Timothée no iba a quedarse para siempre a su lado. Agustina lo sabía, Timothée lo sabía, los dos lo tenían claro. Y ese día lastimosamente llegó y les dio a ambos un horrible golpe en el pecho.
Cada uno siguió su camino, Agustina se graduó junto co...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Por fin! Una eternidad esperé... este instante... ¿Saben qué capítulo es este? ¿Si? Bienvenidos Un, dos, tres ¡va!
⋙⋙⋙⋙⋙·∙◦⟡◦∙·⋘⋘⋘⋘⋘
Capítulo 18 ¡Abre la puta puerta!
Nueva York era mucho más grande de lo que recordaba, si bien Joaquin no vivía frente al enorme Central Park, no vivía muy lejos tampoco. Así que el taxi no tardó mucho en llegar a donde le había dicho.
Sabía la dirección de Tim, así que le había dicho que me dejara a una cuadra de distancia.
No podía dejar de ver por la ventanilla, a pesar del frío que realmente estaba sufriendo en ese mismo instante, la hermosa cuidad me hacía olvidar. Para aquella hora de la tarde, muchas personas caminaban nerviosas con teléfonos en manos por las veredas, nadie parecía apreciar lo que tenían alrededor, tal vez porque llevaban mucho tiempo viviendo ahí, yo tampoco apreciaba mucho mi entorno cuando estaba en Buenos Aires, es verdad...
Pero el entusiasmo de por fin estar ahí me volvía eufórica, me entusiasmaba a tal punto que las ganas de gritar de alegría asustarían al taxista que tenía frente a mi. Sin embargo, me importaba poco y nada, estaba tan cerca... una maldita cuadra de poder abrazarlo otra vez.
Borrar mi sonrisa era imposible.
—Here is miss (aquí es señorita) —el taxista me miró por el retrovisor.
Entonces, conté mentalmente los dólares que me quedaban en la billetera, tenía que hacer el cambio todavía, pero obviamente no iba a viajar sin un peso encima. Así que algo nerviosa por el precio que me diría, busqué entre mis pertenencias.
—No, you don't have to pay me, the young man paid for you (no, no hace falta que me pague, el joven pagó por usted) —me sonrió por el espejo.
Sorprendida me quedé sin palabras, y aunque el gesto me había venido de maravilla, ahora me sentía un poco mal, sentía que había abusado de su bondad, pero claramente cuando volviese a verlo, le pagaría cada centavo, no quería deberle nada... pero... ¿iba a volver a verlo?
Quería creer que si, pero realmente no lo sabía.
—Well, thank you (bueno, gracias) —dije por fin mientras volvía a guardar mis cosas dentro del bolso de mano.
—Have a nice night (que tenga linda noche) —se despidió con una sonrisa.
—You too (usted también) —esperaba que el resto de la gente aquí también fuese igual de agradable, porque después de las vacaciones que había pasado acá, la gente no se había ganado buena fama, mucho menos al enterrarse que éramos de latinoamerica.
Me bajé del taxi y busqué mi valija en el maletero de atrás. Una vez que la bajé, me alejé del taxi que se marchó por la avenida dejándome completamente sola. Ahora si... estaba realmente sola en una cuidad que ni siquiera hablaba mi idioma... bueno, si sabía ingles pero podía llegar a ser frustrante.
