Capitulo 1.

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Capítulo 1.

"¿Qué pasó con mi amigo?"

Eran pasadas las 6:30 cuando todo sonido monótono cesó. Ya no podía mas, eran suficientes números y cuentas para ese día. Tenia que moderarse por su salud, trabajar desde las 6 de la mañana hasta las 7 de la tarde, tarde o temprano terminaría por matarlo. Pero debía reconocer que era ese el único modo de no pensar en ella y en ese maldito que había desaparecido.

- Señor Montenegro, ¿Me permite pasar? - Le pregunto Sofía, su fiel secretaria, sin abrir la puerta.

- Pasa - La dejó.

Al poco tiempo entró Sofía con una taza de café entre las manos. Ella le sonrió y Miguel le ofreció un fingida, una de las mas sinceras que había regalado desde que llegó a México.

- Señor lleva aquí todo el día sin salir, supuse que le caería bien una taza de café - Dijo la joven Sofía y colocó la taza de café frente a Miguel.

El fuerte olor del café bien cargado pronto perforó las fosas nasales de Miguel. Él cerró los ojos y dejo que su mente volara un poco, aunque no lo consiguió como quería, ver a Pilar en esa fantasía lo amargo aun mas.

- Gracias, puedes retirarte - Dijo Miguel señalando la puerta para que Sofía se fuera pronto.

- Si señor, si necesita algo hágamelo saber - Dijo, Miguel asintió, y salió.

Cuando escuchó la puerta cerrar su barrera se derrumbo, como le pasaba todos los días. Los últimos 4 años habían sido un total infierno, aun sus días eran un infierno.

Después de la muerte de Pilar se le hizo completamente imposible vivir en Chiapas. Sus papas le consiguieron un cuarto en la ciudad de México y, sin pensarlo mucho, se mudó. Consiguió trabajo en una panadería, se encariño con el dueño y se mudó a vivir a la casa del viejo solitario, pocos meses pasaron para que el dueño muriera dejándole la panadería. Él se encargó de la panadería y la hizo crecer hasta que la convirtió en una de las mas conocidas de la ciudad. Pasó un año cuando recibió la llamada de su madre diciéndole que su padre había enfermado y que había muy pocas posibilidades de que se curara.

Él regresó a Chiapas y se entero de que su padre le había heredado la pequeña empresa de la que era dueño, él al principio se negó pero terminó aceptándolo ya que era el único hijo barón de su familia. Cuando su padre murió, regreso a la ciudad para hacerse cargo de sus, ahora, dos negocios. Vendió algunas cosas, compró otras, invirtió con algunos y obtuvo como resultado una exitosa empresa, una conocida panadería y una fortuna que poco a poco crecía. Debía reconocer que ambas cosas lo tenían bastante ocupado, pero le gustaba, trabaja muy duro todo el día para no tener tiempo de sobra pensando en Pilar. Duro así dos años, trabaja hasta que caía rendido y si tenia tiempo libre iba al gimnasio, hacia todo lo posible para mantenerse ocupado.

Pero todo cambió cuando los negocios comenzaron a trabajar bien, tenia muchos empleados así que ellos ayudaban con el manejo de las cosas. Poco a poco su tiempo libre se multiplicaba, seguía trabajando duro, pero ni el gimnasio lo ayudaba a llenar ese espacio. Fue buscando pasatiempos, hasta que encontró algo que realmente le encantaba, todos los días pintaba lo que sea hasta que los ojos se le cerraran. Así pasó todo un año, cada vez le gustaba mas y era bastante bueno en eso, pintar era lo único que lo mantenía vivo, y eso era lo que le gustaba.

Aun metido en sus recuerdos, tomó un poco de su café y movió la cabeza decidido en que seria mejor trabajar un poco mas, trabajar nunca dañaba a nadie...

*

No sabia cuanto tiempo había pasado, pero las manos comenzaban a dolerle y ya había anochecido, estaba mas que claro que ese día no iría a la panadería.

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