Al siguiente día, una potente luz se colaba por la ventana. A pesar de ser pequeña, iluminaba gran parte de la habitación. Vi una sombra que pasaba sus manos por sus ojos y sonrió amargo.
—Pensé que no despertarías...
—¿Qué sucedió...? —Dije desconcertado. No sabía dónde estaba o qué había pasado.
—No te esfuerces tanto, todo a su tiempo. Déjame tratar tus heridas primero. —Habló amable, tanto, que oía su culpa en sus palabras.
Puso parches y curitas. Limpió, purificó heridas y moratones. Uno de mis ojos tiene un pequeño derrame, mencionó. Ahora entendía porque a pesar de no tener la venda, veía tan nublado. Colocó gotitas oftálmicas.
—A-Ah. —Gemí suavemente, sentir ese ardor, era de cierta forma, reconfortante.
—Krist... perdóname. —Su voz se quebró y presionó con fuerzas sus labios.
Busqué su mano o algo de él. Me tomó los dedos con cuidado y besó mi contra palma. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
—¿Por qué quieres que te perdone?
—No pude evitarlo... yo
—¿Para qué te torturas? Déjalo. Ya es costumbre. Lo que haga o no haga ese hombre con mi cuerpo, ya no me importa... de hecho, preferiría estar muerto...
—No digas eso, haré lo imposible por sacarte de esto. —Susurró.
—No hables al aire. Ni siquiera sabes si podrás cumplirlo. ¿Por qué sería yo más importante que tu familia? De verdad, déjalo. —Ahora era yo a quien se le quebraba la voz. —Lo siento, Singto...
Se suponía que hoy era el día en el que me liberaban, pero no tenía suficientes esperanzas por lo que había oído. Esperé en la habitación junto a Singto, que viniera alguien a decirme que debía hacer. Pero nadie llegó durante todo el día.
Así, pasó el tiempo.
— — —
Según Singto ya estamos en invierno. Oigo la lluvia caer y el olor a humedad desde la mínima ventana que poseo en la habitación. Es una de las pocas razones por las que puedo sonreír. Ya he perdido la esperanza de salir de aquí. Jamás pensé que estas cosas me sucederían a mí y es extraño vivirlas y no poder hacer nada. No poder avisarle a nadie donde estoy o ese tipo de cosas. Es frustrante conocer todos los puntos débiles de mis captores, pero verme incapacitado de poder hacer algo.
Singto sigue cuidando de mis heridas, de hacerme dormir cada vez que puede. Sigue llorando cada vez que me violan y sigue protegiendo a su familia. No lo culpo, pero tampoco protejo. Solo le agradezco. Creo que, sin él, todo sería más duro.
—Kit... traje algo de té. ¿Quieres?
—Está bien. —Respondí suavemente y cogí la taza. Por las noches, el frío era cada vez más insoportable.
—¿Cómo está? Le eché unas rodajas de limón que traje.
—Agradable... —Musité.
Estaba mucho más delgado de como llegué, veía mis huesos y me puse débil. Incluso me costaba caminar. A pesar de que Singto intentaba hacerme comer, la depresión me ganaba. Estaba lleno de heridas, moratones, cicatrices y fisuras de huesos. Jamás me había visto tan demacrado.
—Mañana iré a ver a mi sobrino. —Mencionó Singto.
Solo me limité a sonreír.
—¿Quieres que te traiga una foto de él? Aún no lo conoces...
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Secuestro
FanfictionHacia un mes que siempre veía el mismo carro en la intersección de mi casa-escuela, dos hombres dentro de él siempre tomando nota de algún sujeto que probablemente pueda ser yo. - - - - - - - - - - - La historia no es mía, todos los créditos a But...