CAPÍTULO 8: ROWAN
Rowan no podía creerlo.
Durante la Gran Guerra, miles de mortales se dejaron llevar por la oscuridad, y su odio hacia los Magius era tan contaminante que entregaron su vida a la magia prohibida. Muchos, si es que sobrevivían al proceso, se convertían en beztialki: seres sin alma que gozaban de un poder lejos de todo lo sagrado, se alimentaban de la energía tanto de mortales como de hechiceros, y destruían todo a su paso. Fueron los grandes enemigos de los Magius por un gran tiempo, hasta que el hechicero más poderoso de Nahlas sacrificó su vida para salvar al reino.
Y Rowan no podía creer que, luego de cien años de paz, estuvieran de regreso.
Cuando Callahan Novác la despertó esa mañana, avisándole que debían abandonar el pequeño y acogedor hostal de inmediato, y dirigirse al Instituto Drulany por órdenes del insulso capitán Gillian, se había enojado. Hubo insultos y discusiones, en las que Ava tuvo que intervenir para apaciguar el ambiente y poder ponerse en marcha. Sin embargo, cuando escuchó las declaraciones de los eventos que sucedieron esa noche, el ataque hacia dos soldados de la primera división y tres estudiantes de último año, Rowan tuvo que abandonar su ira, amargura, y todo lo relacionado. No era tiempo para quejas.
La oscuridad estaba resurgiendo en Nahlas, y si no actuaban rápido, sería demasiado tarde.
—¿Están seguros? —preguntó Ava. No sonaba temerosa de la situación, pero sí desconfiada. Era válido, por supuesto, no dejarse llevar por simples palabras. Ava era como ella en ese sentido: necesitaba vivirlo para creer.
El capitán Gillian los había invitado al despacho del rector Gregoric. Este último estaba sentado en su escritorio, con la espalda bien erguida y posición autoritaria. Su expresión demostraba preocupación, mientras que el capitán Gillian, de pie y a su lado, se veía más bien molesto por la simple pregunta de su compañera.
—Tienen nuestra autorización para interrogar a dos de las víctimas, si lo requieren. —dijo el capitán, pero no sonaba a una invitación. —Solo una se encuentra todavía inconsciente, pero...
—Con respecto a eso, capitán, recuerda lo que dijo Chbosky. —mencionó el rector Gregoric, quien lucía ahora cabizbajo. —Me temo que ella ya no se encuentra en nuestra jurisdicción.
Rowan alzó una ceja, sin poder esconder su asombro. No podía significar...
—Sabemos que vinieron por razones totalmente diferentes. —continuó el rector, y se dirigió específicamente a Rowan. No estoy al mando, quiso decir, pero prefirió guardar silencio. —Pero necesitamos que regresen a uno de los suyos. Es una dirka. No será bienvenida aquí.
Callahan escogió el peor momento para reírse.
—Déjenme ver si tengo todo en claro —Ava hizo un pobre intento de detenerlo, pero Rowan sabía que no serviría de nada. Era Callahan, después de todo. —Descubren una Magius entre ustedes, ¿y lo primero que piensan es que deben regresárnosla? ¿Qué clase de lugar es este? Santos...
—Sus Santos no son bienvenidos aquí. —esta vez fue el capitán quién habló, y dio unos pasos hacia él. —No se equivoquen, aprendices. Son invitados cordiales, enviados por el mismo Rey Finnegan, para ayudarnos a combatir estos extraños sucesos. Estamos agradecidos por su contribución en encontrar a los responsables de las últimas muertes en Osvelt... pero no piensen, por un segundo, que adoramos sus aborrecibles prácticas.
Callahan parecía ofendido. Eso era nuevo para Rowan, pues él nunca se tomaba sus insultos personales. Y ella lo insultaba constantemente. Callahan se dispuso a responder enseguida, pero Rowan tocó su hombro, y con una sola mirada, él comprendió que ella iba a hablar.
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The Wintering Realm
FantasyBienvenido al mundo de Nahlas, donde lo sagrado y lo oculto se enfrentan eternamente... Y solo uno podrá vencer.