Jimin escuchó la última clase menos aburrido. Pues, aunque el cansancio ahora no era menos, el profesor Jeon tenía un carisma peculiar, uno que no era exagerado, pero tampoco aburrido. En realidad le gustaba como enseñaba, se notaba a leguas que adoraba ver a sus alumnos relacionarse. Por lo que Jimin podía ver, a su profesor no le gustaban las clases silenciosamente aburridas, así que punto para el profesor Jeon.
La hora terminó entre conversaciones interesantes y anécdotas personales. Los chicos ya listos comenzaron a salir del salón, todos con una sonrisa y un "hasta mañana" para su profesor. Jimin no sería el último en salir, porque a pesar de que las lecciones fueron de su agrado, tenía que llegar a tiempo al jardín de sus hermanos. Nunca se perdonaría dejarlos tirados sin nadie que los recogiera. Sin embargo, antes de cruzar la puerta del salón, el llamado de su profesor lo hizo detenerse.
—¿Yo?—Jimin se señaló sin entender. Su profesor le estaba pidiendo que se acercara al escritorio, no estaba serio, tampoco sonreía, solo estaba ahí llamándolo sin prestar atención al resto de alumnos.
Él hombre asintió.
Jimin se acercó perplejo, y quedó enfrente del escritorio a la espera, pero su profesor no habló hasta que el aula estuvo vacía, obviamente a excepción de ellos dos. Antes de decir cualquier cosa lo miró de arriba a abajo, con los ojos entrecerrados observó su rostro con concentración, como si estuviera intentando ver dentro de Jimin.
El chico, avergonzado pero sobretodo atónito, preguntó: —¿Hice algo malo?— sabía que no, pero la pregunta al menos haría que su profesor dejara de mirarlo como si fuera alguna extrañeza.
Sonriendo, enmarcando los altos pómulos, el adulto respondió que no, que no había hecho nada malo—¿Tú debes ser hijo de los Park? De la señora Margaret Park y Davis Park. ¿Tengo razón?
Con los ojos en blanco, Jimin parpadeó procesando las palabras de su profesor. ¿Cómo era posible que alguien como este hombre conociera a las escorias que tenía por padres? Le pareció extraño, demasiado. Sus padres no acostumbraban a llevar personas a casa, ni amigos ni conocidos, solo mujeres u hombres con los que pasaban una noche y punto.
—Sí, son mis padres—con el ceño fruncido, Jimin sintió interés por todo la situación peculiar—¿Los conoce? ¿De dónde los conoce?
Él asintió, luego respondió con esas expresiones que haría un hombre adulto al hablar de un viejo amigo—Fuimos compañeros en el colegio, tu padre y tu madre fueron grandes amigos míos. ¡Estoy sorprendido!—la exclamación hizo a Jimin irritarse un poco, ver alguien tan eufórico por una amistad con sus padres era simplemente horripilante—Uh, todavía estamos en contacto, en realidad la semana pasada hablé con tu papá por Facebook. Es asombroso, que casualidad...—rió como si lo dicho fuera gracioso—¿O debería decir causalidad?—rió de nuevo.
Jimin, a quien la irritación y el cansancio no le pegaban de la mejor manera, bufó alto—Supongo que no me he enterado porque no tengo Facebook, ya sabe, el Facebook es de viejos y eso. Seguro me hubiera salido en recomendaciones de ser viejo también. De todos modos no es como si mis padres me presentaran a sus amistades.
La sonrisa en el mayor no se borró, es más, se ensanchó como si las palabras de Jimin no tuvieran nada que ver con una ofensa—Oh, vamos, chico. No soy tan viejo, tengo solo veintinueve años.
Jimin miró su rostro, en efecto el hombre se veía incluso más joven, esas ojeras incluso le daban ese toque de adolescente trasnochador, pero no se lo diría. En cambio, respondió: —Bueno, para mí que tengo catorce años lo es.
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SAUDADE: Bestias | Kookmin
FanfictionJeon Jungkook ve en Park Jimin, su alumno del colegio, la viva imagen de quien un tiempo amó, ama y, lastimosamente, siempre amará. Para Jeon, Jimin es el latente Eros prohibido y pecaminoso, es el odio que recorre lo más profundo de sus entrañas, P...