Capítulo 25

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Mis manos treparon por su pecho hasta llegar a su nuca donde quedaron estáticas, realmente me había sorprendido. Sus manos, al contrario, impartían poderosas caricias tanto como en mi cuello y en la parte baja de mi espalda. Sus labios se mezclaban con los míos compartiéndome el exquisito sabor del chocolate que anteriormente había probado, pero sin duda alguna esto era mejor que el que había sacado de la comisura de sus labios. Era tan intensa su manera de besar, me robaba por completo el aliento, tanto que mi pecho se expandía y contraía rápidamente tratando de recuperar entre besos el oxígeno perdido.

Su lengua se introdujo de abrupto en mi cavidad, cosa que sinceramente me fascinaba. Su carnoso y dulce miembro rozándose con el mío era una sensación tan placentera. 

Me estrujaba entre sus brazos. ¡Dios! Quiera gritar para liberar todo el éxtasis que comenzaba a acumularse en mí. Finalmente reaccioné, ¡me estaba besando! ¡Me había detenido para besarme!

—Eres tan necia —susurró entre besos mientras bajaba por mi mejilla con dirección a mi cuello.

—Y tu tan testaruda... —eché mi cabeza hacia atrás dándole un mejor acceso a sus besos y leves mordidas —¿Por qué no admites que te encanto? —enderecé mi cabeza y esta regresó a mis labios. Avanzaba lentamente, y por ende yo retrocedía, hasta que llegó un punto en el que no había escape. Estaba aprisionada por su cuerpo y la barra. Sus manos vagaban por todo mi cuerpo, por mi espalda, cintura, cadera, glúteos...Ni la más mínima brisa de aire pasaba entre nosotras —Admítelo Hyunjin—dije en un suspiro ya que había regresado a mi cuello.

—Me encantas... —su mano comenzó a entrar por debajo de mi vestido —...Solo para una noche —mi temperatura interna de cuarenta grados prácticamente bajo hasta menos diez. Era una imbécil.

—Eres una idiota Kim—la empujé fuertemente y ella me miraba divertida.

—Idiota no —sonrió —Sincera, sí.

—Por favor Hyunjin, lo menos que tienes es sinceridad —rodé mis ojos antes de sacarle la vuelta para salir de la cocina.

—¿Hace unos segundos te morías por besarme y ahora soy una idiota? —caminaba tras de mí.

—Sí, una idiota con todas las letras —afirmé tomando mi bolso que estaba en uno de los sillones de la sala —Tienes que arruinarlo todo con tu actitud de "Soy la más ruda del universo" —dije molesta.

—Y tú siempre tienes que arruinarlo todo con tu actitud de "Soy la más hermosa del mundo, ámame o muérete" —dijo sujetándome del brazo obligándome a verla.

—Por favor Hyunjin—dije irónica —¿Cuándo te he dicho eso? —reprimía todas mis ganas de gritarle, sólo por Tzuyu y Yeojin no lo hacía.

—¡Todo el tiempo! —alargó levantando sus manos —Sólo estás pensando en ti, en lo que te beneficia a ti, sólo piensas en qué estúpido vestido rosa usarás mañana —Su mirada se clavaba en la mía —No solo por ser "linda" puedes conseguir todo lo que se te antoja —estaba ahora igual o más exaltada que yo.

—¡Cállate Hyunjin! —le dije roja del coraje —Tú no sabes absolutamente nada de mí y mucho menos sobre qué pienso así que...

—¡Claro que sí sé! —afirmó con una amarga y fría carcajada —Así como tú afirmas saber mucho sobre la "verdadera Hyunjin" —hizo comillas con sus dedos —Yo también puedo saber mucho de una persona con tan solo verla —me soltó el brazo bruscamente antes de darse la media vuelta.

—A ver quiero escucharte... —le reté —Quiero escuchar qué es lo que crees saber de mí...

—Sé que...

—¡Jinnie! ¡Llegaste! —la pequeña Tzuyu llegó interrumpiendo nuestra "pequeña" discusión —Heejin nos ayudó a hacer un pastel —dijo con emoción —¿Quieres verlo? —preguntó mientras era elevada en los brazos de su hermana.

—No solo quiero verlo —le contestó seria mientras caminaba hacia la cocina. Sin siquiera decir nada me di la media vuelta y caminé hacia la puerta.

*****

Se escuchó cerrarse la puerta principal. Se había ido.

—¿Qué le pasó al pastel? —preguntó Tzuyu formando una "o" con sus labios.

—T-Tenía hambre preciosa —confesé.

—¡Jinnie! —alargó riendo —¡Heejin! —gritó volteando hacia la entrada de la cocina esperando que ella cruzara la puerta —Heejin, Jinnie se ha comido el pastel —se retorció en mis brazos para que la baje. Salió de la cocina y aproveché para tomar un trozo más —¿Por qué se fue? — preguntó con tristeza entrando nuevamente a la cocina —Ella dijo que se quedaría a cenar con nosotros —se subió a uno de los bancos, cruzó sus brazos y se recargó en la barra. ¿Tanto le agradaba?

—Hola Jinnie... —saludó Yeojin entrando a la cocina —¿Y Heejin? —¿Es en serio?

*****

—¿Dónde estuviste todo el día? —¿Desde cuándo le interesaba?

—No creo que te interese, y hoy no tengo ganas de ser ignorada al momento que comienzo a hablar —  dije cortantemente sin detener mi caminar hacia las escaleras.

—Heejin ven ahora mismo —ordenó y sin duda alguna hice caso omiso —¿No tienes celular? ¿No puedes dedicar tres minutos de tu tiempo para avisarme donde estarás? Estuve preocupada —mentira. Seguramente recién se había dado cuenta de que no estuve en la casa en todo el día.

—Sí tengo celular, pero si el tuyo no estuviera ocupado todo el día, si en tu oficina te pasaran mis llamadas, si tuvieras el tiempo para responderlo... lo haría —me detuve para aclarar las cosas —Y no me digas que estuviste preocupada... si en realidad lo estuvieras, no llevarías ese vestido de fiesta.

—Tengo una cena importante.

—No pierdas tu tiempo explicándome, me da lo mismo —cualquiera pensaría que soy la peor, pero a ella no le interesa en lo más mínimo. Ya había dicho antes lo que daría por que alguna vez me regañara o castigara, pero ni para eso me dedica un poco de atención.

Me, myself and iDonde viven las historias. Descúbrelo ahora