Pasado

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Todos miraron a su alrededor confundidos, unos segundos atrás el día estaba soleado y ahora parecía que se avecinaba una tormenta eléctrica.
—¿Qué pasó?
—¡Rompieron el giratiempos de Hermione! —exclamó Daphne horrorizada, viendo las piezas del mismo en el suelo.
—¡Lo sentimos Mione! —exclamaron los gemelos.
Ella respiró profundo para no perder la cabeza.
—Ya no importa, no hay nada que se pueda hacer. Lo que me preocupa es en donde estamos.
—En Hogwarts, claro —comentó como si fuera obvio Ron y todos lo miraron—. ¿Qué?
—Hermione no se refiere al lugar, sino al tiempo —explicó Luna.
—¿Creen que hayamos retrocedido mucho? —preguntó Pansy mirando al cielo.
—No sé, pero este es el clima del que mis padres hablan cuando nos cuentan de la guerra —comentó Draco.
—Sí, mi padre odia este clima, lo vuelve… violento —murmuró Theo y Luna se acercó a consolarlo.
—No podemos haber retrocedido tanto ¿O sí? —preguntó Harry preocupado, pero al mismo tiempo emocionado.
—No lo sé Harry, nunca he escuchado nada sobre lo que pasaría si un giratiempos se rompiera —comentó Hermione mientras recogía las piezas rotas y las guardaba con cuidado en su bolsillo.
—Hay una sola forma de averiguarlo. Tenemos que hablar con Dumbledore.
Todos asintieron ante lo dicho por el rubio y caminaron hacia el castillo, que parecía desierto. No mucho después de entrar fueron apuntados por varias varitas.
—¡Identifiquense!
—¡¿Papá?! —exclamaron los cuatro pelirrojos sorprendidos.
—¿Quiénes son ustedes? —Todos se miraron entre sí, ¿Qué decían?—. ¡Que alguien diga algo o los hechizo!
—¡De acuerdo! De acuerdo, tranquilos. No somos mortifagos si es lo que piensan. Esto es difícil de explicar, pero venimos del futuro.
—¡Hermione! —exclamaron todos mirándola como si estuviera loca.
—¿Prefieren que mienta? ¿Se olvidan que algunos son la viva imagen de sus padres?
Los miembros de la orden que se encontraban ahí se miraron entre sí y rieron.
—Si claro, niña. Inventa una mentira más creíble.
—Es la verdad. ¿Pueden decirnos en qué fecha estamos? Así tal vez podamos probarlo.
—13 de agosto de 1980.
—¡¿1980?!
—Así es.
Hermione pensó rápido al ver que se les estaba acabando la paciencia.
—1980, bien. Harry y Neville acaban de nacer. —comentó señalando a los mencionados y los de la orden levantaron una ceja ante el parecido y el dato que pocos sabían—. Ron tiene solo unos meses y Ginny no nacerá hasta el año que viene —Arthur se tenso al ver a la pelirroja y por primera vez notó a los cuatro que lo habían llamado papá—. ¿Qué más? —Hermione miró a los miembros en busca de más datos que pudiera decir—. Tú y Marlene son pareja —comentó mirando a Sirius, quién se sorprendió junto a la rubia mencionada.
—¿Cómo…?
—¡¿Son pareja?!
—¿Desde cuándo?
—¡No puedo creer que no nos contarán!
—¡Están perdiendo el punto!
Todos volvieron a apuntar sus varitas y Hermione suspiró.
—¿Podrían ayudarme? —Sus amigos parecían estar en otro mundo desde que habían dicho el año en el que estaban.
Draco rió y ella lo fulminó con la mirada, aunque él no lo noto, pues estaba muy ocupado mirando a Remus, quién estaba bastante más apartado del grupo.
—Tienes un gato.
Remus se tenso y Hermione sonrió ante la ayuda.
—¿Desde cuándo?
