Capítulo 11 (Cambiando la corriente)

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Caroline despertó, para darse cuenta que había dormido día y medio. Una bandeja con su desayuno, junto con una pequeña rosa y una nota que la acompañaba, dónde klaus decía que la vería más tarde. La rubia tomo la rosa y abrazo su pequeño vientre sonriendo con felicidad. Estaba ansiosa por verlo y darle las gracias.

Klaus había ido al departamento del Camille, ya que necesitaba desahogarse con alguien y contarle los últimos acontecimientos. Después de todo habían acordado que sería su escribana, Camille no muy conforme con la máquina de escribir que le había llevado klaus plasmada cada queja del rubio. Desde hacía varios minutos.

—Todos me han abandonado, mis hermanos son tan falsos y enfermos como lo fueron mis padres, Elijah intento alejar a mi bebé de mí, Insinuó que expongo sus vidas sin contemplaciones, trato de alejarla de mí. Él como de costumbre no sabe nada, pero prefiere pensar lo peor de mi. Antes de confiar.

—Con una laptop sería más fácil. —Se quejo Camille poniendo corrector sobre la hoja.

—Sabias que con una máquina así, escribieron las memorias de Genin Wayne.

—Puedo ver el parecido. Alcohol y actos de violencia sin razón.

—Elijah y Rebekah me han herido en lo más profundo con sus incesantes dudas sobre mi. Cuando lo que he hecho es intentar ganar está batalla de poder con Marcel, para poder controlar el barrio, y así reclamar nuestro hogar. ¡Escribe!

—¿Con que fin? Solo repites lo mismo, una y otra vez, Rebekah quiere destruirte, Elijah quiere destruirte, ¿Ay alguien que no esté planeando tú caída, para verla? No creo que confíes en tu reflejo.

—Existe alguien en quien puedo confiar. —Confeso klaus sorprendiendo a Camille.

—Oh en serio, ¿De quién se trata? —Pregunto interesada. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de klaus al recordar lo angelical que lucia cuando le dejo el desayuno esa mañana.

—Se trata de Caroline, la madre de mi hija. —Respondió, Camille no pudo ocultar su sorpresa.

—Que la hace diferente al resto, ¿Por qué en ella sientes que puedes confiar?—Pregunto curiosa. Klaus se detuvo a pensarlo y se dio cuenta que no había una razón para ello.

—No es una razón, puede que sea un motivó. Cuando la conocí sentí que ella y yo compartíamos más cosas en común de las que podía imaginar. Pero a diferencia de mi, ella no está rota, Ella sigue brillando, no tiene demonios que la atormenten. —Confeso, Camille sabía que había algo más detrás de esa confesión. Klaus nunca hablaba así de nadie. Ella era especial para él, más de lo que el mismo sabía.

—Es un dechado de virtudes, por lo que entiendo.

—Todo lo contrario, Es real y transparente, no tiene filtros, lo que siente lo dice. Es optimista, siempre encuentra un motivo para ser feliz. Además de tener un sentido del humor un poco ácido, lo cual me agrada debo decir.

—Suena que es una chica genial.

—Lo es, pero tiene defectos, no ama el arte tanto como yo. Ella ama leer, pasa todos los días leyendo, hace días la descubrí leyéndole a nuestra hija un libro que le regale. Puede que no sepa mucho de bebés, pero no creo qué sea educativo ese tipo de lecturas para mí hija. Tal vez le regale algunos libros infantiles. —Pensó en voz alta.

—Klaus ¿que sientes por ella?. —Pregunto Camille.

—No tiendo tú pregunta.

—Creo que si lo entiendes pero te resistes a responder. —Le aseguro —¿Estás enamorado de ella? —Camille noto, la expresión tensa en el rostro de klaus ante la pregunta. —Seria algo natural después de todo. Si lo estuvieras. Ella será la madre tu hija. Ambos comparten un vínculo especial. Que nadie nunca romperá. —Y darse cuenta de eso a Camille le provocó una ligera incomodidad.

Se puede amar -Klaroline- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora