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JK.-.


Esperaba algo. Un relató, oración o al menos una palabra, y lo único que recibí fue un silencio.

Me desespera que no diga palabra, al menos me puede decir que no quiere hablar de ello. Pero no deja salir nada.

Im Nayeon. Im Nayeon. Me estas volviendo loco.

— ¿Te incomoda? —me interpuse en su caminó, evitando que siguiera y cerrándole el paso cuando quiso rodearme en ambos lados.

— No quiero hablar.

— ¿Porque yo te puedo contar mi dolor y tú no? —alce ambas cejas, suavizando en segundos mi rostro.

— Me puedes por favor llevar a mi estancia —guardó sus manos en los bolsillos de su suéter, evitando mi mirada, viendo lo que llame tanto su atención.

— No.

Alzó su vista, no decía nada pero sus ojos hablaban por si solos. Estaba... sola. Sus ojos mostraban soledad, ningún brilló como el común de la gente.

— Como quieras —se dio la vuelta— buscare otro nutricionista que no quiera meterse en la vida de una persona.

Dolió. Sus palabras me dolieron en lo más grande.

Mis respiración era corta, mis manos se enfrían con el aire que golpeaba éstos, mi corazón golpeaba mi pecho fuertemente haciéndome desesperar por ello.

¿En qué momento paso comodidad a esto... a una discusión sin sentido?, es tan... molestó.

La distancia ya era más larga que diez pasos de diferencia, algo que era notable para mí.

Di unos dos pasos, mi cuerpo algo pesado de la nada cuando di otro, hice puños mis manos.

Sus palabras no se quitaban de mi cabeza, ¿Tan mal era para ella meterme en su vida? Solo quería hacer una conversación y evitar que el silencio se entorne en todo el caminó, pero ella no pone de su parte y bueno yo insisto, la culpa la tenemos los dos.

Cuatro metros ya se veía y ya estaba desesperado.

— Mierda —apreté mis dientes— ¿Porque quiero ir por ti? —patee una lata de coca cola a mi vista y empecé a correr.

Dio media vuelta a una esquina.

¿Por qué sigue caminando si no sabe dónde dirigir sus pasos? Y bueno me doy cuenta que solo huye.

Giré a la misma esquina que ella y no la vi por ningún lado.

— Ah... —revolví con gran desespero mis hebras marrones y apreté mi rostro cuando las puse en mi cara— me estoy volviendo loco.



NY.-.


— ¿Qué le sucede a ese idiota?, como puede meterse en mi vida como si fuera mi amigo de toda la vida, saber varias cosas de mi como quiere él, está muy equivocado, él no puede venir y de la nada preguntar lo que se le plazca —tome aire y suspire por mi boca— mierda. Mierda y mucha mierda.

— Cálmate Im, el de seguro está haciendo su trabajo.

— Ahí por favor Kim, ¿Está haciendo su trabajo? —Enarque una ceja— un nutricionista no se mete en la vida de alguien, no como yo sé, el solo me tiene que ir, decir que cosas están bien comer y que otras no —me tire en el sillón de su departamento— además no puede existir algún vínculo, como amistad.

— ¿Te pidió ser su amiga?

— No me lo pidió —recalque— me considera su amiga pero yo no.

— Nayeon, no es delito y no es malo que alguien quiera ser tu amiga —se sentó en frente mío, posando un vaso con agua.

— Pero... —respire agitada de nuevo y tome el vaso, dejándolo vacío y dejarlo donde lo tome— es que no me parece...

— ¿No te parece?, o tienes miedo.

— ¿Miedo por qué? —dije confundida.

— Nayeon... —me miro y baje mi cabeza— Meirin se fue, ya no está, ya no existe.

— Pero me puede volver a humillar y no quiero salir lastimada a causa de perder amistades por que ande lavando sus cabeza —moví mi cabeza de lado a lado.

— Está en otra Universidad —volvió a decir— y solo tú sabes que es cierto. Yo sé que es cierto.

— Pero... —alce mi cabeza— si vuelve a alejarme o convertirme en alguien que no quiero.

— Nayeon, ya no tienes catorce o menos, tienes veinticuatro años, estas demasiado grande para tenerle miedo a una chica que no sabe valorar la amistad.

— Tengo miedo —dije sincera— y no solo de Meirin, porque si la llego a ver, no sabría como escapar —suspire.

— ¿De qué tienes miedo?

Baje mi cabeza, mis manos apoyadas en mis rodillas sobándolas y mordiendo mi labio.

— De enamorarme.



(...)



Al salir del departamento de Jennie y saber dónde estaba, camine al parque que tenía una vista al puente del rió Han. Una vista que sería hermoso plasmarla en una pintura, pero que ya no sería lo mismo.

— No quiero —me senté en una banca y escondí mi rostro entre mis brazos que estaban apoyados en mis piernas— no.

— Oh~

¿Por qué siempre me interrumpen?

Me enderece un momento sin alzar mí vista de aquellos zapatos rojos, que no tenía pie de mujer.

Me levanté de mi sitio, y camine por el lado izquierdo de la pista.

— Disculpe... —pare en secó.

— Jinyoung —susurre, volteando lentamente, abriendo rápidamente mis ojos al tenerlo frente mío.

— Nayeon... —oí, sus palabras en su eco.

Mi corazón latía.

Y la persona de la que me enamoré está ahí.



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_i am yellow for you

LO QUE PESA EL AMOR // NayKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora