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ALEXANDER

Ignoro mi teléfono por vez número tres, solo para medir el nivel de importancia de la llamada. Si es una mujer interesada en algo conmigo, dos como máximo, su "dignidad" no puede caer tan bajo como para otra. Si es Elijah, probablemente diez, él sabe que respondo después de varias, como también sabe que solo me puede llamar en horas de trabajo si es de suma importancia. Si es de mi corporación, una y dejan un mensaje de voz, mi secretaria también me conoce y a la vez el hecho de que no me puede hacer perder el tiempo con estupideces.

—¿Qué pasa?—Familia, tres. No soy tan estupido como para ignorarle una llamada a mi padre y menos si ya se tomó el tiempo de hacerlo dos veces, cuando su horario es más apretado que el mío.

—Necesito un favor tuyo, Alec.

—Sé rápido, papá, tengo cosas que hacer—Danilo es una persona temible al menos de que seas su hijo, soy su talón de Aquiles.

—Sabes Derek...

—Al punto, papá.

¿Cómo no conocer a Derek? Todo el mundo sabe la historia del gran empresario Relish que quedó en la bancarrota. Para mí es algo absurdo como su cuenta pasó de manejar billones a solamente cien dólares de un día a otro. Yo tendría como dieciocho años cuando en mi clase de economía me hablaron de él. Al igual que mi padre, puesto a que son mejores amigos. Sin embargo, no estoy muy enterado de hace cuanto fue. Cuando uno crece aprende a enfocar su atención en lo que realmente vale la pena y un tipo que vive en la mierda, no lo es.

Mi padre es mi antítesis, él lo mantiene y yo en el fondo lo entiendo, mi familia no viene de clase alta, nadie nació en cuna de oro. Mi padre sólo era un hombre enamorado de una italiana que conoció en una fiesta, la cual era, lo contrario a él. Celine contaba con una familia de  poderío medio pero que la reprimía y no la dejaba cumplir sus sueños, ahí es donde entra mi progenitor a con sus pocos ahorros a secundar la idea de montar una tienda de ropa. Era realmente un quiosco donde Celine pasaba horas cociendo y cociendo, sus manos desgastadas y mi padre agotado, tratando de no ahogarse en deudas. Poco a poco, fueron creciendo hasta ser la gran pareja Culpepper/Bianchi. Ahí también entra Derek, puesto a que se hizo amigo de mis padres e invirtió una suma que los hizo poder abrir su primera tienda con aire acondicionado y repisas de vidrio.

Mis padres, nos criaron a mi hermano y a mí como si fuéramos clase media o hasta baja. El que no trabajaba, no gastaba. Hacíamos cosas como modelar para la marca "barbette"—de ellos—y con eso íbamos a fiestas. Un buen diez al final del curso, un buen viaje de verano. Un buen promedio, una buena universidad. No quedé en todas las universidades Ivy League por contactos, lo hice porque me fajé hasta el último día de colegio, lo mismo con Eric.

De todas formas, el acto de caridad es un poco... demasiado. Por un año, lo entendí, por incluso dos. Pero Derek Relish jamás volvió a pertenecer a las grandes familias, vive acomodado de la mía, siendo el contador de papá. Ocho años donde el señor todopoderoso se convirtió en un conformista, no sé como es que no ha querido progresar, por él y por sobretodo, su familia.

—Sabes que la cuarentena acá en Venezuela todavía no se ha solventado, al contrario de Inglaterra—Mi padre quedó prácticamente atrapado en la ciudad de Caracas cuando el presidente decidió cerrar todo, lo mismo con Derek. Mamá se podrá mover de Italia en dos días y yo en Inglaterra, es primera vez que pasamos tanto tiempo separados y ya empieza a molestar. Estoy acostumbrado a estar siempre con mi familia.

—¿Entonces? Padre, no quiero faltarte el respeto pero necesito concretes, estoy en medio de un diseño.

—La visa de Cleo, la hija de Derek, se vencerá mañana. El idiota no hizo sus papeles bien, o fue denegada, no sé muy bien el cuento—En serio ese hombre no para de sorprenderme, cuando crees que alguien no puede ser más inútil, llega él y te demuestra que si, cayendo más bajo.

SIMPLE...Solo tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora