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Tenía la mirada fija en algún punto perdido en la pared, era ajeno a lo que pasaba a su alrededor, escuchaba como el juez hablaba, como algunos flashes sonaban y le daban contraste a su rostro, incluso podía oler la colonia de Jungkook. Él estaba presente en el salón, estaba parado frente al juez que estaría a cargo de unir su vida–legalmente–con la de Jungkook.

Este día se despertó temprano debido al insomnio que le había atacado en media madrugada, no había podido cerrar los ojos desde las cuatro de la mañana. Recostando su cabeza contra el espaldar y frotando sus ojos incontables veces hasta hacerlos lagrimear, pensando una vez más las cosas. Regañándose por no dejarse llevar por su impulso de querer volver a empezar. La parte dañada y oscura de Taehyung le había obligado a no hablar con nadie más que su hermana sobre el no querer casarse, ya que aquella parte de él aún quería ser ruin con Jungkook. A pesar de estar haciéndose añicos por eso.

Es por eso que se encontraba ahí, parado en medio del salón perdido en aquel punto en la pared, replanteándose su vida.

Replanteándose el empezar.

Estaba ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor, no noto cuando Jungkook sostuvo sus manos contra las suyas, dejó de tener la mirada perdida en aquel punto invisible y miró los tatuajes de la mano de Jungkook, sonriendo inconsistente, recordaba cuando fueron a aquel local para que le hicieran el tatuaje, uno de los tantos que adornaba en su cuerpo. Sin querer acaricio su mano mientras observaba el dibujo que él le había hecho para adornar sus largos dedos, los recuerdos le invadieron. Donde ellos estaban recostados en el sofá viendo las noticias mientras Taehyung tenía entre sus manos una libreta café en la que le gustaba dibujar, le liberaba del estrés que le traía el trabajo. Recuerda estar dibujando una flor, haciendo líneas por doquier tratándole de darle una forma. Recuerda la sonrisa de Jungkook al ver el dibujo y también recuerda cómo su estómago se lleno de mariposas cuando su novio le dijo que iba a tatuarse aquella flor, porque le había parecido tan hermosa que tenía que tenerla sobre su piel.

Recordó con dolor.

Pues esos días habían sido arrastrados por una ola haciéndolos naufragar, solo eran momentos perdidos en las sabanas de algún hotel.

Y eso nuevamente le amargo, apretando la mandíbula en rabia y dolor. Recordando una vez más que aquel amor que tanto había adorado cual devoto se había esfumado, dejando nostalgia por su partida. Taehyung aún sentía amor por Jungkook, su corazón abollado aún latía por él, pero no era un amor sano o lindo, era un amor amargo y malicioso. Porque estaba enamorado del recuerdo que tiene del tatuado, estaba enamorado de un fantasma que dejó de atormentarlo para volver al panteón.

El Jungkook del que se había enamorado ya no estaba ahí, el Jungkook que le había jurado amarle por siempre se había perdido en sus recuerdos. El amor de su vida se perdió entre unas sábanas de hotel.

Suspiro cansado subiendo su mirada, encontrándose con los ojos redondos de su prometido. Esos dos ojos redondos que ya no destilaban amor por él, sino por otra persona.

Se volteó a ver a las personas que estaban en el lugar, sentados y expectantes por ellos, topándose con los ojos de quien se había robado el corazón de su prometido. Sintiéndose mal viendo la rajadura en el labio del pelinegro, mirando el perfecto rostro, tomándose el tiempo para repasar cada pulgada de su rostro, Jimin era hermoso, tan hermoso que le había llegado a lastimar en una forma irremediable, había hecho que siempre se compare con el menor y había hecho que se culpe por no ser como él.

Le habían hecho tanto daño.

Volvió a poner los ojos en Jungkook quien lo miraba serio, sin ninguna expresión en su rostro.

I NEVER EXISTED 存在 ┊ kookmin auᵎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora