𝐈𝐈.

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No podía culparlos por haberse enamorado

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No podía culparlos por haberse enamorado. Simplemente no conseguía hacerlo, después de todo, al irme, dejé el camino libre para que alguien que realmente te quisiera, te hiciera completamente feliz, sólo no creí que ese alguien llegaría, para ocupar el lugar que, una vez, fue mío.

Sabía que tanto tú como Alex, tenían miedo de lastimarme, no querían que yo sufriera, podía verlo en sus ojos cuando me dijeron que estaban juntos, pero por más cuidadosos que hubieran sido al elegir las palabras correctas para decírmelo, era inevitable que una parte de mi corazón, se rompiera.

Recuerdo que logré fingir que no me había dolido en lo absoluto enterarme de su relación, aunque en realidad, eso estuviera matándome por dentro.

Lo único que quería hacer era salir corriendo de allí y lo hubiera hecho pero, entonces, mi actuación de segundos antes, habría sido en vano. Simplemente sonreí y los felicité, aunque el nudo en mi garganta, casi me delata.

 Simplemente sonreí y los felicité, aunque el nudo en mi garganta, casi me delata

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—Hola Manuel —me fue imposible no reconocer tu voz.

Me giré a tiempo de verte entrar en el "nuevo Fundom", que ahora estaba instalado en el sótano de la Residencia.

—Hola Bia —fue lo único que conseguí decir, tu sonrisa hizo que me congelara.

Era la primera vez que estábamos solos desde que llegué.

—Esto ha quedado increíble —dije, mientras admiraba cada rincón del lugar.

—La verdad es que sí —tu sonrisa se estampó en tu rostro, haciendo que me quedara hipnotizado observándote—, aunque llevó mucho trabajo que esto se vea así —ambos reímos y, por unos segundos, me perdí en tu rostro.

—Pero según recuerdo, nada es imposible para la gran Beatriz Urquiza —sonreíste pero, enseguida, tu expresión se volvió seria.

—Veo que España te ha hecho bien —simplemente me limité a asentir, no quería hablar sobre eso.

—¿Podemos no hablar sobre eso? —volviste tu mirada hacía mí, aún con la expresión seria ocupando tu rostro.

—¿Y sobre qué quieres hablar Manuel? —podía notar que estabas algo alterada, tu tono de voz me lo demostraba—. ¿Sobre lo bien que ha quedado el nuevo espacio BeU?

—Claro, me encantaría saber qué otras cosas han cambiado durante mi ausencia.

—Lo sabrías si no hubieras fingido que no existíamos.

—¿De qué estás hablando?

—¿En serio me lo estás preguntando? —quise responder, pero antes de que pudiera hacerlo, tú seguiste hablando—. Te fuiste tres años Manuel y nunca te molestaste en responder alguna de mis llamadas.

—Necesitaba alejarme, Bia.

—¿Pero era tan difícil responder un mensaje, y decirme que estabas bien?

—Ese es el problema —dije, comenzando a caminar por el lugar—, ¡No estaba bien! —mi voz aumentó su tono, haciendo que te asustaras.

—Ese no es motivo para ignorar a todos tus amigos, Manuel —tu voz estaba cargada de dolor—, podríamos haberte ayudado, si querías espacio, estar sólo un tiempo y aclarar tus ideas, te habríamos entendido —en ese momento, las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de ambos—. No puedes simplemente volver y pretender que nada pasó, que esa parte de la historia nunca sucedió, porque créeme, para mí no fue fácil superar que tal vez, tú ya no volverías.

—Pero lo hiciste —el nudo en mi garganta, casi no me permitía hablar.

—Así es, y Alex me ayudó muchísimo —escuchar eso, partió aún más mi corazón—, si no fuera por él, no sé qué sería de mí ahora —tus palabras lograban matarme cada vez más por dentro—. Necesité a alguien cuando descubrí quién era realmente mi hermana, estaba tan feliz y tan dolida al mismo tiempo, ella había regresado, aunque se había tardado demasiado —hiciste una breve pausa—, y luego se fue, me dejó de nuevo, así como tú ya lo habías hecho apenas unos días antes —tus lágrimas caían por tus mejillas y lo único que deseaba era acercarme a ti y abrazarte, pero parecía que mis pies se habían clavado al piso—. De no ser por Alex, jamás habría salido del pozo al que había caído.

—Amor, Chiara me di... —la frase de Alex se evaporó en el aire al entrar en dónde estábamos y notar la tensión que había en el ambiente, te vi secar rápidamente tus lágrimas, pero él ya se había dado cuenta de que algo pasaba—. ¿Está todo bien? —se acercó a ti, mientras enlazaba su brazo por tu cintura.

—Por supuesto, sólo conversábamos —su mirada se desvió, fijando su atención en mí. Solamente sonreí.

Sus ojos volvieron a los tuyos, y no pude dejar de notar la complicidad entre ustedes, era igual a la que teníamos, pero eso era algo, que ya tampoco volvería.

—Ya tengo que irme —dije y, sin esperar respuesta de ninguno, salí de allí.

Debí haberte dicho en ese momento que todavía te amaba, que seguías siendo la dueña de mi corazón y que siempre lo serías, debí decirte que nunca conseguiría olvidarte, pero, de nuevo, no lo hice.

No te lo dije.

•••••

AUTHOR'S NOTE¡!

Holaa, bueno, aquí el segundo capítulo de ésta historia, ah. Iba a subirlo ayer, pero no estaba terminado y tenía varios trabajos que hacer entonces se me hizo imposible. Bueno, ¿qué les pareció el capítulo?

𝐔𝐍𝐒𝐀𝐈𝐃 𝐘𝐎𝐔; 𝖻𝗂𝗇𝗎𝖾𝗅 ─── (SHORT STORY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora