¿Cómo conquistar al oficial Jumpol? - OffGun

Abrazos y Galletas

Tay me mira de forma emocionante desde la sala en donde nos encontramos sentados en la mesa para comer lo que había intentado preparar, se le miraba casi que orgulloso de su estudiante solo porque la comida olía y se veía deliciosa, pero no debemos juzgar sin antes probarlo ¿no? Así que veo como agarra el tenedor y muy lentamente, o eso sentía, acercaba el cubierto al plato. Mi corazón latía a mil, aunque sé que lo que cociné no es nada del otro mundo y también sé que esto no es un concurso de cocina pero de igual forma tenía muchos nervios de que un plato tan simple me pudiera quedar mal, con el cubierto logra agarrar un poco de lo que se suponía era una torta de vainilla con un ligero sabor a naranja, siento que me mira por un momento y nota lo nervioso que estoy, acerca el cubierto a sus labios, abre la boca y saborea mi comida, observo su rostro serio, mastica lentamente como intentando hacer que dure más de lo que debería, no se escucha nada, no hasta que hace un ligero sonido al tragar, coloca el tenedor en el plato y me ve, sonríe lentamente y con esos ojos me indica que no fracasé, esto fue una misión cumplida.

- Te quedó fantástico, Gun.- Me dice alegre y tranquilo, al cual yo le respondo casi que saltando de mi asiento, abro mis brazos y rápidamente le doy un abrazo a Tay.

- ¡Muchisimas gracias! Oh dios, no pensé que en serio lo lograra.- Recibe mi abrazo y casi que me pongo a llorar por esta tontería.

- No esperaba menos, la verdad, desde estas últimas semanas has cocinado más que yo en años.- Se ríe y yo termino el abrazo para reírme mientras me acerco al plato y pico un pedazo para probar mi obra maestra.

- Mmmm, esto esta exquisito, hasta está suavecito, Tay, creo que ya estoy listo para enviarle comida a Jumpol.- Lo veo sonreír y asentir lentamente.

- Podrias llevarle algo para el desayuno, un buen almuerzo o hasta una deliciosa cena con un delicioso postre, quien lo diría, aprendes rápido, enano.- Me despeina y yo trato de alejar su mano.

- Tay deja mi cabello, pero sí, tienes razón y debería empezar desde mañana ¿qué opinas?- Pregunto pensativo.

- Por mi parte, creo que deberías hacerlo ahora mismo y si quieres con mucho gusto te acompaño.

- Oh nonono, ahora no estoy preparado mentalmente para ver a esa belleza, además que mírame, no estoy en condiciones.- Tenia colocado una ropa para estar en casa y ahora mi cabello está desordenado.

- Bueno sí, además, no creo que hasta esta hora esté trabajando.- Al decir eso, veo el reloj de mi celular y me doy cuenta que ya son más de las 12am.

- Tay, creo que ya debes irte, es tardísimo y no quiero que nada malo te pase  mientras conduces a casa.- Me ve y vuelve a desordenar mi cabello.

- Tengo todo preparado, como suponía que ya estarías listo he traído un cambio de ropa para quedarme a dormir y en unas horas ayudarte a llevarle la comida al sexi policía pero primero necesito que me respondas, ¿puedo quedarme a dormir?- Dice emocionado a lo que yo con sorpresa asiento muchas veces.

- Claro que sí, Tay, como me negaría si un excelente chef me va ayudar con esta misión.- Con el cubierto vuelvo a agarrar más torta pero antes de meterlo a mi boca le digo.- Eso sí, vas a tener que dormir conmigo o en el sofá porque no tengo otra habitación.- Lo miro un poco preocupado mientras saboreo la torta.

- No hay problema, prefiero la cama, es más cómodo para dormir.- Se dirige a sus cosas y saca un cambio de ropa.- Supongo que puedo bañarme.

- Que tonterías dices.- Me rio.- Pues claro que puedes, ya sabes que esta es tú casa.- Le doy otro bocado a la torta y le hago una seña para saber si quiere que le deje.

- No, tranquilo, ya tuve suficiente con la cena que hiciste antes, me retiro primero.- Yo asiento y veo como se dirige al baño.

Recuerdo lo anteriormente dicho por Tay y es totalmente cierto, él me ayudó con los ingredientes y las clases, yo dí todo mi esfuerzo para aprender a cocinar y mientras logramos establecer una gran amistad, lo conocí muchísimo más y supe la gran persona que es. Desde muy dulce como aquella vez que me atendió cuando me quemé cocinando pescado frito o muy serio al igual que un profesor en un examen en donde podía sentir que tenía que hacer todo correctamente o me regañaría severamente.