Der Anfang. ✓

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Prólogo: "El comienzo

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Prólogo: "El comienzo."


20/10/1989.
Pskov, Rusia.
14:10 p. m.

En una pequeña casa en el noreste de Rusia el silencio gobernaba poniendo tensos a las únicas dos personas presentes. El silencio entre ambos era muy extraño, que ambos estén en silencio en presencia del otro lo era, pero este día, ambos estaban absortos en sus pensamientos y con la mirada fija en la mesa de vidrio que separaba los sillones en lo que ambos se encontraban.

La chica empezaba a ponerse incómoda ante el silencio de su amigo. Movía su pierna de un lado al otro mientras mordía su uña y cerraba los ojos tratando de resistir el impulso de levantarse de su asiento e ir en busca de su resiente antojo: chocolate.

Mientras tanto el chico estaba como estatua en su lugar. No se movía, no parpadeaba, no mostraba emociones, la chica frente a él incluso dudaba en que estuviera respirando. Él solo estaba ahí sentado con los codos sobre sus rodillas, sus manos cubriendo su boca y la mirada fija en la mesa frente a él.

La pelinegra cansada de esperar y tentada por su antojo se preparó para levantarse de su asiento y dirigirse en dirección a la cocina cuando su mejor amigo suspiró dejando caer su espalda en el respaldo del sillón tirando su cabeza para atrás. Ella esperó alguna reacción más descifrable por parte del chico recibiendo otro silencio por respuesta, cansada se levanta del sillón tomando camino hacia la cocina cuando la voz de su acompañante llamó su atención:

— ¿Qué harás?

— Ir a la cocina –respondió de forma obvia.

— Sabes de lo que hablo, Olivia.

Ella resopla volviendo a su asiento y cruzando la pierna respondió:

— ¿Qué voy a hacer? Eso es lo que me pregunto desde ayer. ¿Qué voy a hacer, Neil? –vaciló la adolescente.

— Esto es serio Sara. No es un juego o una broma, ¿verdad? No puedes jugar con esto, esto lo puede joder todo.

— ¿Crees que jugaría con eso? Vamos Quinton, he soñado con esto toda mi maldita vida, ¿cómo jugaría con esto?

— ¿Fue planeado? –curioseó él volviendo su vista a la mesa.

— No –respondió ella con total sinceridad.

— A la mierda todo –fue su reacción luego de escuchar la respuesta de su aprendiz.

Eso fue lo último que cualquiera dijo por otros cinco minutos en los que el silencio fue tenso entre ambos. Mientras uno pensaba en que pasaría a partir de ese día la otra pensaba en cuanto deseaba tener un chocolate a la mano. Muy inmaduro, sí, pero el deseo era mayor que la razón en ese momento para ella.

— ¿Lo vas a tener?

— ¿Tengo otra opción?

— Sí. Abortar.

Mafia of secrets. [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora