Prólogo

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ᴥ︎︎︎ 𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄 +18
ᴥ︎︎︎ 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒎𝒂𝒔𝒐𝒒𝒖𝒊𝒔𝒎𝒐, 𝒔𝒂𝒅𝒊𝒔𝒎𝒐, 𝒎𝒂𝒍𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 𝒑𝒔𝒊𝒄𝒐𝒍𝒐́𝒈𝒊𝒄𝒐, 𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂𝒍, 𝒚 𝒕𝒆𝒎𝒂𝒔 𝒕𝒂𝒃𝒖́ 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒕𝒐, 𝒂𝒔𝒆𝒔𝒊𝒏𝒂𝒕𝒐𝒔, 𝒚 𝒎𝒂𝒇𝒊𝒂.

𝚂𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚜𝚊𝚐𝚊 "𝚂𝚊𝚞𝚍𝚊𝚍𝚎𝚜".
𝙿𝚛𝚒𝚖𝚎𝚛 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘: 𝚂𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝚖𝚒 𝚜𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎.
𝙽𝚘 𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎𝚗 𝚘𝚛𝚍𝚎𝚗, 𝚢 𝚗𝚘 𝚎𝚜 𝚘𝚋𝚕𝚒𝚐𝚊𝚝𝚘𝚛𝚒𝚘 𝚕𝚎𝚎𝚛 𝚝𝚘𝚍𝚊 𝚕𝚊 𝚜𝚊𝚐𝚊 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚎𝚗𝚝𝚎𝚗𝚍𝚎𝚛 𝚞𝚗 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘.

❦︎𝚂𝚊𝚞𝚍𝚊𝚍𝚎𝚜❦︎
𝚗𝚘𝚜𝚝𝚊𝚕𝚐𝚒𝚊, 𝚊𝚗̃𝚘𝚛𝚊𝚗𝚣𝚊, 𝚊𝚗𝚑𝚎𝚕𝚘 𝚍𝚎 𝚊𝚕𝚐𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚞𝚗𝚌𝚊 𝚛𝚎𝚐𝚛𝚎𝚜𝚊𝚛𝚊́.

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Dicen que el amor ciega, que vuelve vulnerable como un ciervo entre leones, que te hace insignificante como una partícula de polvo, o asquerosamente ridículo. Muchos afirman que el amor solo se vive una vez; esa persona puede llegar en tu adolescencia, o tal vez en tu adultez, o probablemente solo llegues a cruzarte con ella como lo harías con cualquier otro ser sin importancia. Las personas que han amado, y han sido correspondidas, aseguran que la sensación es casi paradisíaca, por lo contrario, quién ha amado sin ser amado, sienten que fallecen en el alma, y aprenden -acostumbran- a convivir con esa sensación de vacío. Hay tres tipo de personas: los que creen firmemente en el amor, los que no tienen una pizca de esperanzas en él, y los que encuentran en sí una pelea continua de estas dos últimas opciones.

¿En cuál estoy yo? Firmes son mis sentimientos, firme es mi respuesta, y firme siempre lo será porque, y no se lo deseo a nadie, he vivido todas las caras del amor. He vivido el amor, y de él he tomado todo lo que ha tenido para ofrecerme... ¿Sabes lo qué es? Dolor, dolor, y una infinidad de veces la palabra dolor. El amor a mí no me ha deparado lo extraordinario que tanto presume, bien sí el dolor que esconde tras una película de falsedad que siempre ofrece a los correspondidos, a los incrédulos, o a los imbéciles que pueden tenerlo como si algo superior en ellos hubiera.

Si tuviera que describir, personalmente, lo qué es el amor, te diría necesidad. Necesidad que crea dependencia, que crea una adicción incontrolable de caricias y sonrisas, de miradas enamoradas y pieles rozando. Si compararan mi amor con un drogado y su amor por la droga, estarían igualando la grandeza del Everest con las colinas de los países bajos, lo mío es... Inigualable; o podría ser el mundo contra el universo.

