Prólogo.

38 5 1
                                    

Una lluvia torrencial sucumbió el débil techo de la vieja casa de los Semper, Sophia sostenía a la pequeña Alyssa en brazos mientras mascullaba palabras de consuelo para que la niña no se asustara con los fuertes truenos que hacían vibrar las paredes y las ventanas, es como si Dios se hubiese enojado con ellos y los estuviera castigando.

Su hermana y cuñado salieron por la mañana para realizar algunas diligencias, según no podían esperar y era casi media noche sin tener alguna información de ellos, comenzaba a preocuparse también por su esposo que salió a buscarlos hacía más de tres horas. Ninguno de ellos volvía todavía y el clima tampoco ayudaba a sus nervios.

Alyssa se retorcia en los brazos de su tía para que ella la soltase, pero la mujer no cedía y la tomaba con más fuerza de la cinturita, la niña repetía una y otra vez palabras sin sentido aún siendo ya un poco mayor para balbucear.

—¿Qué dices cariño? —Preguntó Sophia extrañada. Alyssa de 5 años, se encogió de hombros mientras se liberaba al fin de su tía para después salir corriendo hacía la sala.

Las dos estando ahí, cantaron y dibujaron para pasar el rato, mientras Sophia se mantenía en el sofá esperando respuesta de algún miembro de su familia, la pequeña niña tarareaba lo que parecía ser una canción.

—Creo que mami y papi ya no van a volver —Se escucho decir con esa voz chillona que la caracterizaba.

Su tía inmediatamente volteó a verla y se puso de cunclillas para mirar su carita llena de pesar, la familia Semper no era muy grande, a lo largo de generaciones hubo pocos miembros, y después de que la madre de las hermanas muriese, ellas eran la única descendencia que quedaba, la madre de Alyssa; Lyre, y Sophia, siempre fueron las dos contra el mundo, el solo pensamiento de que algo les pasase, no lo podía concebir.

—No te preocupes cariño, que mamá y papá seguro están resguardándose en algún lugar por la lluvia, pronto llegarán a casa —Trató de tranquilizar a la chiquilla

—¿Entonces por qué el hombre del sombrero negro me dijo que nunca volvería a verlos? ¿Es un mentiroso tía? Porque mami dice que las mentiras no son buenas.

—¿Quién te dijo eso corazón? ¿Qué hombre?

—Estaba parado justo en medio de ahí —Alyssa le señalo a su tía con su dedo regordete en medio de la sala dónde se encontraba un arco de madera hacia la cocina. Sophia arrugó el entrecejo y se levantó para revisar que no hubiera nadie en la casa. Al regresar con la pequeña, vió como ella, sentada con los pies encogidos parecía hablar con alguien, no se veía perturbada, parecía estar alegre por aquellas visitas.

Claro que Sophia se sobrecogió y un escalofrío le recorrió de la planta de los pies a la cabeza, tomó en brazos a Alyssa y salieron de la casa lo más pronto posible.

—Cariño, quiero que recuerdes como era ese hombre y me lo describas ¿de acuerdo? ¿Puedes hacer eso por la tía Sophi? —La niña asintió y le contó todo desde la primera vez que vió al hombre del sombrero negro.

La mujer se quedó perpleja al escuchar sus historias y sintió un nudo en su garganta porque tal vez de no haberse alejado tanto de su familia, hubiera ayudado a su hermana con la situación que estaban viviendo con Alyssa.

—No llores Sophi, el hombre me dijo que mis padres no iban a un lugar tan horrible, que pronto yo los acompañaría ¡sí! volveré a verlos pronto —Celebro dando saltitos sobre el asiento del copiloto en el auto.

Su tía se quedó horrorizada por aquella confesión y tomó la decisión de nunca más dejarla sola.

Al día siguiente que todo se calmó, su esposo Joseph regresó y le anunció que la policía había encontrado el cuerpo de una pareja en las aguas caudalosas que provocó la tormenta, no los vieron hasta que arrastraron los cuerpos hasta una presa donde se estancaron, no sabían de quién eran porque estaban irreconocibles, parecía como si un animal los hubiera atacado con arañazos en el rostro y los hizo sangrar hasta quitarles la última gota de sangre del cuerpo.

Princesa InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora