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Al llegar al paradero, se sentaron en una banca que había ahí y se pusieron a buscar las moneas pa pagar y too el show.

-eeh... ¿tienes sensillo?- preguntó el menor al contrario ya que andaba con un billete de 10, y cómo iba a pagar con esa wea 200 pesos todos cagaos de la micro.

-Yo pago rusio, no te preocupí- cálmate Farkas-

-¿en serio?- lo miró con care weon. Porque, que bonito que le pagara los pasajes el hombre de su vida.-

-Sí po rusio, tú tranquilo nomá- Le dijo al compas de que guiñaba uno de sus ojos.- seguramente la micro vaya media llena, así qué esta wea va a ser como el fantasilandia, intenta afirmarte de algún asiento, igual hay de esas volás pa agarrarse del techo, pero quedai más susceptible a que te roben, mejor no hagai ésa wea.-

-Y... ¿me puedo afirmar en ti?.- tula e perro apareciendo en escena. Rojo como tomate estaba, no sabía de dónde cresta había aparecido aquella valentía de decirle eso al mayor.

El Yoongi sorprendido, y igual rojo pa qué, le sonrió.

-Cuando querai po rusio.-

Ambos sonrieron en grande, sumergidos en el mundo que se habían creado en ése instante, en medio de sonrisas y sonrojos, ignorando lo que pasaba alrededor.

Y así casi se les va la micro.

partieron rajaos a decirle al chófer que parara, el cual, con mala cara, lo hizo.

Subieron y todos los asientos ya estaban ocupados, lo bueno es que no había tanta gente de pie. Así que se dirigieron al final de la micro con un Jimin temeroso por delante, y un Yoongi echando la aliñá por detrás a los que le echaban la mirá al rusio.

Llegaron a un espacio en el cual se encontraba la otra puerta de la micro, y ahí se ganaron.

El Yoongi agarrao de un fierro y el Jimin aferrado a su brazo.

La verdad es que igual le había dao lata al rusio agarrarse del brazo, pero le daba cualquier miedo andar ahí. Y de cierta forma, aquel brazo de daba toda la seguridad que necesitaba en aquel instante.

Miraba por la ventana atento e asombrado el paisaje y aquellas calles que antes no había visto. Sonriendo en grande al poder por fin tener la oportunidad de conocer ese lugar que su papá le había privado y evitado a toda costa  que pisara.

Abrazó aún más fuerte el brazo del pálido pegando su mejilla al brazo del mismo, porque estaba agradecido de que ese flaitecito que no lo pescaba ni en bajá a principios de año, fuera el causante de tantas emociones y sensaciones  en él.

El Yoongi sorprendido y maravillado al ver los ojitos y la sonrisa brillantes del rusio, lo abrazó he hizo que éste quedara escondido en su pecho. No quería que nadie lo tocara, no quería que nadie le hiciera daño. Quería ver siempre esos ojitos brillantes de admiración u sorpresa, y esa sonrisa intacta.

Estaba cayendo horriblemente por ése rusio catete que nunca dejó de hablarle y hacía todo lo posible para poder estar con él.

Un tomatito chiquitito estaba aferrado al pecho del Yoongi apunto de desmayarse. Estaba tan feliz que podría morir en aquel instante y no le importaría.

Igual pa qué morirse ahora si o no.

El resto del camino se mantuvieron así. Un Jimin con su cabecita apoyada en el pecho del flaitecito, y el otro agarrao el fierro y con su mano libre haciéndole cariñitos en la cabeza al menor.

las miradas estaban presentes, pero una pura mirá del pálido y ahí queaban toos cagaos.

Al llegar la hora de bajar, se separaron y un puchero involuntario se posó en la boquita del rusio. El Yoongi tocó el timbre y agarró la mano del menor que había estado vendiéndola esperando a que las puertas se abrieran.

Caperucita Roja. [YM SHILENSIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora