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Me gustaba mucho la compañía de Valentín, que hubiera alguien hablando conmigo mientras yo hacía el almuerzo. Era un poco deprimente simplemente cocinar en silencio. Hacer el almuerzo de por sí es aburrido, más si no está nadie contigo.

Me gustaba el interés de Valentín, sus ansias porque el almuerzo estuviera listo para subir entonces al estudio y ver mis pinturas.

Me gustaba tal vez que estuviese allí pendiente.

Pero temía de confundirme un tanto. ¿Me gustaba Valentín o me gustaba su compañía?

Me gustaba su compañía.

Edgar estaba muy pocas veces en casa, y cuando estaba me dedicaba una sonrisa, pero no estaba tan pendiente de mi.

—Ya está. ¿Comemos primero? —Pregunté.

—Estoy demasiado ansioso como para comer. —Dijo y reímos.

—Mis pinturas igualmente no son para tanto. —Dije ya nerviosa.

—Todas las pinturas son "para tanto". —Dijo provocando que una sonrisa aparezca en mi rostro.

—Está bien.. —Musité mirándolo fijamente.

Luego de haber limpiado mis manos subí las escaleras y fui directo al estudio.

—Es mi lugar favorito. —Le dije a Valentín.

Él sonrió y asintió.

Abrí la puerta dejando ver el salón con un espacio extenso. Las paredes eran de color azul pastel, las cuáles estaban decorados por mis cuadros, desde los más feos hasta los más lindos. Habían muchos cuadros también arrinconados en una esquina, los cuáles en su momento solo terminaron siendo un intento.

En la mitad estaba el caballete, y aún lado en una caja de metal oxidada todas mis herramientas de trabajo. Tenía muchas pinturas, de agua, de aceite, óleo o simples témperas.

Las muchas ventanas que habían permitían que la luz bañara el lugar, aunque las cortinas desacomodadas hacían que la luz pareciera garabatear la sala como un lienzo.

—Es un muy bonito lugar para pintar. —Dijo Valentín.

Asentí con la cabeza antes de dejarlo pasar y entrar yo luego de él.

La mayoría de las ventanas dejaban una gran vista, por lo que cada ventana tenía un paisaje que yo había dibujado ya.

Aunque yo no era muy fan de los paisajes, habían días que no tenía inspiración y simplemente me dejaba llevar por lo que mis ojos podían ver.

Él se quedó mirando todo. Algunas eran simples frutas, otros venían más a mi mente, como por ejemplo el del ángel caído.

—¿Y éste de donde salió? —Preguntó viendo el cuadro que recién menté.

—Lo soñé. —Dije y él asintió con la cabeza. —Se ve que tenés un don.

Sonreí a boca cerrada ante su elogio.

—¿Cuál es tu proyecto actual? —Preguntó.

—Ah.. no tengo uno ahora mismo, pero planeaba venir a sentarme aquí y dejar que mi imaginación me lo dijera. —Dije alzando los hombros mientras apretaba mis labios entre sí.

—Bueno, ¿está bien si traigo una silla mientras lo haces?

Edgar nunca había sido tan atento.








Perdón si se les hace larga, a mi me encanta<3

Way ; WOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora