Ｃｅｎｔａｕｒｉ (タウリ) ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿ

Capítulo 1

Antes de abrir sus ojos, tomó inhalaciones cortas; relajó sus extremidades entumecidas y sintió su sistema distribuir el amplio malestar que se instalaba desde el centro de su estómago hacia cada pequeña parte de su cuerpo.

La cabeza le dio vueltas cuando trató de erguirse en su lecho, viéndose retenido por sujetadores estrujados en sus muñecas, talones y abdomen. Jungkook pensó que poco faltaba para que le amarraran el cuello de igual manera.

Quiso volver a recostarse, dándose cuenta de que por muy pequeño que fuese el espacio, la mayoría de su cuerpo no tocaba la superficie de la cama improvisada. Supo entonces que estaría golpeándose de lleno contra el techo a milímetros de distancia de su rostro si los sujetadores no hubiesen estado ahí.

La falta de gravedad fue una de las primeras cosas que notó, además de la arenosa sensación que sentía emerger de su garganta cada vez que intentaba tragar un poco de la saliva acumulada durante esos 4 años dormido.

Tantos años en crío. Sus uñas seguían creciendo, su cabello también, pero él se había mantenido en un estado de sueño ininterrumpido. De alguna manera lo agradecía, no tenía idea de cuando había sido la última vez que había dormido tan plácidamente. Sin sueños, sin pesadillas.

Sin nada que le obligase a levantarse en medio de la noche, nada parecido al estallido de una granada o los gritos desgarradores de un padre sosteniendo el cuerpo sin vida del menor de sus hijos. El sonido de una bala perdida y la vida de un hombre que no volvería ser lo mismo.

Jeon Jungkook dio la bienvenida a la vida.

Dejó que la cúpula en donde estaba metido fuese absorbida desde fuera, dándole absoluta libertad unos segundos después. Una chica se acercó a él, cortó los sujetadores de sus manos, indicándole que se relajase de manera muy suave. Al pelinegro le resultó agradable, justo como aquella enfermera que le suplicaba perdón al enterrar el bisturí esterilizado en su carne al rojo vivo, tratando de sacar la bala que casi le había quitado la vida hacía algunos años atrás. Jungkook recordó la forma en cómo la mujer de rojos cabellos había pasado la luz de una linterna frente a sus ojos para verificar si aún seguía con vida.

La chica que ahora estaba frente a él hizo lo mismo, confirmando cada signo vital a la vez que daba un par de explicaciones. "Tendrás hambre en un rato, asegúrate de no comer más de lo suficiente o vomitarás. Llevas 4 años dormido, tu cuerpo aún no está del todo dispuesto. Puede que muchas partes de tu cerebro aún no estén conscientes, serás evaluado en un par de horas. Pasa a la línea cuando se te pasen los mareos y regístrate con la chica de cabello corto que está por allá. Mucha suerte."

Y sólo así, le dejó solo. Ella levitaba y él seguía sujeto a la camilla para que la inexistente gravedad no le levantase aún. Se sintió mejor luego de otro "inhala, exhala" que le fue enseñado por la rubia justo cuando sentía que devolvería lo que sea que hubiese ingerido 4 años atrás.

Jungkook recogió su equipaje poco después, impulsándose con los pies para flotar hacia el compartimiento que guardaba su uniforme, ropa y datos personales. Saber que no le darían un arma de inmediato le había sorprendido un poco. Cada vez que era solicitado en algún lugar, las personas a su alrededor parecían sentirse más a gusto viéndole con al menos un cuchillo en mano. No sabía en qué moral cabía eso, debió haberlo leído entre líneas cuando aceptó unirse a la milicia. Se puso el uniforme, cerró el compartimiento, se colocó la maleta en el hombro y se dispuso a acercarse a la chica de cabello corto que le fue mencionada. Un chico se le adelantó, casi haciéndole chocar con un extenso vidrio a uno de sus costados. Se quedó con la boca abierta.

Justo frente a sus ojos, se encontraba Próxima B, el siguiente lugar en donde debía ofrecer sus servicios. Era la primera vez que viajaba al espacio exterior, así como la primera vez que veía un planeta tan de cerca. Tan enorme, tan vasto. Siendo inevitable el dejar de apreciar su belleza, casi y tenía la nariz pegada a la gran ventana. Muchos más vinieron en su compañía, viéndose tan asombrados como él.