con otros, ¿Quién se molestaría en quedarse viendo a dos extraños teniendo sexo con ropa?

    — Soy Seijuro...

    Seijuro tuvo que hablarle en el oído para que el castaño pudiera escuchar, su voz salió ronca y seductora, entre medio de la oscuridad y las luces titilantes de colores, Seijuro pudo ver en primer plano como una gota de sudor caía por su nuca, tuvo que morder su labio para controlarse y no lamerla.

    El castaño había sonreído, aunque Seijuro no lo vió, rodeó su cuello con sus brazos y le mordió la oreja, acción que Seijuro no esperó que sucediera.

    — Y yo Kouki, dime, Seijuro, ¿Acaso te me estás insinuando con tu sexy voz? —. El cálido aliento de Kouki acarició su oreja, pudo escuchar una leve risita mezclada con la música a todo volumen.

    'Si tu lo haces, ¿Por qué yo no?'

    Seijuro sonrió y no se contuvo, lamiendo la extensión a su alcance de la nuca del castaño, sintiéndose orgulloso al sentir como este se estremeció gracias a esto.

    — Tal vez, así que dime, Kouki, ¿Estás seduciendome con estos movimientos? —. Seijuro sostuvo la espalda baja de Kouki, casi rozando sus nalgas, Kouki movía sus caderas lentamente, haciendo fricción con ambas entrepiernas.

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