Preparativos

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Últimamente, el no ha venido. Hace ya una semana que no lo veo.

En aquel día, el parecía ser otro. Su mirada, me daba escalofríos.

Tan solo al recordar esa escena, el cuerpo de la recepcionista tembló levemente.

Recordando aquéllos sucesos, su corazón se aceleró y grabó un recordatorio en su mente: El esta bien... .

La advertencia sagaz fue interrumpida por una emoción aún más fuerte.

Tenia miedo, cuando vio esos ojos rojos rubíes ardiendo en cólera, su corazón se aprietó y su garganta se secó.

Noches, tardes e incluso mañanas, ella pedía a los dioses, que el chico afable y simple volviera.

Cubierto entre sus delgados dedos, un collar verde jade, era agarrado con fuerza.

Era simple, una piedra sostenida por una placa de metal. Tenia una cuerda dorada con detalles azules.

Había sido regalado por el mismo chico del que tanto pedía.

De una tienda cualquiera, no era invaluable o de calidad alguna. Sin embargo, lo apreciaba.

La muestra de amistad, un pacto hecho un adorno.

Su juicio tan puro, era lo que la hacía una gran amiga, una mujer de sentimientos puros.

XXX

En el centro de la gran ciudad, una edificación se sobre ponía

Una gran torre que llegaba a los cielos, era exaltado por los mismo dioses.

Imposible de comprender, para los seres del mundo inferior, los procreadores fueron las mismas divinidades.

La puerta al infierno, denominada—<Babel>–intermediario entre ambos mundos.

El calabozo, estaba en su interior.

Aparentemente infinito, cuevas gigantes llenas de todo tipo de monstruos.

Charcos de sangre, eran su sed. Factor clave para la construcción de una gran muralla.

Con sencillez, se complementaba con <Babel>—en su cima, una diosa yacía.

La más hermosa de los cielos y la tierra, Freya era la única que podía tener ese título.

Su título le daba mala fama, recia a esas críticas mínimas, pues no eran más que hormigas, a sus pies.

"Es tan hermoso, su alma brilla... ¡es tan intenso!"

Una voz fina pero exaltada, sono a la proximidad de una habitación lujosa.

Su voz denotaba excitación. Se lamió los labios.

Estaba sentada en una silla en forma de trono, los bordados y detalles, eran finos.

Madera de alta calidad, los colchones de porcelana y de un color morado oscuro.

Puesta frente a un gran ventanal, donde se podía ver todo orario.

"Hace una semana, su alma pareció oscurecerse. Pero, Hestia interfirió y se recuperó"

Siguio hablando mientras se levantaba de su asiento. Camino hacia un estante en pos de ella, con elegancia movia sus piernas.

Su cintura ladiaba con refinamiento, su cabello plateado brillante se mecia ante el movimiento.

Oculto ante la vista, una sombra vio su exaltado estado.

Era alta y gruesa, se distinguía abstractamente su estoica figura. Un demi-humano, para ser más precisos, un hombre jabalí.

La Despedida De Un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora