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Todo empieza una mañana de septiembre en 2013, mi primer año de instituto. Tuve que coger un autobús para ir y lo tuve que hacer sola. Ya habíamos visto el instituto el año anterior en una visita guiada para los que pasaban de curso y no estaba cerca de casa. Al menos de la mía.

Al subirme al autobús tenía la esperanza de encontrarme con antiguos compañeros pero no fue así, había más rutas.
Al llegar si que me encontré con ellos, estaban dispersados buscando sus nombres en unas listas. Habían colgado unas hojas de papel dónde nos dividían en clases a todos esos alumnos que entraban en primero. Encontar la mía no fue difícil, es más, ni hizo falta buscar. Un antiguo compañero me lo dijo al verme.

-Estás en la F

Tuve que ir a comprobarlo. Intuía que, por culpa de mi apellido, estaría de las últimas en la lista y estaba en lo cierto. Después leí toda la lista con la esperanza de encontrar un nombre conocido y no sentirme sola en clase. Lo encontré. Una chica, no eramos muy amigas en el colegio, esperaba que el instituto cambiase eso. La miré sonriendo y ella hizo como si no me conociera de nada. Mal comienzo.

Yo estaba nerviosa y era muy tímida, me mantuve al margen de todo y de todos. La multitud se fue juntando en grupos junto a las listas y salieron los profesores, uno por cada clase. Yo miré a mi grupo, lo primero que pensé es que eramos demasiados. Estaba acostumbrada a una clase de 12-14 personas y allí eramos más, unas 25-30 y eso que la F era la última clase que había de ese curso. Decidí no pensar en eso y seguir al profesor ya que seguramente me perdería si no lo hacía. Subimos unas escaleras y entramos en la que sería nuestra clase, al final del pasillo. El profesor nos mandó a todos a la pared y nos fue nombrando por orden de lista para sentarnos. Mal. Muy mal.
No tengo ningún problema visual, pero no me hacía gracia sentarme al final de la clase y cuando vi a quién tendría delante menos. Recuerdo que pensé que era enorme, altísimo y espalda ancha.  Menos mal que solo duró un par de días, hasta que el profesor se aprendió los nombres.

No recuerdo el primer recreo, lo tengo muy borroso. Solo me acuerdo de que me quedé en medio de la clase como una idiota buscando con la mirada a la única persona que conocía, mi antigua compañera de colegio. Recuerdo que no la vi por ningún lado y que alguien se acercó a hablar conmigo.
Si, llega la hora de nuestro protagonista. Llamémosle L
El señor L se me acercó y no recuerdo bien que pasó después pero sé que acabé en el recreo con el y su grupo de amigos. Todos súper majos, la verdad. Muchos eran vecinos y vivían cerca del instituto, otros se conocían del colegio y otros eran completamente desconocidos. Me sorprendí al ver a mi antigua compañera de colegio con ellos, pero no dije nada.
Avanzamos a cámara rápida un montón de semanas de risas, amistad y felicidad hasta el momento en el que una de mis mejores amigas, llamémosla S, nos confiesa que le gusta el señor L, mi mejor amigo. Él ya había hablado conmigo sobre eso, también había algo y entre todos unimos a la pareja. Fue muy bonito, lo organizamos para que todo pasara en san valentín, recuerdo una piruleta de corazón.... pero esa no es la historia que vengo a contaros. Sigo

A mi me gustaba un amigo del grupo, llamémosle E2 ( tiene gracia porque le he llamado así mucho tiempo) pues el señor L me ayudaba a acercarme a E2 pero yo era muy tímida, demasiado y al final no pasó nada. El señor L se convirtió en mi "Cuñado" ya que entre nosotras nos considerábamos "Hermanas" y todo genial.

Recuerdo la primera vez que salí al exterior, L lo llamó así, fue la primera vez que quedaba con alguien fuera de mi barrio. Quedamos mi mejor amiga, llamémosla Fany, la prima de Fany, el señor L y yo. Fuimos a un bueger y después a un parque, hablamos de todo, nos reimos... me lo pasé genial, aunque luego me resfrie y estuve mala tres días. Valió la pena y siempre lo recordare así.
El tiempo fue pasando, hubo millones de cartas, motes y risas en el grupo y  hasta que algo cambió

S se convirtió en una abeja reina (esa historia la contaré más adelante) y decidió, entre otras cosas, dejar a mi mejor amigo el señor L. El acabó destrozado y lo sé bien porque estaba ahí, apoyandole y dando miles de abrazos. Soy muy empática a veces, sufrí a su lado. Ella pasó página en dos días. El grupo tuvo una brecha, yo ya había tenido problemas con ella y me puse del lado de mi mejor amigo. El grupo ayudó muchísimo a L para superar la ruptura y volvimos a ser un grupo unido, seguía estando S por ahí pero en modo amiga. Lo permití, lo hicimos todos. Habíamos solucionado esos problemas que teníamos, eso parecía

Siguió pasando el tiempo, hubo gente que se distanció del grupo y otras que se unieron, incluso cambiaron los amores. Al menos por mi parte. Conocí a un chico llamémosle JL ( es otra historia que debo contar) en un examen de plástica y solo hablaba de el. A mi me dijeron que mi mejor amigo se había enamorado de mí. No quise creerlo, tampoco pregunté mucho, no quería que fuese verdad. O si.
Después de un tiempo los trágicos amantes del distrito 12 volvieron a ser pareja y no me quedó más remedio que apoyarles. No duraron mucho y cortaron otra vez, no recuerdo el por qué, solo que fui a abrazar a L en cuanto pude. Esta vez se lo tomó diferenete. Dijo que no quería saber nada de ella en ese sentido. Le crei, se le veía convencido.

Recuerdo muchas risas con él en las clases de música, las canciones a xilófono y flauta, el sonido del piano cuando tocaba, mi voz desafinada cantando "Calipso" y su risa después. Eran buenos tiempos, lo admito.

[Continuamos mañana, demasiadas emociones por hoy]
Gracias~

Deberia haberlo dicho antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora