Capítulo 5

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Gruñó una maldición cuando sintió el dolor corroyendo por toda su piel, revolviéndose en su lugar con un Hoseok intentando tranquilizarlo al ayudarle a bajar de la nave. Se mordió el labio inferior con tanta fuerza que creyó hacerse una nueva herida.

Apenas habían pasado los efectos electrizantes de la adrenalina, el malestar llegó a él como miles de agujas enterrándose en su cuerpo. Las mordidas punzaban, su cabeza estaba matándole y pudo jurar que jamás había transpirado tanto en toda su vida, los nervios y la presión eran demasiado para él, más cuando reconoció sólo a la mitad del escuadrón de exploración caminando tras su espalda. Jungkook tuvo curiosidad, pues al parecer, nadie más estaba mordido, excepto Hoseok, el teniente y él. Cuando Hoseok preguntó, todo lo que recibió fue un "¿Conoces la mayor razón por la cual muchos hombres sobreviven a la guerra? Simplemente no van a ella". El teniente Zico escupió sobre ellos, acusándoles por su cobardía. Aunque aquello era gracioso, pues él había sido el primero en echarse a correr una vez estuvo a punto de morir a manos de ese chico. El hombre a su lado también le miró con odio, incapaz de aceptar como podrían abandonarle tan fácilmente, simplemente olvidándose de su existencia. Jungkook quiso decirle que debía ser capaz de abandonar su humanidad en situaciones drásticas, pero fue interrumpido por la nariz fruncida de Hoseok y su furiosa respiración al momento de estrellar al otro hombre contra la puerta principal del plantel.

— ¿En dónde está tu honor, basura? — Indagó él con rencor, Jungkook intentó alejarle antes de que cometiera alguna estupidez, zarandeándolo para apartarle del teniente, recibiendo varios manotazos en el proceso. — Hipócrita hijo de puta, estuviste a punto de dejar atrás a Jungkook... ¡Cuando podía salvarse! ¿A quién acusas de cobardía? — El hombre parecía inmutable aún bajo la mirada de los demás generales y los otros reclutas. Sólo bufó y luego negó, desviando la mirada.

— No entiendes, cabo.

— Así es, no entiendo una puta mierda de lo que sucede aquí. — Hoseok reforzó el agarre en el cuello de su uniforme, pintando sus nudillos de blanco. — Y usted va a explicarme. — Jungkook observó los ojos irritados de su compañero, inyectados en sangre, su nariz sangrante y todas aquellas mordidas adornando su piel; estuvo seguro de saber cómo se sentía, aunque no estuvo muy de acuerdo con la mirada de lástima que fue dirigida hacia él de parte de Zico, como si él supiera algo que no todos sabían. Él suspiró antes de responder.

—Tienes razón, tienes derecho a una explicación. Todos aquí lo tienen. — Hizo una pausa para mirar a todos los aterrorizados soldados. — Pero eso no me corresponde a mí. — Jungkook entrecerró los ojos con sospecha cuando vio al teniente pasar la mirada por las marcas molares del pelinegro, así como en sí mismo, luego lo miró a él y entonces volvió a soltar todo el aire de su cuerpo. — Jung, lleva a Jungkook con el doctor Min, revisen esas heridas y tendrán la respuesta que quieren. La razón por la cual quise dejar a Jeon no fue nada personal, pero es demasiado pronto para hablar de ello. Vayan, ahora. Es una orden. — Ambos pudieron notar que su tono de voz era mucho más suave y comprensivo que en varias otras ocasiones, lo que había hecho que el pelinegro le soltara de a poco, pero aún algo cabreado, lo que no le detuvo de volver a alejarse de Jungkook de otro manotazo una vez éste intentó halarle nuevamente.

En silencio, siguió a Hoseok a través del plantel. Pisoteaba el suelo con fuerza y Jungkook estuvo seguro de haber escuchado algún sollozo, lo que le consternó. Cuando estuvieron frente a la puerta con todo aquel sistema de autorización, el hombre parecía haberlo olvidado por completo y le temblaban las manos cuando levantó el puño hacia la entrada. Pudieron ver a ese hombre, Seokjin, una vez más, quien parecía más que sorprendido de tenerlos al frente, como si fueran fantasmas. Ninguno de los dos pudo describir lo que esa sonrisa de alivio representaba, pero por alguna razón, sabían exactamente lo que sus ojos rojos susurraban.

Centauri (タウリ) ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora