2- Sólo un sueño.

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Me dolío mucho discutir de este tema con mamá... sobre todo, al frente de Lar... espera. ¡¡Laros!! 

Giré para verlo y pedirle disculpas por tener esta confrontación en frente de él. Pero cuando giré, el no estaba más y tampoco los libros.

Me apuré en entrar a mi oficina, al entrar lo vi, estaba reposando los libros en mi escritorio.

-Laros.

-Catrina.

-La... lamento lo de allá afuera- tragué el nudo que tenía en la garganta. Estaba realmente avergonzada- mamá y yo siempre peleamos por la misma razón...

-¿Y por qué pelean? Digo, si se puede saber- hizo una sorisa ganadora, haciéndose notar dos hoyuelos en cada comisura de su boca.

-Sabes por que, nos escuchaste, Laros.

El río en voz baja.

-Te juro, con una mano el en corazón, que no oí nada. Apenas empezaste a gritar lo primero que hice fue juntar los libros que habiamos echo caer y salir de ese incómodo momento entre Elena y tú.

Sonreí.

-Mi padre nos abandonó a mi y a mamá cuando yo tenía apenas 12 años. Nunca más volví a saber de él- Tragué saliva- Mi madre le tiene mucho rencor, a la vez la entiendo, no debe ser fácil cuidar a una niña, sola. Pero, ya pasaron ocho largos años, yo ya no estoy muy enojada con él, seguramente a tenído sus razones. Lo comprendo, pero también comprendo a mamá. Lo extraño mucho, daría hasta mis uñas por verlo una sola vez más. Ya, lo único que quiero es abrazarlo y nunca soltarlo, jamás.

-Catrina, lo lamento mucho, de verdad, no se que decirte.

-No digas nada, no hace falta- Solté una lágrima.

-No, no llores preciosa.

Me sonrojé.

-¿Cómo se llama él?

-Mario- le dije- Mario Luis Watson.

Noté que por un momento se tornó un silencio incómodo.

-¿Y tú?- Lanzé

-¿Yo? ¿Qué?

-Cuentame de tu vida. ¿Tus padres? ¿Cómo se llaman?

-Verás- se apresuró a decir- catri... oh, no te molesta que te llame así, ¿verdad?

Negué con la cabeza.

-Ok... bueno, sigo en donde me quedé. Verás, no tengo mucha relación con ellos, yo, yo me fui de casa cuando me enteré algo que realmente me molestó y me afectó. Estube dumiendo en una plaza, con unos bolsos cargados con ropa mía. Allí me dediqué a cantar. Un día decidí a hacer algo, tenia que ganar dinero de alguna forma para conseguir donde vivir. Entonces agarré dos botellas que se encontraban a los lados del banco en el que yo dormía y empezé a tocar suaves melodías, golpeandolos lentamente sobre el banco. Hice el ritmo de una canción que me sabía, y que realmente me encantaba. Pusé en mis pies un gorro que llevaba en uno de los bolsos, toqué con las botellas y empecé a cantar- sonreí- Ese día había ganado dinero suficiente como para un hotel por algunas noches. La verdad me sorpredí de todo el dinero que gané.

-Lo lamento de verdad. ¿Cuántos años tenías?

-Catorce- quedé helada.

Quedamos cinco minutos sin hablar hasta que en un momento me dijo:

-Bebé, nos acabamos de conocer, pero te digo que, sinceramente, me encantas.

Colocó sus manos en mis caderas y me acercó lentamente hasta su cuerpo. Estabamos tan cerca que podía sentir como respiraba, agitado.

-Oh, Lar...- el me besó antes de que pudiera teminar la frase.

¿Qué? Laros besándome

No, no, no, no. 

No me tengo que concentrar en un chico en estos momen...

Sentí que su lengua empezó a tocar la mía, e inmediatamente me alarmé. Quise correrlo a un lado pero él no sedió. Me arrinconó en una pared y siguó besándome.

De verdad, el era un chico demaciado apuesto, pero no podía, lo acababa de conocer.

No podía estar pasando.

¡Laros.estaba.levantandome.la.falda!

-¡Deténte!- logré decir.

-¿Qué ocurre? preciosa.

-No nos conocemos. ¿encerio estabas subiendome la falda?

-Sh- me dijo enojado- te quedarás quietita mientras yo disfruto ¿si?

¿Queeeeeeeeeee?

-¿Perdón? Sueltame imbesil.

Pero el no sedió, nuevamente. Me tenía acorralada, quería escapar, pero había cerrado la puerta con llave.

¡¿Y la llave?!

Oh no, oh no.

Intenté safarme de su agarre pero era imposible. Me sostenía cada vez más fuerte.

Seguía subiendo mi falda.

Senti dos dedos adentrandose. ¡Quiso tocarme la parte!

¡SI! Esa parte.

Lo escupí adentro de la boca, no sé como hice, sólo lo hice.

-¡Sueltame! Hijo de p...

No me dejó terminar, estaba agarrandome del cuello, para que me callara.

Bajó mis pantaletas hasta que intentó tocarme. 

De repente hice fuerza y le pegué en el rostro.

Salí de su agarre, me subí las pantaletas y bajé mi falda.

Salí corriendo hacía la puerta a buscar ayuda.

-¡¡¡Mamá!!!- grité lo más fuerte posible- ¡Ayuda!

Laros vino corriendo e intentó agarrarme. 

De repente, en toda esta situció escuché que alguien decía mi nombre, me llamaba.

-Catrina, Catrina, hija, oye, ¿me escuchas?, oye, Catri.

¡DESPERTÉ!

¡SI!

Era un sueño.

Ufff!

Terminé enamorada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora