No había manera humanamente posible de justificar sus acciones.
No merecía la pena hablar sobre su infancia, sobre los constantes abusos, la ausencia de su padre, aunque ojalá hubiera sido tan solo su ausencia, la negación, la violencia, la pérdida de su madre...ni siquiera merecía la pena entrar en detalle, nada iba a justificar todo el daño que causo, y ahora lo entendía, pero por aquella época...
El que trabajaba más que nadie, que trataba de ser amable, y se esforzaba en mejorar ¿Merecía acaso aquel trato tan nefasto, tan humillante? Cuando llevas toda tu vida creyéndote merecedor de respeto, y ves la oportunidad de conseguirlo, tan solo vas a por ello.
Le costó tiempo entender que su poder no infundía respeto, más bien miedo.
Se arrepentía profundamente de no haber visto las señales de advertencia, de haber desaprovechado oportunidades.
Mingjue siempre estuvo ahí para él, incluso cuando era una rata a la que todos escupían, él le dio un puesto, lo hizo fuerte ¿Qué consiguió a cambio? Convertirse en el títere de Jin Guangyao.
Mingjue no era consciente de su papel en los planes de Jin Guangyao, pero este si lo era, y fue tarde cuando se dio cuenta que había cogido a un hombre amable, tal vez con una brutalidad que acabaría con campos enteros, pero que lo daría absolutamente todo por los suyos, y lo había destrozado.
Destrozado a tales puntos que ni siquiera podía reconocer a su propio hermano, que ni siquiera podía reconocerlo a el mismo, a la parte buena que algún día creyó ver.
Porque si alguna vez Mingjue había amado a Jin Guangyao, en sus últimos momentos fue completamente incapaz de reconocer algo de lo que había amado, porque donde miraba solo veía maldad.
Pero Jin Guangyao estaba tremendamente cegado, no veía más allá del odio, la venganza y los celos, fue su condena, lo que tenía nunca sería suficiente.
Creyó encontrar paz en Lan Xichen, creyó no necesitar más, pero comenzó a desearlo codiciosamente, comenzó a desear a alguien, que ya estaba cautivado por otra persona.
El sol que era Jin Guangyao jamás pudo tapar una figura como la de Jiang Cheng, y para alguien tan ególatra como el, fue duro ver que no podría tener todo lo que quería.
Pero si no era para él, entonces no debía ser de nadie, y se encargó de llegar al poder, al poder máximo, asegurándose de acabar con personas como Jiang Cheng por el camino, y creyó que funcionaría.
Pero a pesar de que Jiang Cheng era un joven amargo, con el alma destruida por las cuestiones del tiempo, Jin Guangyao observó como a pesar de eso, Lan Xichen lo observaba como el primer día.
Un amor tan puro que era casi imposible que fuera arruinado por los planes perversos del Jin, un amor del que el Jiang ni siquiera era consciente.
Jing Guangyao era colera, era enfado, era ego, pero cuando se enteró de que habían encontrado partes de un cadáver vagando por ahí, más la llegada de un Wei Wuxian que parecía estar dispuesto a desmontar toda su red de mentiras, fue miedo y arrepentimiento lo que sintió.
Siempre quiso seguir con su plan hasta el final, no fue hasta sus últimos minutos de vida en aquel templo, que verdaderamente se daba cuenta del mal que había hecho, sintió un arrepentimiento que comenzaba a desmoronarle el alma, si es que aún tenía, y cuando vio la traición del Nie, sintió en su propio cuerpo lo que el mismo había causado, y creyó que se lo merecía tanto.
Tuvo terror de ver al fantasma de Nie Mingjue, tuvo terror porque si el fantasma aparecía sería como verle la cara al principio del fin, y Jin Guangyao comprendió, que nadie le procesaría jamás un amor tan puro como el que el Nie mayor sintió por el, pero que su alma envenenada jamás se lo dejó ver.
El Jin deseó su muerte, e imploró ser castigado, quiso que su alma se fragmentara y quedarse vagando siempre como un alma en pena, quiso que se le devolviera todo el mal que había hecho.
Las cosas no siempre suceden con normalidad, y cuando el Jin reencarnó con todos sus recuerdos, creyó que sus pesadillas infantiles, los maltratos de su padre, no eran suficiente castigo, para colmo se había encontrado con los Lan, en incluso con Nie Mingjue.
Alguien le había dado una segunda oportunidad, que no merecía, pero que no dudaría en aprovechar, y realmente lo intentó.
Intentó darle pistas a Lan Xichen pistas para encontrar a Jiang Cheng, intentó que estos dos fueran felices, los apoyó en todo a todos, pero sobre todo aprendió a amar.
Aprendió a amar sin ser codicioso, aprendió a disfrutar de las risas de los demás, aprendió a amar incluso el sufrimiento de la vida, que siempre es un buen maestro.
Lo que más amó con toda su alma, lo que verdaderamente tenía su corazón, ahora mismo se mantenía estrechándolo entre sus brazos, con unos niveles de protección y amor totalmente puros.
Había aprendido a amar a Nie Mingjue, aunque desde que lo vio por primera vez, sospechó que en el fondo siempre lo había hecho.
Jin Guangyao nunca trataría de justificar sus acciones, pero se sentía merecedor de contar su cambio, y aunque las personas evolucionan solas, debían darle una gran parte de crédito a la persona que dormía a su lado.
Este capítulo no lo tenía planeada y no estoy verdaderamente contenta con el resultado, pero así ha quedado.
¿Qué les ha parecido? Sinceramente me ha salido completamente expontaneo, y por mucho que me disguste las acciones de este personaje, creo que todos tenemos una historia, y como historia, merece ser contada.
Bueno solo queda un especial más, que estoy segura les va a encantar, aun no se cuando lo publicaré, probablemente no muy pronto, pero lo publicaré
Muchas gracias por los votos y los comentarios, verdaderamente me animan mucho.
Cuídense y usen mascarilla ♡
ESTÁS LEYENDO
Kintsugi
FanfictionLos rayos también son luz a través de la profundidad de las nubes.