Todavia viernes

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Puso clavos a la puerta para gatos. ¿Pueden creerlo? Esta mañana bajo por la escalera y, antes siquiera de quitarse la pijama, ya está dándole con el martillo y los clavos.

Bang, bang, bang, bang.

Le clavo la mirada. Pero él se da vuelta y me habla directamente.

—Listo —dice—. Esto te mantendrá a raya. Ahora abre hacia afuera. —Empuja con el pie la puerta para gatos—. Pero no hacia adentro.

Y, claro está, cuando la puerta batió hacia adentro, ya no pasó. Pegó en los clavos.

—Así que —me dice— puedes salir. Eres libre de salir. Eres libre, de hecho, no sólo de salir sino también de quedarte afuera, perderte o desaparecer para siempre. Pero si te tomas la molestia de regresar, no te esfuerces en traer algo contigo. Porque esto ahora sólo abre hacia afuera y tendrás que sentarte en el tapete hasta que alguien de la familia te permita entrar. 

Me mira con los ojos entrecerrados como de malvado.

—Ay de ti!, Tufy, si hay algo muerto esperando en el tapete a tu lado.

"Ay de ti!" Qué expresión más tonta. Y de cualquier manera, qué diantres significa: "¡Ay de ti!"

¡Ay de él! 

El diario de un gato asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora