Día 2

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Género: Romántico, hurt/comfort, drama.


Tema: Celos.


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Después de años la guerra ha concluido. Obviamente pasaron un sinfín de horribles cosas para poder llegar a dicho desenlace y, como recurrentemente se decía de boca en boca, no hay buenos ni malos, sólo gente siguiendo sus propios ideales o los de otro. La mayoría terminaba siendo víctima de todo aquello. Tanto humanos como representaciones perdían la voluntad de decidir cómo proceder. Un ejemplo claro fue su situación, donde él mismo no tenía intención de involucrarse, sin embargo, tras unos ataques a unos buques petroleros los dirigentes de su nación se vieron obligados a dejar la neutralidad y adoptar un bando.


En este caso el de los aliados. Junto a URSS, Reino Unido, China, Francia y Estados Unidos de América. Como era de esperarse su participación fue a través de éste último pues su país no contaba con los recursos necesarios para inmiscuirse en una guerra de tal calibre. En un principio creyó que su vecino se rehusaría pero, sorprendentemente, lo aceptó con facilidad. Por lo que la mayor parte del tiempo la pasó a su lado y eso sólo los llevó a descubrir un sentimiento entre ellos que, al menos él, daba por muerto.


Durante los entrenamientos y, consecuentemente, las misiones en Filipinas. México volvió a enamorarse perdidamente de su vecino del norte quien, en el último año, comenzó a darle señales de sentir lo mismo. Al punto en que los coqueteos se hicieron una constante, eventualmente pasaron a las caricias furtivas, luego a los besos robados. Después, en una cálida noche en que el avión del mexicano fue derribado y encontrado rápidamente por el anglosajón, donde tuvieron que buscar refugio para evitar las tropas enemigas. Terminaron por sucumbir a la tentación, teniendo relaciones sexuales.


A partir de ese momento, el mexicano creyó que algo empezaría entre ellos pues pese a la guerra, continuaron repitiendo dicho pasional encuentro cada vez que tenían oportunidad. De igual manera se llamaban por apodos melosos, él lo besaba cada vez que se separaban, no obstante, no habían formalizado nada. Debió suponer que fue un simple desahogo del rubio ante la tortuosa situación que les tocó compartir. Probablemente lo hubiera hecho con cualquiera.


Al menos esos son los pensamientos que inundan su cabeza en este preciso momento donde observa al estadounidense siendo rodeado por Polonia y Filipinas, ambos agradeciéndole por lo que ha hecho. Por todo el mundo se considera que es gracias a su presencia que se pudo derrotar a las potencias del eje. México también está seguro de eso, después de todo, no importa lo que sea, Estados Unidos puede hacerlo. Basta ver el desarrollo que está teniendo su país.


Todo eso lo vuelve a llenar de las mismas inseguridades que hace años le hicieron desistir de sus intentos por confesar el inmenso amor que tenía (y tiene) por él. Es decir, ¿qué podría ofrecerle? Habiendo tantas representaciones de países qué lo hacía mejor o diferente. Se envuelve en sus brazos cuando el filipino abraza a su vecino del norte. Polonia no se queda atrás, también se une. Se muerde el labio inferior y por más que trata de apartar la vista no puede.


Como le gustaría separarlos. Gritarles que se alejen o mínimo que guarden una distancia considerada normal o respetuosa pero es nadie. No tiene derecho sobre el anglosajón. Sólo porque se han acostado durante los últimos meses no quiere decir que sean algo más. Después de todo ninguno ha declarado abiertamente el deseo de ser pareja del contrario, así que todo parece indicar que es libre de hacer lo que quiera con quien quiera. Aun así, nada puede hacer para suprimir el enojo y el dolor que siente.

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