Noviembre,siempre triste. La lluvia amenazando con enpañar los cristales de aquella habitación. Otra lluvia amenazaba, pero esta vez las gotas caian de esos ojos marrones verdosos que tanto a el le gustaban. Para ella,el era lo primero y ella pensaba que para el,ella tan solo era un sexteto de cuerdas desafinadas.
Pero no era así, el la quería mas que a nada. El,no paraba de pensar en aquellos labios rojos que tanto ansiaba besar.
Cada uno creyó que deberían dejarse marchar, que no eran suficiente el uno para el otro. Aunque sus manos encajaran perfectamente,al igual que sus labios. Aunque sus miradas se entendieran mas que ninguna otra. Aunque sus piernas caminaran al compás.
Aquella tarde, solo ellos y aquella calle de Madrid fueron testigos, de que todo aquello jamas iba a acabar
El, mas convencido que nunca, de que tendría que dejar marchar a aquella poeta,a la que no merecia.Y aquella poeta convencida de que jamas le iba a dejar marchar.
Y justo entonces, cuando los labios de el pronunciaron un “Adios,no te merezco amor" y iba a girar aquella esquina. Ella grito que le quería,que ahora entendía lo que escribian todos aquellos poetas. Que entendía lo que era tener un vicio con nombre y apellidos. Que le quería joder,que le quería.
Que quizás Noviembre,no era tan triste como todos decían.