—5 de octubre… 1979.
Remus asintió y guardo su varita.
—¡¿Qué haces, Remus?!
—Dicen la verdad.
—¿Cómo lo sabes?
—¿A parte del obvio parecido? Está hablando de cosas que nadie sabe fuera de la orden.
—¿Qué está pasando? —preguntó Dumbledore entrando al hall.
—Dumbledore, estos chicos vienen del futuro.
El anciano levantó la ceja y miró con desconfianza al grupo. La mitad tenía sus mentes muy bien protegidas, lo cual no era una buena señal para él.
—Puedo ver el parecido, pero ¿Por qué les creerías que son del futuro, Remus?
—Dijeron varios datos personales de cada uno de nosotros, cosas que nadie sabe.
—Mm, ¿Cómo por ejemplo?
—Sabemos quién es su espía.
—Y él porque él decidió cambiar de bando —completó Draco y Dumbledore se tenso.
—¿A sí?
—Salvar la vida de la persona que más odias para ayudar a la persona que amas…
—Increíble lo que uno está dispuesto a hacer por amor ¿No?
Dumbledore los miró, aún desconfiado, pues no podía entrar en la mente de ninguno de los dos.
—¿De qué tiempo son? ¿Cómo llegaron aquí?
—1996, tuvimos un pequeño accidente con un giratiempo y acabamos aquí.
—Entiendo. ¿Por qué no nos dicen sus nombres? Aunque de algunos puedo adivinar —comentó, mirando a Harry.
Todos los de la orden bajaron sus varitas al ver que el profesor les creía y Hermione y Draco tuvieron que abstenerse de rodar los ojos.
—Soy Neville Longbottom.
—Yo soy Harry Potter.
—Draco Malfoy —habló algo incómodo pues sabía que su padre era muy odiado en esa época.
—Nosotras somos Daphne y Astoria Greengrass —presentó una rubia señalando a ella misma y a su hermana respectivamente.
—Yo soy Blaise Zabini, un placer.
—Theodore Nott.
—Ellos son mis hermanos, Fred, George y Ron. Yo soy Ginny Weasley, naceré el año que viene —comentó la pelirroja señalando a sus hermanos y a ella, Arthur sonrió.
—Angelina Johnson.
—Soy Luna Lovegood.
—Pansy Parkinson.
—Hermione Granger —concluyó Hermione, ganándose las miradas confundidas de Sirius, Remus, Dumbledore y Marlene.
La orden asintió y Hermione carraspeó para sacar a los demás de sus pensamientos.
—¿De casualidad tienen el giratiempo?
—No.
—Mm, yo debo tener uno en mi oficina. —Parecía que lo decía más para él mismo que para los demás—. Si, quizás con algunos cambios —murmuró, no sonando para nada preocupado, más bien, parecía feliz.
Draco y Hermione se miraron preocupados.
—Profesor, deberíamos buscar algún lugar fuera del castillo para quedarnos —empezó el rubio.
—Sí, no queremos que los cuadros oigan o vean algo y nuestra visita llegue a oídos de gente indeseada.
—Tienen razón.
—Creo que lo mejor será que se queden con nosotros hasta que podamos encontrar una forma de regresarlos a su tiempo —habló Arthur mirándolos y Dumbledore asintió.
—Bien, entonces iremos a ayudarles todos los días —intervino Remus—, son muchas personas a las que cuidar y mantener.
—De acuerdo —aceptó Arthur mirando a sus hijos con una sonrisa, luego volteó a ver a los demás—. Pueden venir a cenar si quieren —propuso pues sabía que ninguno querría desperdiciar la oportunidad de conocer a sus hijos.
—Bien, tomen esto —pidió Dumbledore mientras lanzaba un hechizó a un jarrón—. Desaparecerán en un momento.
Tal y como dijo Dumbledore, en menos de un minuto todos sintieron como si un gancho, justo debajo del ombligo, tirara de ellos hacia delante con una fuerza irresistible. Sus pies se habían despegado de la tierra. Iban todos a enorme velocidad en medio de un remolino de colores y de una ráfaga de viento que aullaba en sus oídos. Tenían los dedos pegados al jarrón como por atracción magnética. Y entonces cayeron al suelo.
—Pónganse cómodos —pidió Arthur, antes de ir a buscar a su esposa para contarle lo que había pasado.
—Voy a avisarle a Cornamenta y la Colo, volveré lo más pronto posible —hablo Sirius emocionado.
—Yo iré con los Longbottom entonces —comentó Marlene y ante el asentimiento de los demás se fueron.
Los pelirrojos fueron a la cocina para ver a su madre mientras que algunas de las chicas se acercaron a los pequeños, quienes eran cuidados por el pequeño Bill. Por otro lado, los Slytherin se sentaron en uno de los sillones a conversar, Harry y Neville se sentaron a esperar noticias de sus padres y Remus siguió a Hermione, quién subía las escaleras.
—¿Por qué Granger?
—Es una larga historia.
—Creo que tenemos tiempo.
—Jugar con el pasado es algo peligroso.
—El que estén aquí ya afectó el futuro, más o menos información no lo cambiará mucho más.
Hermione suspiró.
—Muchas cosas van a pasar que llevan a que termine viviendo con ustedes. Usar mi apellido no era una opción y estar asociada a cualquiera de ustedes daría pie a muchas preguntas sin respuesta, así que decidiste usar el apellido de la tía Jean.
—¿Por qué no puedes usar tu apellido?
—Es difícil de explicar… Prácticamente fui borrada de la familia, los pocos que sabían de mi existencia creen que morí, incluido Dumbledore. Cuando hablan de nosotros se refieren a él como hijo único.
—Espera, ¿él ni siquiera sabe que tuvo… Tiene una hermana? —preguntó sorprendido.
—No.
Remus no lo podía creer.
—¿Por qué? ¿Por qué nadie le dijo? ¿Por qué yo no les dije? Entiendo que creyeran que habías muerto al principio, pero yo te encontré ¿No? ¿Por qué no le dijimos la verdad?
—En el futuro tú relación con la orden no es mejor que ahora, menos después de que me encontraste abandonada a mi suerte. Cuando fuiste a hablar con Dumbledore notaste que él ni siquiera se había molestado en comprobar si realmente estaba muerta y te enojaste aún más cuando te enteraste a donde había mandado a mi hermano. En ese momento no supiste en quién confiar y nadie parecía estar buscando lo mejor para nosotros tampoco, así que decidiste no decir nada y mantenerlo en secreto. Para protegernos.
Remus asintió, aún sorprendido por lo que le contaba la castaña. Debía admitir que le entristecía escuchar que en el futuro perdería aún más contacto con sus amigos, había creído que después de todo lo que vivieron juntos no habría nada que pudiera separarlos, pero aparentemente estaba equivocado. También estaba enojado, Dumbledore era cómo su ídolo, el hombre al que más respetaba en ese mundo, el que le había dado una oportunidad cuando nadie más lo había hecho. ¿Qué había pasado? ¿Desde cuando era tan descuidado?
Por último, Remus sintió felicidad, a pesar de todo, su más reciente amigo y Hermione se quedarían con él.
—¿Cómo fue tú infancia?
—Crecí rodeada de amor. Nunca me faltó nada y entre los dos me enseñaron todo lo que sé. También visitamos mucho a mi hermano, tal vez él no supiera la verdad, pero pretendimos ser sus vecinos por mucho tiempo para poder verlo y alegrarle un poco el día.
Remus suspiró aliviado.
—Me alegra que hayas podido disfrutar a pesar de todo.
Hermione sonrió.
—Tuve la mejor infancia del mundo con ustedes, nunca lo dudes padrino.

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