Cuando atracaste

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Mientras que Gustabo conducía hacia el badulaque, Horacio solo podía pensar en el comisario. Hacia ya dos semanas desde ese día en la comisaría y se podía decir que su relación había continuado y los sentimientos habían aumentado también. 

Por ello, la idea de atracar un badulaque no le divertía tanto ahora mismo, sabiendo como es Gustabo y que Volkov estaba de servicio hacía que los nervios saliesen de su cuerpo. No podía oponerse, sería sospechoso, pero tampoco podía hacerle daño al Comisario. 

Los rehenes del maletero ya se habían calmado y los pequeños gruñidos y quejidos que antes se escuchaban habían desaparecido, quedando solo el sonido de la radio y los gritos de Gustabo, el cual se encontraba en medio de la adrenalina de a ver secuestrado y el principio del atraco. 

Cuando llegaron al badulaque comenzaron el típico procedimiento, sacando el dinero, colocando a los rehenes y cargando las pistolas por si algo salía mal. La policía no tardo en aparecer, y para la mala suerte de Horacio, el comisario estaba ahí. Vestido con una camiseta granate, la misma que le había quitado la otra noche, se sonrojo de tan solo pensarlo.

-Priviet- saludó el comisario- Cuando quieran empezamos la negociación.

-Dale Taco- dijo Gustabo- Empieza tu, que es lo divertido.

-Queremos por los cuatro rehenes...-empezó a hablar pero el comisario desconectó. ¿Esa voz era...? No podía ser, bueno si que podía ser, era parte de una mafia. Pero entonces ¿Qué estaba pasando ahí, le iba a hacer daño? Pensaba que Horacio sentía algo por el, ¿Acaso se había dejado manipular? Miles de pensamientos recorrieron su mente mientras que escuchaba la voz del que consideraba su amante...- ¿Entendido?

-¿Como? Puede repetir, no le he entendido bien.

-A parte Volkov, me da a mi que no hablas muy bien este idioma- Greco se hizo cargo de la negociación y el que era Horacio también se hizo a un lado. Cruzaron las miradas durante lo que parecieron eternidades. El arrepentimiento de Horacio sobrepasaba su cuerpo y la confusión del Volkov se expandía hacia el chico. Por ello no se dieron cuenta de la discusión que cada vez se tornaba más violenta entre Gustabo y Greco, y tampoco se dieron cuenta de cuando se rompieron negociaciones.

-5,4,3...

-No, ¿como? no, Greco para esto, yo no puedo, por favor...-Angustiado Volkov exclamaba a su amigo que seguía contando.

-Gustabo ¡No! me prometiste que sería huida limpia, ¿¡PORQUE NO TE PUEDES CONTROLAR TIO!?

Y empezó el tiroteo. Eran cuatro agentes, dos comisarios y dos alumnos recientes, contra dos criminales experimentados. Se empezaron a intercambiar tiros y Horacio decidió disparar a las piernas, a zonas donde no dañase. Mientras que Volkov buscaba a Horacio para intentar sacarle de ese badulaque. Greco disparaba sin piedad y con certeza. 

Horacio saco un segundo el cuerpo de su escondite para intentar inmovilizar a uno de los alumnos, pero ese segundo basto para que Greco le diese en el brazo y en el hombro. Un grito de dolor salió de sus labios y se volvió a esconder. Miró sus heridas, las cuales estaban sangrando mucho, empezó a llorar. NO quería esto, no quería esto, ¡esto otra vez no!

-TE VOY A SACAR DE AQUI, POR MI VIDA QUE TE SACO DE AQUI.

Gustabo seguía disparando y consiguió abatir a los dos alumnos. Se centro en los comisarios, pero sobre todo en el barbudo, el cual estaba siendo mucho más certero que el otro, que no disparaba casi. -NECESITO TU AYUDA, SE QUE DUELE PERO INTENTA CUBRIRME.

Horacio se incorporó con dolor y empezó a disparar al aire, buscando distraer al barbudo el cual, callo en la trampa y en el minuto que se distrajo, Gustabo le pego un tiro en la pierna, lo cual le dejo fuera de juego. Miró a Volkov, el cual seguía mirándole.-Dispara Horacio, le tienes a huevo.

Bitch- Volkacio AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora