Dos personas que se complementan, dos seres que se vuelven uno mismo, amigos, cómplices, amantes del alma. Cuando al estar juntos se siente correcto, cuando la paz interior los envuelve y simplemente crean un mundo para ellos sin perder la realidad...
Las grabaciones habían terminado y con eso comenzaban nuestras vacaciones, habíamos decidido con mis dos mejores amigos que nos iríamos a vivir juntos para hacer este año sabático más agradable o eso creíamos.
Las cosas habían cambiado en mi hace un año atrás cuando comencé a ver a uno de mis mejores amigos, como algo más, y la idea de convivir juntos revolvía mi ser.
Si estaba acostumbrado a verlo en las grabaciones, en salidas, entrevista y demás pero no veinticuatro siete. Estaba claro que no podía negarme pero también sabía que esto no sería fácil y menos teniéndolo tan, tan cerca. Serían unas vacaciones totalmente diferentes.
Un mes después...
Camina sigilosamente hacia la sala de dónde provenían las voces que lo habían despertado, no entendía quién podía estar levantado a las dos de la noche.
-Se que no puedo ocultarlo más pero que puedo hacer -Hablo uno de sus roomies mirando el computador que posaba en sus piernas sin percatarse de quién lo observaba desde las escaleras.- No puedo ir y decirle Nanon, estoy enamorado de ti. Eso haría que se alejara de mi -Termino de decir para seguido escuchar la puerta del baño ser cerrada.
El chico que había bajado las escaleras por el ruido ahora se encontraba sentado en el frío suelo del baño mientras las lágrimas corrían por su rostro intentando controlarse de que le escucharán y miles de ideas en su cabeza daban vueltas haciéndole ver cosas erróneas que solo lastiman más su corazón.
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