¡Robbin lo siento!

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-Max... Te estoy hablando.- dijo la mayor al ver que Max no le hacía caso.

-Oh, lo siento Robbin. Esque no puedo quitarme de la cabeza el que le pasa a Ce... No lo entiendo, y me tiene demasiado preocupada.

-Ya, bueno... 

-¿Que?

Robbin no respondió, lanzó una sonrisa divertida a la pelirroja y se giró.

-¡Robbin! ¿Que quieres decir?

-Bueno, eso deberías de descubrirlo tú.

Dicho eso la mayor se fue dejando a Max con sus palabras rodando por la mente.

.

-Ce... Que ganas tenía de que vinieras. ¿Ce?- dijo Mike

-¿Si?- La pequeña miraba a los árboles. -Son preciosos...

-Si. Bueno... ¿Que tal os habéis adaptado en vuestra nueva casa?

-Oh... No muy bien, no tenemos muchos amigos... Es aburrido. 

-Bueno, por lo menos aquí tienes amigos. Puedes hablar con nosotros aunque estemos distanciados.

-Mike...

-¿Si?

-Tu... ¿No querías que viniera?

El chico se sorprendió de la pregunta.

-Claro que quería, es genial que estés aquí.

.

-Oh, no. ¡Robbin! ¿Como se te ocurre?- gritaba la pelirroja.

-¿Acaso no es obvio?

-¿En serio crees que estoy loca? ¿O enferma?

La pelirroja tenía una furia increíble, pero la mayor estaba muy tranquila.

-Oye, yo no he dicho eso en ningún momento. Solo he dicho que te gusta Ce.

-Es imposible, yo nunca seré así. Ni siquiera sería amiga de alguien así.

-¡Pues entonces no sé porque eres mi amiga!

La mayor se fue y Max se quedó paralizada... ¿Qué acababa de hacer? ¿Y si Robbin tenía razón? Ya tenía una duda más que acumular en su cabeza.

-¿Donde está Robbin?- dijo la pelirroja demasiado nerviosa. 

-Se ha ido por allí.- Steve señaló una dirección.

-Gracias Steve.

Dicho eso Max salió corriendo.

.

-¡Robbin! ¡Robbin lo siento!

Max sabía donde estaba Robbin. Se le oía desde lejos.

-Lárgate.

-¡Robbin! Robbin por favor...

La pelirroja no podía con ello y unas lágrimas aparecieron en sus ojos, ¿por qué lloraba tanto? Todo fue desde que llegó Ce... Bueno, no, todo fue desde la muerte de su hermanastro. No podía aguantarlo más; había llorado más en los últimos tres días que en el resto de su vida.

La mayor deseaba salir y abrazar a la pelirroja, pero no lo hacía, quería que sufriera por lo que había dicho. Pero... ¿Por qué? Ella no era así. 

-Escucha... Vete, piensa en lo que has dicho y vuelve mañana, ¿entendido?

-Si...

Todo cambia contigo ·Elmax· EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora