Mark.
Después de cazar a mi presa tuve que hacer una fogata en medio del bosque, estaba algo desorientado. Me tumbe en el frió piso y mire el cielo repleto de estrellas, este escenario le encantaría a Hanna.
-Mark-
-¿Qué quieres?-
-Puedo olerla-
Me levante tan rápido que por unos segundos tuve un fuerte mareo, me incorporé y comencé a voltear a todas partes, ¿Dónde?, ¿Dónde?, ¿Dónde estás?. Percibí un fuerte aroma a Vainilla.
-Ya sabes qué hacer-
Mi cuerpo comenzó a arderme, por un momento me retorcí del dolor en el suelo, para después incorporarme en cuatro patas. Hacía bastante que no me transformaba. Comencé a seguir aquel aroma que me volvía loco, corrí por todo el bosque mientras seguía el rastro. Giraba mi cabeza cada tanto para tener más terreno vigilado, cuando de pronto escucho voces.
-Tú no lo entiendes, puede estás muerto, escuche como algo se quebraba...- era la voz de Hanna, estaba llorando por mi culpa.
-Él es un hombre fuerte, el más fuerte de la manada, estará bien- Esa voz es de....Mich.
A lo lejos logro verlos con mayor claridad, estaban en las cabañas que habíamos construido por si algo llegaba a suceder. Corro hacía donde ellos están, Mich logra reconocerme pero no Hanna quien enseguida adopta una postura de duelo. Ante ese gesto me pongo triste, ¿Por qué no me reconoces?.
Me dirijo hacia Hanna, me siento y comienzo a acariciar su rostro con mi hocico, se me salen unos pequeños llantos y ella se ve desconcertada. Mich decide dejarnos solos para que ella pueda darse cuenta que soy yo. Comienzo a lamerle la cara aun triste, ¿Sigues sin saber quién soy?. Ella posa sus manos en mi rostro y sus suaves manos tocan mi pelaje.
-Estaba preocupada, me alegra saber que estás bien. Estaba tan asustada, no sé qué haría sin ti, te amo tanto, Mark- lágrimas salieron de sus bellos ojos y con mi lengua las limpia, ella solo río ante el gesto.
Volví a mi forma humana y la abracé fuerte, comencé a llenarla de besos y caricias. Estuve tanto tiempo lejos de ella que la necesito.
-Mark, no llevas ropa- ví como sus mejillas comenzaban a tornarse color carmesí.
-Entonces habrá que hacer algo al respecto-
Comencé a dejar suaves besos en su cuello, mientras que con mis manos la llenaba de caricias por todo su cuerpo, Hanna jadeaba, pero se mordía la mano para que nadie nos escuchara. Mordí levemente el lóbulo de su oreja para después pasar a sus labios. Le di el beso más apasionado que jamás en mi vida había dado.
(...)
Hanna.
Desperté por los rayos del sol que entraban por la ventana, al voltearme pude ver a Mark a mi lado, se veía como un dios durmiendo, es realmente hermoso. De pronto recuerdo lo que sucedió anoche y siento como las mejillas me comienzan a arder, ¿Me habré vuelto más blanda con el pasar de los años?. Me senté en la cama y vi la habitación, estaba hecha un desastre, ¿Fue tan salvaje?. Decidí levantarme pero Mark me tomo por la cintura, volteé a verlo y me estaba mirando.
-Buenos días, preciosa. ¿Cómo dormiste?- su voz es tan seductora por la mañana.
-Dormí muy bien, ¿Tú cómo estás?-
-Mejor que nunca- se incorpora y me llena de besos y caricias otra vez.
(...)
Estamos en el comedor sentados, desayunando. Realmente estoy cansada, desperté con energía y ahora la perdí toda. Mark me miro e hizo una cara triste.
-Perdón, preciosa. Estar junto a ti me pone así- le dedico una sonrisa y le acaricio su suave pelo.
-No importa, deberían ser todas las mañanas así- bromeé un poco.
-¿Enserio?- creó que no todos entiendes mis bromas.
Ahora las mañanas serán de cardio.
