Esa estaba siendo una semana agitada para todos en la mansión Uchiha, los empleados corriendo de un lado a otro limpiando y arreglando las instalaciones, los guardias tratando de mantener todos los perímetros seguros, y muchos otros corriendo tras los integrantes de la familia, en tanto ellos mismos se movilizaban para tener todo listo para la fiesta que se llevaría a cabo en la mansión en ese fin de semana.
Naruto había regresado a su puesto junto a Itachi, debido a que el mayor de los Uchiha debía de encargarse de demasiadas cosas y no confiaba en nadie más que Naruto para acompañarlo, puesto que por algo era casi como su mano derecha en todos sus negocios en los bajos mundos. Y se lo llevo, aun si Sasuke lo miraba con ojos traicionados y una expresión que exclamaba venganza en su lindo rostro.
Adoraba a su hermano, pero eso no quitaba que se fuera a llevar a Naruto, porque él era su mano derecha, la persona la que más confiaba, y, además, era súper divertido hacer enojar a su hermano menor. Sobre todo cuando se trataba de quitarle algo que tanto quería, y según lo que había visto, tanto él como sus padres, notaban que Naruto y Sasuke estaban empezando a desarrollar una relación que antes no existía.
Y era gracioso verlos todos nerviosos cuando lo interrumpían algún momento demasiado intenso o cuando lo separaban porque tenían que cumplir distintas funciones, sobre todo Sasuke, que siendo tan estoico y seguro siempre, les resultaba súper extraño verlo enojado o desesperado por algo.
Así que aquí estaban ahora, en una reunión, con gente que estaba a punto de matarse unos entre otros, porque los alfas estaban llenos de sí mismos y no podían controlarse ni un poco, por lo menos no aquellos alfas. Itachi ya estaba aburrido y Naruto estaba desesperado, mientras todos los demás estaban al borde del asesinato.
Ellos ya no sabían si debían reírse o llorar. Lo que si tenían en claro es que este negocio no lo podían perder, todo por unos ineptos que no sabían que hacer, tan llenos de su propia mierda como para darse cuenta del otro. Entonces Itachi hizo lo que mejor sabe hacer: intimidarlos.
Porque era Itachi Uchiha, y con el nadie se metía, ni le hacía perder el tiempo. Ya que el tiempo es dinero, y estaban perdiendo dinero a montón con cada segundo que pasaba, e Itachi no pierde, y no es algo que le gustaría empezar a hacer.
Se levantó y comenzó a caminar lentamente por toda la habitación, haciendo resonar sus pasos por sobre los gritos, los cuales fueron disminuyendo. Las miradas se fueron volviendo hacia él. Todos empezaron a sentirse aturdidos, sin saber cómo reaccionar ante el jefe de la mafia más grande de Japón. Se detuvo al frente de todos, ojos oscuros estudiando la escena, oliendo el miedo casi en cada uno de ellos.
Naruto sonrío divertido, porque vivir esto para él era común. No le tenía miedo de Itachi, así como en su momento tampoco le tuvo miedo Fugaku. Estaba acostumbrado, convivía con ellos todos los días, así que no se preocupaba.
Ni siquiera podía decir que en algún momento estuvo miedo, porque él los veía todos los días, convivía con ellos desde muy pequeño como para sentir algo de miedo (sin contar, evidentemente, su pasado extraño. Algo para nada normal, pero bien estaba en la mafia muy normal no podía hacer)
Igualmente, era muy divertido de ver el cambio en sus expresiones. Como sus ojos se oscurecían, entre cerrándose, y sus cejas se arqueaban. Sus rasgos se volvían aún más afilados, su cuerpo parecía incluso ampliarse.
Era extraño pero divertido ver a un Alfa enojándose. A Naruto siempre le resultó curioso, y se preguntaba si el mismo se veían así cada que alguien hace algo que le molestaba, que lo irritaba. No lo sabía realmente, nunca había podido sacar ese lado suyo, quizás porque debía estar conteniéndose todo el tiempo por su trabajo. No podía simplemente dejarse guiar por sus instintos a cada dos por tres, porque de otra forma terminaría matando a todos en la maldita sala. Y ese no era el punto de su trabajo.
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I'll protect you || NaruSasu
FanfictionSasuke Uchiha no quiere estar cerca de su familia, y vive escapándose de casa. Un día, eso le lleva a volver a ver a su alma gemela. • No se aceptan adaptaciones.