ii. hogwarts

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ii.

CASSIE ESCUCHABA A SUS PADRES discutuir.

Desde la visita del abuelo Abraxas, no habían dejado de discutir; escuchaban gritos, cosas cayendose y a su madre llorar, ella y Draco habían aprendido por las malas a no meterse en las discusiones... Simplemente los escuchaban.

—No veo la hora de irme de aquí— susurró la chica a su perro, Sirio solo la miró—. Me gustaría largarme como mi tío Sirius, o mi tía Andy... Pero no tengo donde ir... Bueno, lo tengo... Pero Draco... No quiero dejarlo. No podría. 

La puerta de su habitación se abrió, y su madre la miraba intentando fingir una expresión de tranquilidad, pero Narcissa estaba devastada. 

— No podremos acompañarlos a la estación este año, cariño— dijo la mujer suavemente, agachandose a la altura de su hija, que estaba sentada en el frío suelo—. Tu padre debe ir a un almuerzo del Ministerio, y yo debo acompañarlo. Puedo decirle a los Parkinson, o a la señora Zabbini que los acompañe.

— Está bien, mamá. Podemos ir solos...¿Estás bien?

Narcissa acarició suavemente el cabello de Cassie, mirandola con cariño— Sí, cariño. Y aunque no lo estuviese, debería decir que sí. Nadie puede vernos mal. 

Cassie asintió y le dio una leve sonrisa a Narcissa. La mujer se levantó y miró al perro sin expresión alguna.

— Tu abuelo Abraxas querrá tener al perro. Necesita compañia. Nos vemos para Navidad, cariño. 

La adolescente vió como su madre salía y cerraba la puerta detrás de ella, con una mueca en la cara, ella también se levantó y termino de guardar sus cosas para ir a Hogwarts de una vez.

Veinte minutos después, ella y Draco estaban parados frente al expreso de color bordo, y el elfo que los había acompañado, desapareció. 

— ¿Estás bien, Draco?

— Sí... No veo la hora de llegar a Hogwarts. 

Cassie asintió, y le dió un suave apretón a Draco en la mano, su mellizo le dió una sonrisa triste, ambos se conocían demasiado bien, por ende, Cassie sabía que Draco estaba mal, él siempre había querido que Lucius le diese un poco más de atención, por eso siempre alardeaba, y Lucius solo asentía. Mientras que Narcissa lo felicitaba o simplemente callaba. Los días en la Mansión Malfoy eran tristes, y solitarios. Siempre lo habían sido. 

Ambos se sentaron en el mismo compartimiento de todos los años, era raro, Slytherin tenía una parte completamente privada en el tren, mientras que la gente de las demás casas podía estar donde quisiera, menos claro, la parte Slytherin.

A Cassie le gustaba dibujar, dibujaba todo lo que saliera de su muñeca, dejaba que su mano trabajase, luego ella veía como arreglarlo o mejorarlo. Aunque había veces que solo quería hacer rayones, y esas veces eran cuando estaba triste. Entonces la hoja del cuaderno estaba siendo completamente dibujada por rayones en todas partes, y ambos hermanos estaban en completo silencio.

BRAVE  ━━  H. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora