Encuentros

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Con una sonrisa tonta la vio alejarse mientras su manager le preguntaba qué había sido eso.

-No tengo idea- respondió.

Unos minutos más tarde Minnie se encontraba de pie frente a muchos medios de comunicación que estaban a la espera de su discurso.

Comenzó hablando sobre donde había crecido y contó alguna que otra anécdota de su vida como introducción sin embargo cuanto más pasaba el tiempo su discurso pasó a ser con mayor seguridad la cual no sabía de dónde provenía pero que parecía contagiar y animar a todo aquel que la estuviera escuchando. Para finalizar les aseguró a los presentes que a pesar de que las circunstancias eran difíciles ella se pondría de pie las veces que fuera necesario para conseguir lo que se propuso. Su equipo de trabajo la respaldaba desde uno de los costados del escenario donde ella se encontraba. La rueda de prensa llegó a su fin y Minnie se dirigió a su departamento más animada que nunca.

Pasaron varios días desde ese peculiar encuentro hasta que una mañana dos de las misteriosas agentes se encontraban sentadas en la banca de un parque:

-Debe derramar su café a las 7:05- dijo Ari y volvió a repetir

Yuqi un poco fastidiada por la situación en sí, habló:

-Lo haré en cuanto cruce el parque-

-No me imagino estando tras de ella tanto como tú- Ari se levantó de su sitio y se alejó a pasos ligeros. Yuqi soltó un suspiro y siguió esperando a que Minnie se marchara de su departamento.

Esa misma mañana Minnie despertó al escuchar la alarma de su reloj, se encaminó a la ducha y terminó de alistarse para su día. Un traje sastre hecho a su medida de color café oscuro fue lo que eligió entre su guardarropa. Minutos después hablaba con Soyeon por teléfono, mientras veía las noticias.

-Tom Franklin del Journal te llamará en 5 minutos. Le di el número de tu Blackberry-

-Quieres darle el 3227 a este número aún no me acostumbro-

-No puedo. Sus llamadas deben hacerse a los números oficiales. Te pedirá que te asocies a su firma- Soyeon replicó.

-Por cierto te vi en televisión- Minnie sonreía de manera maliciosa.

Soyeon se sorprendió - ¿ah sí? ¿Y que dijeron de mí?-

-Que estas más alta- ambas comenzaron a reír.

-No pues gracias-

-La verdad es que quedaron cautivados con tu estatura-

-Mira voy a colgar así que mejor apúrate. Tenemos cosas que hacer- la llamada finalizó.

La rubia salió de su departamento a paso lento. Era una mañana fría de otoño, el sol estaba aún oculto detrás de unas nubes que se negaban a dejarlo brillar en todo su esplendor. Como era costumbre la congresista compró el café expreso que tanto le gustaba, siguió su camino hasta la parada del autobús y esperó unos minutos a que este apareciera para abordarlo. Mientras que cierta agente de cabello rojizo se había quedado dormida en la banca del parque, el tiempo seguía corriendo hasta que un rayo de sol le dio directo en la cara ahí fue cuando salió de su siesta todo iba bien hasta que recordó lo que se suponía debía estar haciendo. Del bolsillo interior del saco extrajo una libreta pequeña, se puso de pie y revisó su contenido, rápidamente levantó la vista y comenzó a buscar con la mirada a cierta tailandesa.

La divisó abordando el autobús y soltó una maldición. A grandes zancadas Yuqi intentó alcanzarlo

-¡Oiga! ¡Hey! ¡Espere!- gritaba.

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