Capítulo 7

21 3 12
                                    

Pov. Taesung

Una vez que descubro lo que me pasa siento la necesidad de terminar de una vez con este caos que me atormenta cada día.

Camino por la calle con la mirada baja y posada sobre mis pies. Intento alargar el recorrido, caminando más lento de lo normal. En un momento decido meter mis manos en los bolsillos de la cazadora y miro al cielo. Dejo salir un suspiro ahogado, imaginándome el peor de los casos. Pienso profundamente en lo que voy a decir, aunque es algo en lo que llevo pensando desde que se la respuesta.

Una vez allí tomo una gran bocanada de aire y entro. Como siempre me recibe con una de sus mejores sonrisas al escuchar la campana y, al verme, sonrie más que nunca, yo intento hacer lo mismo pero por más que lo intento no soy capaz de hacerlo.

— Tengo que hablar contigo — consigo formular evitado el contacto con su mirada.

— ¿Ahora? — dice curiosa.

— Cuando salgas de trabajar, me da igual.

— Vale

El tiempo se me hace eterno. Tomo un café para intentar relajarme, pero la sensación de calor que experimento al posar la taza sobre mus labios me inquieta más de lo que estoy. Aun así llega la tan esperada y a la vez odiada salida del trabajo.

—¿Qué querías? — pregunta coriosa.

— Arin, deberíamos cortar — digo seco, pero en el fondo miles de emociones disputan una incansable batalla.

— Es una broma, ¿verdad? — me mira incrédula.

— No es ninguna broma — por primera vez me siento capaz de mirarla a los ojos.

— Pero nosotros estábamos bien, todo iba bien. No peleábamos, no discutíamos... Entonces, Taesung dime por qué.

— ¿Por qué? ¡Porque ya nada es como antes! — gritó desconsolado. — No es tu culpa, tampoco la mía, son pequeños factores que nos hacen culpables a los dos. Ya no tenemos tiempo para quedar, ya no nos llamamos, ya ni si quiera me dices Tae.

— Por cómo lo dices parace que todo es mi culpa — suelta enfadada, y la entiendo. — Tú tampoco has hecho nada para que todo fuera igual. Que no te diga Tae no quiere decir que no te quiera, que no te llame o que no quedemos tampoco tiene nada que ver. Yo te quiero Taesung, te quiero con todo mi corazón.

— Yo sé que me quieres — hablo, y empiezo a notar como me desespero. — Lo sé más que nadie, pero esa no es la razón. ¿Me creerías si te digo que me he enamorado de otra persona?

— No puede ser verdad — clava su mirada, ahora cristalizada, en mi. — Son alucinaciones Taesung, te estás confundiendo.

— Lo digo de verdad.

— Te estás equivocando.

— No lo hago, porque siento lo mismo que sentía por ti.

— ¿En pasado? ¡¿EN PASADO TAESUNG?! — me grita. — ¿Ya no sientes nada por mi?

— Yo aún te quiero.

— ¡Mentira! — dice y me besa apasionadamente haciendo que me sobresalte, después clava su mirada llena de lágrimas en mi. — Sé sincero Taesung: ¿has sentido algo?

— Lo siento.

— Sólo necesito que me respondas una última pregunta para poder zanjar esta historia: ¿quién es?

— No te lo puedo decir.

— Escúchame bien Lee Taesung: ¡A partir de ahora no me vuelvas a buscar! ¡Tú y yo ya no somos nada! ¡Ni se te ocurra volver a verme o hablarme! — alza la voz de manera contundente y me da una bofetada que deja mi mejilla ardiendo — Adiós, Taesung que te vaya bien — dice limpiándose sus lágrimas y dejando el orgullo a un lado.

— Lo mismo digo.

Cuando me alejo lo suficiente para que Arin no me vea, lloro más que nunca. Siento la sensación de sus labios sobre los míos, y no soy capaz de visualizar que esta ha sido la última vez que volveré a sentir esta emoción. Y otra vez más rompo en llanto, me cuesta respirar y el corazón me late rápido. Pienso en ella y todos los momentos que hemos vivido en este último año y medio, en todos los besos, los abrazos, las sonrisas y las lágrimas que he vivido con ella y, me siento un idiota.

Cuando recupero la cordura y mi voz vuelve a la normalidad busco su número entre mis contactos, el número de la persona que me gusta, y lo marco.

Un tono. Dos tonos. Tres tonos. Y descuelga el teléfono.

Pov. Arin

Cuando termino de hablar con Taesung me arrepiento de todo lo que he hecho, pero ese arrepentimiento dura poco. Te quise y te quiero, pero poco a poco me tendré que despedir de estos sentimientos. No todo son finales felices, a veces necesitamos finales tristes para saber que no existe el: comieron perdices y vivieron felices.

Ahora fuera del estrés de la situación, me gustaría darle un toque cómico y como fan de Banana Fish le podría haber dicho: Sa-yo-na-ra, Taesung. Pero si somos sinceros eso me dolería en el alma, bien porque es una situación muy seria para decir eso y también porque recordaría el anime y mis lágrimas podrían multiplicarse por mil.

Lo besé hace aproximadamente una hora, pero aún siento sus labios sobre los míos, pero me niego a seguir recordándolo. No me arrepiento de haber dejado su mejilla roja. Si me tuviera que arrepentir de algo es de preguntarle quién era esa persona, pero la vida es muy corta para arrepentirse.

Una vez en mi pequeña y acogedora casa, vuelvo a llorar como una tonta, y sin pensarlo tomo unas tijeras. A Taesung siempre le había gustado mi pelo largo y, quizás por resentimiento, lo corto haciendo que su longitud se acorte, pasando de estar a la mitad de la espalda a mi hombros. ¿Y ahora qué? Me pregunto sabiendo que de lo que más tengo en estos momentos es ganas de llorar, así que llamo a la única persona que conozco a la que le he dicho que tengo novio, bueno ex-novio.

— Dime — contesta la voz de Eun Yeong al primer tono.

— Acabo de terminar con Taesung — digo con un tono decaído, mientras que me cuesta hablar.

— Te voy a hacer unas preguntas, tú solo contéstalas — habla intentando tranquilizarme. — ¿Dónde vives? ¿Sabor de helado favorito? ¿Me llevo un pijama? Y por último, ¿llevo soju? — pregunta y rio ante la última pregunta.

— Vivo en [...]. Vainilla. Sí, llévate pijama. Tengo 6 botellas de soju en casa, pero te podrías traes alguna más y cerveza.

—A sus órdenes unnie.

A los 20 minutos está en la puerta de mi casa con uba sonrisa radiante y llena de compasión. Lo primero que capta su atención es mi nuevo look y dice:

— Unnie te queda muy bien el pelo corto, creo yo también me lo cortaré.

Hace que me ría, y después me doy cuenta de que necesita una ducha, así que le ofrezco la mía. Cuando termina me llama y, un poco desubicada voy al baño.

— Siéntate por favor, voy a arreglarte las puntas.

— ¿Sabes de peluquería?

— No mucho, pero a mi favor diré que a las barbies y los Kens que tenía de pequeña les quedaba bien mis cortes de pelo — contesta y rio dejando que me arregle las puntas. — ¿No te importa si yo también me lo corto? — pregunta.

— No, te ayudo — respondo y veo como su pelo cae al suelo.

— Tampoco ha quedado muy mal — se mira al espejo. — ¡Estamos guapísimas unnie!

Tras un poco de risas más decido contarle todo y vuelvo a llorar, me consuela en cada momento. Llora conmigo y me sorprende, incluso es capaz de decir cosas que hacen que mis labios dibujen una leve sonrisa. Después procedemos a beber la cerveza y el soju hasta emborracharnos mientras vemos un maratón de Lee Jong Suk, y no podemos evitar decir cosas sin sentido hasta que caemos dormidas en un profundo sueño.

No quiero llorar cada vez que piense en Taesung, no quiero tener ni un recuerdo suyo. Tampoco quiero romperme cuando pase por un lugar en el que creamos recuerdos. No quiero ser la chica que llora por su ex, porque yo no necesito a Taesung para ser feliz.

ᎷᎪᎽᏴᎬ ᏢͲ.2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora