ᴛʀᴀɢᴏ ᴄᴏɴ ꜱᴀʙᴏʀ ᴀᴍᴀʀɢᴏ. [USAMEX]

VI

Examen sin clases.

Enero.

Salir de vacaciones fue un buen momento para la vida de todos. Más para México, quién necesitaba de gran manera ese respiro. A veces es necesario olvidar responsabilidades, obligaciones y problemas de amigos.

Entraron a la escuela hace a penas una semana, todos con algunos gramos de más. Claro, la cena de año nuevo, las ensaladas, el plato fuerte, el postre. ¡Era la perdición!

La mayoría de alumnos llegó con la mejor actitud, por primera vez, estaban felices de verse de nuevo, unos platicaban, chismeaban, jugaban, etc. Pero toda esa felicidad se fue al caño cuando les avisaron de un examen.

Un examen sorpresa, un examen inusual.

«Que hueva.» Pensó la mexicana al llegar a la escuela, al menos les habían permitido llevar ropa de civil, su atuendo constaba de unos jeans negros y un suéter grande color amarillo.

A pesar de que México era morena color canela, el amarillo era el color que mejor la resaltaba.

«¿A quién se le ocurrió está espantosa idea?» La misma pregunta, ya se la había hecho mil veces desde que se enteró del dichoso examen. 

«Solo estamos desperdiciando horas de nuestra vida, solo por dos perros exámenes.»

Tenía razón, solo eran de dos materias, Comprensión lectora y Matemáticas. Nada más iban cómo por dos horas.

Un día desperdiciado.

Al menos ella lo consideraba así.

—My friend, no puedo.— Alfred no.

Usa veía esa oportunidad para platicar un poco más con su amiga.

—Ya son muy cercanos, Alf, solo falta un pequeño empujoncito y ya esta.— Si bien María estaba tan enfadada por el examen de 'miércoles' que les estaban haciendo, ella estaba poniendo completa atención a su amigo gringo.

Por suerte no era su turno de aplicarlo, pues la prueba era de manera individual. Lo cual le daba la razón a la mexicana de que era tiempo perdido.

—Es que, ¿Y si me rechaza?— Alfred movía sus manos nervioso, inquieto, ansioso.

La mayoría de nosotros ha pasado por eso, al menos los que tienen el valor de querer confesar ese bonito afecto.

—Pues si te rechaza, le insistes dos veces más.— México respondió con mucha calma, cómo si fuera lo más normal que existe. Se limitó a cerrar los ojos y a sentir el aire que le ofrecía el patio trasero de la institución.

María estaba relajada, tranquila, fresca; al menos en ese momento.

—¿Por qué solo dos?— Estados Unidos quería saber la respuesta, ¿Solo tenia tres oportunidades? Le causaba incertidumbre los conocimientos de la mexicana.

Y siendo sinceros, ¿Quién creería que la persona que parece no tener sentimientos sabe mucho de amor y confesiones?

—Porque la tercera es la vencida.— María volvió a abrir sus párpados, luciendo glamurosas sus largas pestañas.

Alfred se preocupo aún más.  —¿Y que pasa si me rechaza en la tercera?— Sin cuidado, el rubio de hermosos ojos azules, mordió su labio rosado.

Un sudor frío lo atacó por la espalda y con la guardia baja. Él conocía muy bien esas señales, sino se controlaba podría sufrir un ataque de pánico o ansiedad; lo cual le vendría muy mal a su imagen y la de su familia.