Cuando me di cuenta

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Horacio no era una persona feliz; simplemente era muy falso. Sus días se basaban en hacer el tonto con Gustabo, drogarse, vender droga, volver a drogarse y por la noche, acostarse al lado del comisario, el cual se suponía que tenía que odiar y así pasaban los días. Llevaba en esa rutina dos meses enteros y poco a poco, había sentido uan creciente dependencia en Volkov.

Y por eso, esa noche había decidido cambiar la rutina, era una noche cálida pero cuanto más te acercabas al mar, más te absorbía la fría brisa del océano. Estaba sentado en la playa, con sus dedos de los pies jugando con la arena húmeda, a su lado el paquete de tabaco que contenía tabaco, papelas, filtros y un tarro donde dejaba su marihuana. Su mirada se mantenía concentrada sobre el porro que se estaba liando, el cual, puso entre sus labios y encendió, sintiendo como sus pulmones eran invadidos por el humo y eran encendidos como un fuego en un bosque seco. El humo salía de la boca de Horacio y tras unos segundos, desaparecía, después de hacer dibujos en el aire.

Solo se escuchaba su respiración y el rugido de las olas que rompían en la arena, el sonido de un coche que pasaba por la autopista cercana, interrumpía la paz interna que sentía Horacio, el cual, buscaba su retiro espiritual, quería dejar de pensar, dejar de pensar en Gustabo, en como le estaba traicionando, dejar de pensar en Volkov y en como ese comisario le hacía feliz. Quería encontrarse de nuevo con su alma, quería que esta fuese un alma libre y que surcase el cielo junto al viento. Quería volver a ser Horacio. ¿Desde cuando es todo tan complicado?

Volvió a encender el porro, dándole una gran calada, incendiando sus pulmones de nuevo. Esto no le hacia efecto ni solucionaba nada, Horacio lo sabía pero el efecto placebo que le causaba era un mal menos ante la posibilidad de enfrentarse a sus pensamientos.

Horacio nunca se había sentido tan solo, estaba en medio de dos mundos, los cuales eran contrarios y en todos sus escenarios, él era el que salía perjudicado. Quería llorar. Por un lado veía a su hermano, Gustabo, veía su risa, se veía abrazándose junto a él, conduciendo con la música a todo volumen mientras que bailaban, sentía el dolor que sentía en sus costillas después de un ataque de risa con Gustabo. Por otro lado, veía a su amante, Volkov, le veía saliendo de la ducha todavía mojado, le veía cubierto por chupetones hechos por Horacio, veía su sonrisa de complicidad antes de besarle. Sentía las mariposas y el vuelco en su corazón cada vez que le veía y lo más importante, le escuchaba decir que le quería y veía sus ojos cuando Horacio le dijo que él también le quería

Empezó a sentir como su ansiedad aumentaba y le dio una calada más grande a su porro, ¿Qué iba a hacer ahora que estaba a los pies del comisario de mirada fría? ¿Qué se suponía que iba a pasar ahora? ¿Todo iba a ser igual?

Horacio sentía como su estómago creaba un nudo en su interior y como este se manifestaba en lágrimas que caían de sus ojos. Se sentía tan solo. Otra calada. Quiero que todo acabe. Otra calada. Por favor que esto acabe ya. Se había acabado. Se lio otro. Se lo volvió a acabar. Y así sucesivamente. Hasta que su cerebro dejo de funcionar correctamente y no se podía levantar. 

Lo único bueno de estar en este estado, es que Horacio ya tenía una excusa para llamar al comisario sin que le diera vergüenza. Uno tono, dos..., tres..., cuatro...y un hola perezoso del ruso.

-¿Volkov?- eso fue lo único que Horacio pudo decir sin llorar.

-¿Horacio? ¿Estas bien?¿Que te pasa? ¿Porqué lloras?

- ¿Puedes venir a recogerme?- y soltó un sollozo, se sentía mal y el mundo le daba vueltas.

-Claro que si, ¿Dónde estas?

-estoy en la playa, al lado de la M-40.

-No te muevas, estoy ahí en 10 minutos.

Y colgó, Horacio se acostó en la arena, intentando recomponerse y concentrarse en las estrellas, las cuales, parecían reírse de él. Sois tan bonitas  y empezó a llorar otra vez, sintiendo la culpa florecer en su pecho, y venía recargada con un poco de vergüenza y de odio propio. 

-¿Horacio?- escucho el grito de Volkov en la playa- ¿Dónde estas?- el menor levantó una mano y escucho como los pasos se iban acercando a su zona- Horacio, ¿estas bien? ¿Qué te pasa?

Se sentó al lado del más pequeño y este, pronto le rodeo con sus brazos, abrazándole y poniendo su cabeza en el hueco de su cuello. El mayor no sabía que hacer, nunca penso que se vería en esta situación. Abrazo con fuerza al chico mientras que este mojaba su camisa con sus lágrimas. Quería consolarle y librarle de cualquier mal que lo atormentase pero era imposible.

-Perdoname Volkov, por favor perdoname...-Horacio lloraba y gimoteaba en su hombro. 

-Horacio no pasa nada, estas conmigo, tranquilo, no hay nada que perdonar...- Volkov le beso la cabeza, un toque ligero que buscaba calmarle.

-No entiendo por que me quieres, no lo entiendo Volkov...no soy honesto contigo Volkov, nunca lo soy y solo te causo daño.

-¿A qué te refieres?- Volkov solo pensaba en todo lo que podia acabar con su relación. Y pensó en todas las palabras que le había dedicado a Horacio, cada una podía ser usada en su contra, todo lo que le había dicho en la intimidad eran armas que el hombre de cresta podía usar en su contra.

-NO estoy bien Vokov...no lo estoy...siento que me estoy saliendo de los railes y que todo lo que había avanzado lo estoy echando a perder- un suspiro y continuo- siempre te decepciono, a ti y a todo el mundo, no sirvo para nada y...todos los días, siento que el mundo gira y gira...no soy consciente de lo que pasa a mi alrededor...me siento perdido en medio de una tormenta y...yo...yo no se que hacer Volkov, no lo sé...no sé como esto va a acabar bien

-Horacio, tranquilo, yo te sacaré, estamos juntos, siempre...nos tenemos los dos y eso es lo imortante.- Respiró, intentando desacelerar su corazón- si sientes que todo se mueve y que todo es inestable...que sepas que siempre estaré ahí y que te daré la mayor estabilidad posible.

-Te voy acabar destrozando Volkov, te voy a arrastrar conmigo.

-Puede, pero va a ser dificil- y una pequeña sonrisa se escapo de sus labios- por ahora, dejame arrastrarte a casa.

Y abandonaron esa playa.







Bueno, he decidido continuar la historia pero no se muy bien hacia donde va encaminada.

Lo primero; este capitulo se situa varios meses despues de conocerse (Anterior capitulo) y lo que voy a hacer es saltear por el tiempo

espero que os guste y si os gusta no olvideis, seguirme, comentar, votar....

un saludo

aburrida

Bitch- Volkacio AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora