→Capítulo XLII

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Creo que en ese momento el mundo se detuvo, mi cabeza empezó a dar vueltas ¿a qué venía esa pregunta?
Me miraba esperando una respuesta.

-Tierra llamando a Emma.
-¿Eh?
-Te fuiste del mundo un momento -rió.
-Lo siento. Yo...
-Derek, tu mama te necesita -dijo Scarlett. Cuanto la amaba.
-Ya va. Dime rápido que si hago esperar a mi mama...
-¡DEREK SIMONS!
-Mierda -dejó el iPhone en el sofá y salió corriendo.

Cogí mi iPhone y vi la foto. Recordé ese día, había sido uno de esos buenos momentos que se pueden capturar en una foto. Seguí viendo fotos y había fotos de Liam sonriendo y mirando hacia el horizonte. Me gustaba. Mucho. Estaba perdidamente enamorada de él, no podía evitarlo. Era perfecto. Todo lo que hacia, todo lo que me decía. Joder jamás había sentido algo tan fuerte hacia un chico en tan pocos días. Había momentos en los que quería decírtelo, pero simplemente no era capaz. No quería que huyera de mi, era lo único que tenía. A parte era obvio que él aún sentía algo por Danielle.
Las lágrimas se escaparon de mis ojos, no podía resistirlo más. Aguantar tanto tiempo sin llorar era demasiado para mi. Tenía rabia de mi misma por ser tan cobarde y no poder ser capaz de decirle lo que sentía. Tenía rabia de mi misma por no besarlo en las oportunidades que había tenido. Tenía rabia de mi mis por ser yo, por ser tan estúpida y por no mostrarme cómo realmente era al frente de él, por llorar por un marica que siempre me ignoró en vez de verlo a él, que siempre estaba a mi lado para ayudarme, que siempre estaba en los momentos que más necesitaba.
Me levanté de ahí, tenía que sonarme o no podría respirar. Subí las escaleras y choqué con Derek.

-Emma -me dijo mientras yo subía las escaleras lo más rápido que podía.

Entré al primer baño que encontré y me soné, podía respirar. Tocaron la puerta.

-Ocupado -dije.
-Ya se, la puerta no está cerrada por arte de magia boba. ¿Estas bien?

No respondí, no quería que me escuchara la voz de que había llorado y que realmente no estaba bien.

-Emma... Abre.
-No...
-Por favor. ¿Qué te paso?

Me lavé la cara, me volví a sonar y abrí la puerta.

-¿Que pasó? -me abrazó.
-Aquí no...

Fuimos a la habitación en la que él se quedaba y me senté en la cama. Cerró la puerta y se sentó a mi lado.

-Soy una idiota...
-¿Por que lo dices?
-Porque es cierto. Soy tan idiota que no soy capaz de mostrar mis sentimientos hacia un chico.
-No eres idiota Emma, eso es normal.
-Pero es que ni siquiera soy capaz de actuar como yo misma al frente de él, puede que sepa toda mi vida, pero eso no es suficiente -las lágrimas se volvieron a deslizar por mis mejillas.
-No... No entiendo.
-Él ha hecho lo imposible por mi, me ha defendido, ha estado cuando más lo necesito, pero yo soy tan estúpida que para que no se den cuenta que estoy loca por él, no lo hago o doy lo mínimo de mi misma.
-Ay... -puso su mano en mi hombro.
-Jamás me había sentido tan estúpida al lado de él.
-¿Por qué estúpida?
-Porque él es perfecto, todo lo hace bien, y yo sólo soy una estúpida que se la pasa al lado de él por que no tiene amigos.
-Espera ¿de quien hablamos?
-De Liam, Liam Payne.
-Ow... -su expresión de preocupación cambió a una expresión de sorpresa-. O sea que él ¿te gusta?
-No me gusta... Lo amo locamente, estoy enamorada de él, entiende.

No dijo nada, trataba de analizar lo que le había dicho. Me limpié la cara y me levanté.

-¿A dónde vas?
-Me iré a bañar.
-Oh, vale. Ten -me dio el iPhone y luego me abrazó.
-Gracias -cogí el iPhone y luego lo abracé. Suspiré y sin querer dejé unas cuantas lágrimas en su camisa.

Salí de allí y fui a la habitación en la que estaba. Entré al baño y vi una tina. Me quité todo y luego me metí allí. Estaba caliente, era perfecto. Metí la cabeza un momento en el agua, me relajé. Me demoré casi dos horas. Lo necesitaba.
Salí de allí, me sequé y me puse un pantalón beige con algunas florees estampadas en él, una camisa blanca manga sisa y unos toms que hacían juego con la camisa.
Sonó mi celular con el tono de "Hey there delilah" y sin mirar la pantalla sabía perfectamente quien era. Era él y quedé helada unos momentos.
No sabía que hacer, si contestaba notaria que algo me había pasado, sino lo hacía se preocuparía y me mandaría mensajes desesperadamente.

They don't know about usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora