I NEVER EXISTED 存在 ┊ kookmin auᵎ

57

El viaje había sido rápido, a pesar del inminente silencio y la gran incomodidad que había en el auto, por suerte no hubo nada más que los incomodara más que la presencia del otros. Los tres bajaron del auto llenando sus pulmones del viento montañés, ansiosos frente a la casa, Jungkook tenía una pequeña sonrisa al regresar al pequeño escondite que los había abrazado durante un par de fines de semana. Aquel escondite que se sabía mejor que su propio nombre.

Caminando a la par fueron hasta la puerta de madera para tocar el timbre, con el corazón ansioso y las pequeñas gotas de sudor formándose en sus palmas esperaron frente a la puerta.

Esperaron alrededor de cinco minutos hasta que la puerta se abrió frente a ellos, un Jimin con ojeras y una bata mañanera les recibía.

La sorpresa se podía notar en el rostro de Jimin, quien se cruzó de brazos mientras tenía el ceño fruncido, pasando su vista por los tres hombres frente a su casa.

—¿Qué hacen aquí?—Pregunto con la mirada hostil.

—Irene está aquí.—Respondió Seokjin, posicionándose frente a Jimin, rogando piedad con sus ojos.—Por favor, quiero hablar con Irene.

—Ella no quiere hablar contigo.—Lo miró de pies a cabeza.—Déjala, deja que esté sola.

—Jimin, por favor....

—Anda hombre, deja que hable con su damisela, por lo menos tiene la dicha de tratar de arreglar las cosas.—Respondió Taehyung a su lado.

Jimin poso su mirada sobre él, aún el desprecio a su persona se hacía presente, pero ¿acaso Jimin tenía el derecho de despreciar a Taehyung? cuando él también se había portado aún peor con él. Soltó un suspiro cansado y acarició su ceño, tratando con toda la fuerza del mundo no posar su vista en Jungkook, quien ahora después de tanto tiempo nuevamente estaba frente a él.

Pero Jimin no tenía fuerza de voluntad, nunca la tuvo, no con Jungkook. Lo miró desde su lugar encontrándose con los redondos ojos del mayor, abrumadoras olas de sentimientos golpearon con su pequeño ser, recordando las contadas veces en las que Jungkook había asistido a su pequeño escondite en el campo, recordando los besos y caricias que se dieron en aquel lugar, recordando cuando las cosas eran fáciles con él.

—No se vayan a desnudar frente a nosotros, tengan algo de respeto por Seokjin y por mi.—Rió Taehyung retando con la mirada a Jungkook.

La paciencia de Jimin era corta, una hilera ligera que empezaba a romperse por todos los comentarios que hacía Taehyung, nuevamente trató de calmarse.

—Si ella no quiere hablar contigo se largan de aquí.—Dijo por fin rendido.

Jimin se hizo a un lado mientras invitaba a Seokjin a pasar, viendo cómo los otros dos no tomaban su invitación tuvo que suspirar aún más cansado, no quería conversar con ellos.

—Pasen ustedes también.

—Gracias, cariño.—Taehyung sonrió.—Supongo que Jungkook conoce a la perfección este lugar, ya que se sabe el camino sin siquiera mirar un mapa, increíble.

—Quiero que entren para que nadie los vea aquí, lo que menos quiero es a mil paparazzis en mi casa.

—Bueno, pues.—Habló Taehyung subiendo las escaleras y posicionándose al lado de Jimin, alzó su mano y con su dedo índice acarició la mejilla del rubio.—Muchas gracias por invitarnos.

La sonrisa de Taehyung le molestó, le molestaba mucho que después de joderle con palabras siempre tratase de coquetearle. Pero es que Jimin no sabía que Taehyung hacía aquello para poner furioso a Jungkook. Lo disfrutaba, ver cómo su mirada se apagaba cada vez que trataba de juguetear con el menor le daba vida.