Un día cualquiera.

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Cuando sonó el timbre de salida que finalizaban las clases esperé en la puerta hasta que volviera mi madre a por mí.

Pasaban los minutos y no venía, cerraron las puertas del instituto y yo me quedé en un banco de fuera.

Contando hasta los coches que pasaban, esperando que alguno fuera el de mamá.

Me acordé de que llevaba el móvil en la mochila, lo saqué y puse el GPS en localización de la casa de mis abuelos.

Me fuí guiando hasta que finalmente llegué.

¡Mamá! -Exclamo enfadada.

Tu madre no está Chloe -Dice mi abuela.

¿Cómo que no está? Pero si ella termina de trabajar a las dos y son las cuatro -Digo enfadada.

Pues no sé puede que haya tráfico o algo -Dice mi abuela.

Bueno, la llamaré -Digo con voz mas tranquila.

La llamé seis veces y nada no lo cogía salía el típico buzon de voz «Esta apagado o fuera de cobertura».

Estaba angustiada y apunto de irla a buscar cuándo de repente suena el teléfono fijo de casa.

¿Digame? -Lo cojo angustiada.
¿Es usted Chloe Martinez? -Dice una mujer.

Si -Respondo.

Su madre Tessa ha fallecido esta mañana en un accidente de tráfico -Dice la mujer.

¿Qué? ¿Esto es una broma? Porque no tiene ninguna gracia -Respondo con lágrimas en los ojos.

No es una broma señora, está en el tanatorio ”Mondecot" y mañana será el entierro -Dice la mujer.

Cuelgo rápido con lágrimas en los ojos a decirselo a mi abuela. Ella se quedó anonadada, yo sentía que el mundo se me venía encima, y de que ya no tenía sentido vivir.

Cuando llegamos al tanatorio Mondecot fuí corriendo a ver el cadaver de mamá, y si, no se trataba de una broma, lloré hasta quedarme sin lágrimas, ella era la persona del mundo que mas quería.

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