El amor, el sucio amor que está en mí es inigualable, es uno que quema entrañas, que apuñala y congela, es una sensación de cosquilleo intenso que se vuelve fuego, y el fuego, sin avisar, me encinera hasta dejar cenizas que, extrañamente, arden de un rojo puro. Para mí, el amor es el ágape y el eros juntos, una mierda que duele de lo fuerte que golpea en el alma, porque si el ágape me dejó amar, el eros me dejó gozar. Ver una mirada de pasión, con una sonrisa enamorada, es todo lo que anhelo ahora delante mío, para mí eso, esa sensación que sabe a fracaso, dolor, arrepentimiento, deseo, necesidad, odio, resentimiento, coraje, celos, locura... Para mí, eso es el amor.

¿Me tocó la cara oscura del amor? Me tocó, y yo nunca hice nada para cambiarla. Me tocó y la abracé como si el tesoro más grande fuera, la pulí, la besé, y la adoré como si no fuera el más grande de los errores, como si el amor no me estuviera ofreciendo un pecado inocente; mi pecado, mío, mío, mío, uno que todavía crea tormentas en mi desierto, uno que aún late como un sano corazón, y fluye como sangre. Es irónico, porque ahora, siento que el amor nunca fue tan intenso.

Locura, porque pensé que podría seguir adelante como una persona normal con una decepción amorosa, pero no podemos llamarle decepción a las catástrofes, ni llamar estrella a una galaxia. El amor me volvió loco, me cegó, me dejó vulnerable, pero mi persona, esa que lucha con su orgullo enfermo porque aún te ama, cada día ríe desquiciado porque el rencor es más poderoso que el perdón, y yo, al que nunca le perdonaron daños aunque fuera inocente, en tu nombre nunca podré perdonar tampoco.

Sé que soy un monstruo, sé lo malditamente nauseabundo que me he convertido, sé que el amor por tí me ha transformado en una bestia. Soy una bestia que destila odio, que quiere encadenar con la persuasión y el sometimiento, que aborrece a su propia sangre porque, como juez de esta historia, lo condena y declara culpable.

Sé que desde tu lecho de muerte te retuerces horrorizado ante algo (yo) irreconocible. Prometí que, una vez consumido todo mi odio hacia quién borró tu sonrisa, iría contigo al infierno. Pero heme aquí dieciocho años después, dependiendo físicamente, como un imbécil, nuevamente de tu sangre. Porque lo que prometí destruir con mi odio indescriptible, se ha convertido en algo físicamente adictivo.
No me malinterpretes, amor, siempre serás tú porque, para mí, él es tú.

Sin embargo, cuando una bestia encuentra a otra bestia, es imposible no dejar rastros de lucha en el camino.

Y él, Park Jimin, a quien quiero consumir con odio y pasión, es una masoquista bestia creada a mi imagen y semejanza.

Si contigo supe lo que se siente el amor, por él sé lo que es odiar de verdad; si a ti te acaricié con pétalos de rosas, a él lo azotaré con el más duro cuero hasta verlo desangrarse; si en ti añoré una sonrisa, en él añoraré lágrimas; y si en ti siempre deseé vida, a él solo le deseo la muerte.

Tú mirada era mi perdición, la suya una tortura; tú eres mi historia de amor sin fin, él una historia con punto y final.

Tú mi amor, él una Bestia.

Mi Bestia.

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“𝐋𝐚𝐬 𝐛𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚𝐬 𝐨𝐝𝐢𝐚𝐧, 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧, 𝐬𝐨𝐧 𝐬𝐮𝐜𝐢𝐚𝐬. 𝐄𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐚𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐚𝐦𝐚𝐧, 𝐚𝐥 𝐦𝐞𝐧𝐨𝐬 𝐧𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬. 𝐁𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐚𝐧 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐚𝐪𝐮𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐚𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞”

                 —𝙰𝚏𝚏𝚕𝚒𝚌𝚝𝚒𝚘𝚗𝙻𝚞𝚜𝚝𝙻𝚘𝚟𝚎.

SAUDADE: Bestias | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora