No me llames amor, a menos que realmente lo sientas

Psicología

2017 empezó siendo tranquilamente el peor año de mi vida. Para empezar Carlos y yo no hablábamos, lo extrañaba todo el tiempo; y sinceramente, esto me tenía muy triste todo el tiempo. Intentaba distraerme con mis amigas, pero cuando pensé que nada podía empeorar, empeoró.

Conocí a Viviana cuando tenía 8 años, las dos estudiábamos en el mismo colegio y en el año 2008 por primera vez nos tocó en el mismo. Pasaron los años y nuestra amistad seguía creciendo; llegó un punto en el que realmente era considerada parte de mi familia, se llevaba super bien con mi hermano y se quedaba a dormir por lo menos 1 vez al mes. Cuando nos graduamos las dos decidimos ir a la misma Universidad y como ya no habían cupos en Psicología decidí inscribirme en Administración de Empresas, carrera que ella estudiaría.

Eramos inseparables, pasábamos todo el tiempo juntas en la universidad, ya que teníamos el mismo horario; hicimos amigas, pero todos sabían que veníamos en paquete. Todo estaba increíble, hasta que comenzó a salir con uno de los chicos del grupo. Yo estaba demasiado feliz por ella, el también me caía super bien y nunca la había visto tan enamorada; el problema era que estaban todo el tiempo muy melosos e incomodaban a las personas, tanto así que los dejaron de invitar a lugares. Y luego, la cosa empeoro.

Ella paraba desaparecida, cancelaba planes con distintas personas por estar con él y cuando por fin venia a algún plan, iba con el: no se podían despegar el uno del otro. Mi grupo de amigas hizo una junta antes de iniciar clases, todas estudiaban Administración de Empresas y yo era la única que estudiaba Psicología, por fin había logrado cambiarme de carrera. Viviana había cancelado una vez mas y todas estaban muy molestas, parecía otra persona.

Fueron 5 minutos los que hablamos de Viviana y de William, fueron 5 minutos los que hablamos de su relación, solo cinco. De esos 5 minutos yo hable 10 segundos: dije que me molestaba que cancelara los planes, la extrañaba. No volví a decir nada mas, no me parecía correcto hablar de ella a sus espaldas. Sin embargo, una de las chicas que estuvo en la reunión fue y le contó a Viviana todo lo que hablamos esa noche; cuando ella preguntó quien había dicho todo eso, ella atinó a decir que había sido yo. Claro que yo me enteré de esto mucho después, pero en ese momento yo no tenía idea de lo que acababa de pasar y mucho menos sabía por Viviana se alejó y empezó a hablar mal de mi.

En 2015 perdí a Julian, en 2016 a Carlos y como si faltara algo más, en 2017 perdí a Viviana. Como yo me acababa de cambiar de carrera, no conocía a nadie, no conversaba con nadie, nunca me había sentido tan sola en toda mi vida. Esa primera semana no almorcé, no quería sentarme sola en la cafetería; me iba en mis huecos a la biblioteca, me ponía mis audífonos y leía hasta que tuviera clases de nuevo. Decir que estaba hecha mierda es poco, consideré retirarme de la universidad, no soportaba un día más sintiéndome así. Estos pensamientos ocurrieron un domingo, al finalizar mi primera semana en Psicología; y cuando pensé que todo estaba perdido, que se me iban a secar los ojos de tanto llorar, apareció ella.

Se preguntaran: ¿donde esta Lucero? ¿Ella no estudiaba Psicología? Y claro, esas fueron las dos preguntas que me hice cuando no la vi en clases. Yo había visto la lista de alumnos en todos mis cursos con anticipación, y ella estaba en absolutamente todos conmigo. Le hablé el domingo antes de iniciar clases para contarle que estábamos juntas en los 5 cursos, pero me contó que estaba de viaje y que faltaría a la primera semana. Y creo que esto fue de vital importancia, esa semana de mierda fue lo que me hizo valorar su amistad desde el segundo uno; jamás volvería a sentirme sola, y esto iba a ser gracias a ella.

Mi primera clase del lunes era a las 11:00 am, estaba totalmente cansada, y como era ya de costumbre estaba emocionalmente hasta el culo. Como no tenia amigos ni alguien con quien hablar, tenia los audífonos puestos a todo volumen; estaba totalmente distraída cuando en eso siento que me tocan el hombro, me volteo confundida, no conocía a nadie en el salón, ¿quien quería hablar conmigo? Y en eso la veo, la veo y no lo creo: Lucero. Yo sabía que era preciosa, pero no recordaba hasta que punto.