CAPITULO 2

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A la mañana siguiente...

—¡Nanon! –Grite por cuarta vez en dos horas. Pronto llegarán los de los muebles y el contrario no se levantaba en lo absoluto, en cambio se volvía a dormir, solo quedaba una solución y sabía que luego se vengaría pero no quedaba otra.

Subí a su cama y comencé a saltar sobre él para ver si así despertaba pero seguia sin respuesta alguna entonces decidí ir en busca de un vaso lleno de agua helada para volver a la habitación del pelinegro golpee la puerta pero al no recibir respuesta entre directamente y tan pronto como pude tire el agua hacía él, notando como saltaba de la cama a lo que tape mi boca evitando reír.

—¡Chimon!, ¿Por qué? –Gritó mirándome sorprendido a lo que me crucé de brazos haciéndome molesto para ver cómo salía de la cama.

—Te llamé cuatro veces, esta era la última opción que tuve. Me encogí de hombros sin mucha importancia para dirigirme a la puerta nuevamente.— Cámbiate y baja a desayunar. Pronto llegarán los de los muebles. –Termine de decir para cerrar la puerta y alejarme por las escaleras contento por haber conseguido lo que quería.

Fueron cuestión de minutos para que Nanon estuviera enfrente de mí con una mirada que decía en todo su esplendor, me voy a vengar a lo que negué para poner los platos con el desayuno en la mesada.

—Siéntate, hice unos panqueques con miel y un café para cada uno, el tuyo tiene uno de azúcar como suele gustarte. Puse las cosas delante de él para sonreírle y verlo sonreír por la comida, sabía que me gustaba mi café pero no mi comida así que estaba un tanto nervioso por su reacción.

—Deja de poner esa cara. –Su voz me hizo salir de mi trance para sonreírle viendo que probaba la comida.— Está rico, como lo supuse que sería. Ahora quédate tranquilo –Comentó divertido para escuchar su risa a lo que golpeé su hombro cómo reacción soltando un bufido para comenzar a comer.

El desayuno había sido en silencio, no era incómodo, todo lo contrario. Siempre había sido agradable estar juntos en silencio, solo con la presencia del otro era suficiente.

A pesar de que solo íbamos tres días viviendo juntos, nos ayudabamos a lavar las cosas y limpiar lo que ensuciemos incluyendo la que sería la sala. No estaba siendo tan difícil como pensé, tal vez me estaba dejando llevar pero sabía que las cosas cambiarían después, algo en mi me lo decía y eso me daba miedo pero una vez más, solo respiraba profundo y seguía.

—Chimon, las cosas llegaron. Baja –Escuche la voz de Nanon para dejar lo que hacía y bajar rápidamente viendo cómo entraban los muebles, entre otras decoraciones que nos gustaron con el contrario. Esperábamos que a Ohm no le molestara que solo hayamos decorado a nuestro gusto sin consultarle.

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